Por desgracia, no es ficción

Mi sincera felicitación al autor del reportaje ‘Jóvenes a la espera’, del 21 de abril, por el interesante tema y la belleza formal del texto –casi poética en algunos párrafos–, y que inevitablemente hace sentir amargas emociones y sentimientos… Como si, salvando las distancias, se estuviera leyendo ‘Los miserables’, de Victor Hugo, u otra obra decimonónica sobre la sociedad decadente. Pero el reportaje, por desgracia, no es ficción. Sus datos son escandalosamente reales y patéticos. El 55% de paro juvenil, la ausencia de un futuro optimista y la forzosa necesidad de la ‘movilidad exterior’ com...

Mi sincera felicitación al autor del reportaje ‘Jóvenes a la espera’, del 21 de abril, por el interesante tema y la belleza formal del texto –casi poética en algunos párrafos–, y que inevitablemente hace sentir amargas emociones y sentimientos… Como si, salvando las distancias, se estuviera leyendo ‘Los miserables’, de Victor Hugo, u otra obra decimonónica sobre la sociedad decadente. Pero el reportaje, por desgracia, no es ficción. Sus datos son escandalosamente reales y patéticos. El 55% de paro juvenil, la ausencia de un futuro optimista y la forzosa necesidad de la ‘movilidad exterior’ como única solución factible, dejan poco margen a la poesía y a la esperanza. El libro que dice estar leyendo uno de los jóvenes desempleados difícilmente puede ser más oportuno y apropiado: ‘Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano…’. ¿O no?