EL ACENTO

Contra el rumor, transparencia

El Gobierno colombiano y las FARC hacen públicas las actas de la negociación

marcos balfagón

Quieres transparencia? Toma tres actas”. Parafraseando el refrán del arroz y las tazas, el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC han salido al paso de los rumores extendidos por la oposición colombiana sobre las conversaciones de paz que el Ejecutivo de Juan Manuel Santos y el movimiento armado en activo más antiguo de Latinoamérica mantienen en La Habana. Tras dos años de negociaciones, ambas partes han decidido difundir los borradores completos de los tres puntos de acuerdo alcanzados hasta ahora, que corresponden a la participación política de las FARC, la estrategia contra la drog...

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Quieres transparencia? Toma tres actas”. Parafraseando el refrán del arroz y las tazas, el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC han salido al paso de los rumores extendidos por la oposición colombiana sobre las conversaciones de paz que el Ejecutivo de Juan Manuel Santos y el movimiento armado en activo más antiguo de Latinoamérica mantienen en La Habana. Tras dos años de negociaciones, ambas partes han decidido difundir los borradores completos de los tres puntos de acuerdo alcanzados hasta ahora, que corresponden a la participación política de las FARC, la estrategia contra la droga y la reforma agraria. Dado que la negociación completa consta de un total de cinco apartados, la publicación de los borradores —cuando todavía no se ha culminado un acuerdo total— es un hecho sin precedentes en unas conversaciones de semejante envergadura. No hay que olvidar que Gobierno y guerrilla están sentados nada menos que con el propósito de acabar con 50 años de conflicto armado.

En la publicación de los borradores ha jugado un importante papel el lado oscuro de la política y, por qué no, de la misma naturaleza humana. El anuncio del comienzo de las conversaciones de paz convulsionó no solo a Colombia sino a América Latina porque por primera vez se vislumbraba la oportunidad de acabar con esta vieja guerra que, además, tiene importantes derivadas en un problema crucial como el narcotráfico. Pero también desde el primer momento el proceso se convirtió en rehén del juego político interno. Sectores militares y otros próximos al predecesor de Santos en la presidencia, Álvaro Uribe, comenzaron a insistir en que lo que se hablaba en un hotel de La Habana no correspondía a lo anunciado públicamente. Según ellos, existía una agenda oculta concertada a espaldas a los colombianos.

Toda negociación de este tipo es, por su propia naturaleza, reservada. La transparencia exige que una vez alcanzado el acuerdo se revele todo el proceso. Santos ha decidido dar un paso más allá y abrir las puertas antes de que se diga la última palabra. Es otra guerra en Colombia: la guerra contra el rumor.

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