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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Por supuesto que se puede

La eliminación del 'apartheid sanitario' pondrá fin a una de las peores indecencias políticas de los últimos años

Foto: © UNHCR/A.Rodríguez, July-October 2007

“Es una falacia decir que excluir a los inmigrantes beneficia al sistema”. Con estas doce palabras, la nueva ministra de Sanidad Carmen Montón se dispone a volatilizar una de las medidas políticas más regresivas de los últimos años, la que en 2012 excluyó a los inmigrantes irregulares del pleno acceso a la sanidad. Desde entonces, nuestro blog ha hecho de este asunto causa de guerra. Creo que pocas medidas ilustran mejor la indecencia de unas decisiones que cargaron contra aquellos que estaban en la situación más vulnerable y que menos podían hacer por defenderse. Las consecuencias de esta decisión se cuentan por muertes y sufrimiento, de los que no parece que nadie vaya a responder.

El Real Decreto 16/2012 no solo derogaba de facto la universalidad del derecho a la salud en nuestro país, sino que lo hacía en ausencia de cualquier estudio serio que lo justificase económica o sanitariamente. La aquiescencia cómplice de Ciudadanos con esta decisión del Partido Popular marcó para mí un antes y un después con respecto a este partido, que ha seguido creciendo después electoralmente sobre una concepción territorial de los derechos fundamentales. Exactamente la misma que vemos con claridad en el nacionalismo xenófobo catalán.

El hecho de que hoy vayamos a ver revertida esta aberración ética es el resultado de la dignidad y testarudez de ciertos partidos y de muchas organizaciones que han mantenido viva su causa durante más de seis años. De miles de profesionales sanitarios y de algunas comunidades autónomas y ayuntamientos que han objetado de manera más o menos formal a la aplicación de una norma que consideraban injusta. De la creatividad desplegada por expertos y analistas para generar alternativas a la eliminación de un derecho.

Lamentablemente, comprobaremos con este caso que es mucho más fácil destruir que construir. La aprobación del ‘apartheid sanitario’ abrió un debate donde no lo había y no van a faltar las voces que se opongan a la reintroducción de este derecho. Carnaza para tertulianos. Pero a mí me ilusiona pensar que, en esta Europa de xenófobos, racistas y tarados, España demuestra que se puede. Por supuesto que se puede.

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