El ministro que es a la vez Judas y Cristo

Los recortes de Rousseff en Brasil hacen del ministro de Economía diana de las críticas

En Brasil hay una exageración de ministros: 39. Pero es Joaquim Levy, el todopoderoso titular de Economía y el encargado de pilotar el plan de recortes presupuestarios del Gobierno de Dilma Rousseff, el que acapara los titulares y los adjetivos. La directora del FMI, Christine Lagarde, le alabó recientemente en Río. Pero varios miembros relevantes del Partido de los Trabajadores (PT), la formación de Rousseff y Lula (aunque no de Levy), cargan contra él acusándole de llevar el país al abismo económico. Tanto que Rousseff, en una reciente entrevista, para apartarle del fuego amigo de su propio ...

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En Brasil hay una exageración de ministros: 39. Pero es Joaquim Levy, el todopoderoso titular de Economía y el encargado de pilotar el plan de recortes presupuestarios del Gobierno de Dilma Rousseff, el que acapara los titulares y los adjetivos. La directora del FMI, Christine Lagarde, le alabó recientemente en Río. Pero varios miembros relevantes del Partido de los Trabajadores (PT), la formación de Rousseff y Lula (aunque no de Levy), cargan contra él acusándole de llevar el país al abismo económico. Tanto que Rousseff, en una reciente entrevista, para apartarle del fuego amigo de su propio partido, aseguró: “Levy no puede ser el Judas al que todo el mundo culpa”. Un día después, el vicepresidente del Gobierno, Michel Temer, elevó la apuesta: “No es Judas. Es Cristo, el que lo hace todo posible”.

En el fondo, lo que late debajo de toda esta polémica, encarnada en la omnipresente figura de Levy, es el giro táctico y económico que Rousseff inició cinco minutos después de tomar posesión de su mandato el 1 de enero, aplicando medidas restrictivas en el presupuesto, nunca anunciadas en la campaña electoral y tampoco llevadas a cabo durante su primera legislatura. De ahí que haya sectores del PT —y de los sindicatos, incluido el que lideró durante tantos años Lula— que critiquen a Rousseff por, según ellos, haber traicionado los cimientos ideológicos de la formación. Desde el otro lado, la mayoría de expertos y economistas coinciden en que el circunspecto Levy, experto en contener el gasto, es el único capaz de tranquilizar a los suspicaces mercados internacionales para que no desconfíen aún más de Brasil. O sea: Judas y Cristo a la vez.

El ministro, consciente de la polarización que suscita su figura, el pasado miércoles, en la presentación de un ambicioso plan de infraestructuras —con capital privado— que incluye miles de kilómetros de carreteras y vías férreas, aseguró: “Ni Jesús ni Judas. Hoy es el turno de San Cristóbal, que es el patrón de los transportes”.

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