¿Un método pedagógico?

Como en los sueños, aquí dentro suceden cosas extraordinarias que los soñantes viven con una sencillez fuera de lo común

Hicham Benohoud

La fotografía pertenece a una serie titulada El aula, así que lo normal es que veamos lo que vemos: un grupo de estudiantes ejercitándose en la escritura o en la aritmética, en este caso con un grado de dedicación sugestivo. Todo bastante previsible, la verdad. Lo inaudito es que sobre las mesas apoyadas en el suelo haya un segundo piso y, sobre este, haciendo equilibrios, un pupitre en el que trabajan con enorme naturalidad dos jóvenes. La imagen posee una atmósfera realista, si bien se trata de una realidad un poco extravagante. Significa que, como en los sueños, aquí dentro suceden...

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La fotografía pertenece a una serie titulada El aula, así que lo normal es que veamos lo que vemos: un grupo de estudiantes ejercitándose en la escritura o en la aritmética, en este caso con un grado de dedicación sugestivo. Todo bastante previsible, la verdad. Lo inaudito es que sobre las mesas apoyadas en el suelo haya un segundo piso y, sobre este, haciendo equilibrios, un pupitre en el que trabajan con enorme naturalidad dos jóvenes. La imagen posee una atmósfera realista, si bien se trata de una realidad un poco extravagante. Significa que, como en los sueños, aquí dentro suceden cosas extraordinarias que los soñantes viven con una sencillez fuera de lo común. Se los imagina uno al despertar:

–He soñado que hacíamos los deberes cerca de la lámpara.

Como no nos parece que esta arquitectura peligrosamente piramidal sea una respuesta a la falta de espacio, y en ausencia de otras explicaciones, tenemos, una vez más, que buscarnos la vida. Ahora bien, que nos la busquemos no quiere decir que la hallemos. Y esto es lo que nos sucede aquí, que no tenemos ni idea de lo que pasa, ni siquiera de lo que nos pasa al asomarnos a la imagen. Está la turbación, de acuerdo, sí: nos desconcierta, nos confunde, incluso nos deslumbra, pero nos deja mudos, impotentes, nos inhabilita para ir más allá de la mera descripción de lo que ven los ojos. ¿Se tratará quizá de un método pedagógico? Y de ser así, ¿con qué criterio se selecciona a los alumnos de las alturas? ¿Serán los mejores, los peores, los que todavía se hacen pis en la cama? Todo son preguntas.

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