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Objetivo: Planificación familiar para todas

En Zanzíbar, acceder a anticonceptivos es un problema para las mujeres solteras porque está mal visto tener sexo antes del matrimonio. Interrumpir el embarazo es ilegal así que, ante uno no deseado, la solución es casarse o arriesgarse a morir con un aborto clandestino

La enfermera Hifadhi lleva 35 años atendiendo a los vecinos en Uroa, un pueblo pesquero en el Este de la isla de Unguja, la mayor del archipiélago zanzibarino. "Hay dos perfiles de usuarias de anticonceptivos: unas son las casadas y las viudas que se ven con alguien y quieren evitar tener más hijos; ellas sí los piden. Las jóvenes sin casar no los usan, nunca vienen por aquí. Tienen miedo a acercarse porque todo el mundo en el pueblo se conoce y van a acabar sabiendo que si alguna está embarazada o si toma anticonceptivos sin estar casada", cuenta. En la imagen, Hifadhi pone una inyección anticonceptiva a una paciente.Lola Hierro
"El problema de los abortos es que provocan infecciones y la muerte, sangran mucho cuando lo hacen en casa, eso he oído", dice Zuhena, de 47 años y de Uroa. Como todas las vecinas consultadas en el centro de salud, sus respuestas se vuelven vagas cuando se trata de abordar el asunto del aborto, que es ilegal salvo cuando la vida de la madre corre peligro.Lola Hierro
Otra de las dificultades que encuentran las mujeres que quieren usar anticonceptivos es que, si su familia es tradicional, deben contar con el permiso del marido, que no siempre está de acuerdo. En esos casos muchas optan por tomarlos en secreto. Los parches subcutáneos y las inyecciones trimestrales son, por discretos, los más populares.Lola Hierro
Los anticonceptivos como preservativos o la píldora se dispensan en farmacias y en hospitales públicos y privados, pero no siempre llegan a la población femenina. Organizaciones no gubernamentales como Engender Health o Marie Stopes se dedican a organizar reuniones en pueblos para proporcionar información sobre planificación familiar. En la imagen, un cartel en idioma suajili anuncia una reunión en el centro de salud de Uroa.Lola Hierro
Asia Omar, de 30 años y tres hijos, no realizó ningún tipo de planificación familiar hasta que estuvo casada. La mayoría de las participantes ve los anticonceptivos como una herramienta para espaciar el número de hijos, según las encuestas realizadas por la ONG Marie Stopes.Lola Hierro
Las mujeres abortan valiéndose de los métodos más variados y con nefastas consecuencias para su salud. Recurren a matronas, a médicos tradicionales, a clínicas clandestinas y, la mayoría de ocasiones, se lo hacen ellas mismas en casa para evitarse pagar a alguien. Las investigaciones de Marie Stopes revelan que el coste ronda los 45 dólares en un país donde la renta media per cápita es de 600 dólares anuales. En la imagen, la camilla de ginecología del centro de salud de Uroa.Lola Hierro
Interrumpir el embarazo a escondidas supone poner en peligro la vida, pero las mujeres, especialmente las adolescentes, prefieren enfrentarse a esa posibilidad antes que las consecuencias de tener un hijo siendo solteras. Son consideradas una desgracia para la familia y el embarazo se percibe como algo que arruina su vida y su futuro, incluida la posibilidad de elegir marido (...). Con frecuencia son expulsadas del colegio o del hogar.Lola Hierro
El aborto es una de las principales causas de ingreso en el hospital público Mnazi Mmoja de Stonetown, la capital zanzibarina pero, como no es legal, es difícil establecer cuántos de los casos admitidos se deben a causas espontáneas y cuántos fueron inducidos clandestinamente". En la imagen, la entrada a la maternidad del hospital.Lola Hierro
Dos enfermeras del área de obstetricia y ginecología del hospital Mnazi Mmoja charlan. Menos de la mitad de las mujeres en estado que llegan a esta consulta querrían no tener al bebé. Muchas llegan por complicaciones derivadas del aborto, unas ocho o diez por día. Un vistazo al libro de registros revela que en las primeras tres semanas del mes en curso ingresaron 115 pacientes por esta causa.Lola Hierro
En la sala de evacuación del Mnazi Mmoja, dos enfermeras y un anestesista están preparando a una paciente para hacerle un legrado después de haber interrumpido su gestación. Es el día a día del hospital. Las enfermeras del centro reconocen que las mujeres que abortan llegan al hospital cuando ya han perdido al niño y generalmente es difícil saber si el aborto fue espontáneo o provocado.Lola Hierro
Muestras de algunos métodos anticonceptivos dispensados en el hospital Mnazi Mmoja.
Las complicaciones por haberse sometido a un aborto clandestino pueden llegar a la muerte. De hecho, Unicef estima que la tasa anual de mortalidad materna es de 450 gestantes por cada 100.000 nacidos vivos —en España es de seis— y que el 16% de ellas se debe a un aborto inseguro, pero muchas ocurren comunidades alejadas y no se notifican. En la imagen, la enfermera Rukia Mohamed observa la sala de ingreso de la unidad de obstetricia del Mnazi Mmoja.Lola Hierro
Las principales causas de mortalidad materna son: hemorragia posparto (42%), eclampsia o trastorno hipertensivo del embarazo (19%), anemia grave (11%), rotura del útero (7%) y sepsis (5%). En la imagen, una paciente del hospital Mnazi Mmoja.Lola Hierro
Khadija, de 35 años, y embarazada de siete meses y medio de su cuarto hijo, está ingresada en el hospital porque su útero amenaza con desprenderse. Ella asegura que sí toma precauciones: "el calendario", dice con despreocupación. Esto es, simplemente, calcular en qué fecha una es fértil o no lo es, un método muy poco fiable, igual que la marcha atrás, sobre la que la enfermera Rukia asegura que también se encuentra mujeres adultas que creen que funciona.Lola Hierro
Khadija, de 22 años y estudiante universitaria, visita la maternidad del hospital de Mnazi Mmoja. Su mejor amiga de la facultad está embarazada de algo menos de tres meses y está preocupada por ella porque se plantea abortar, pese al riesgo que ello conlleva. Se encuentra entre la espada y la pared.Lola Hierro