Cartas al director

Jóvenes investigadores

Se celebra el 60º aniversario del descubrimiento de la doble hélice del ADN y, aunque uno lo supiera, vuelve a llamar la atención que Watson tenía 25 años, los mismos que Einstein cuando dio con la teoría de la relatividad; o a los que Newton ya había encontrado gran parte de sus hallazgos, o a los que Welles hizo Ciudadano Kane.

A los 25 años, un investigador español, independientemente de lo bueno que sea, en el mejor de los casos y siguiendo los requisitos de la regulación al pie de la letra puede esperar un futuro de unos 10 años de mileurismo en supuesta formación investig...

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Se celebra el 60º aniversario del descubrimiento de la doble hélice del ADN y, aunque uno lo supiera, vuelve a llamar la atención que Watson tenía 25 años, los mismos que Einstein cuando dio con la teoría de la relatividad; o a los que Newton ya había encontrado gran parte de sus hallazgos, o a los que Welles hizo Ciudadano Kane.

A los 25 años, un investigador español, independientemente de lo bueno que sea, en el mejor de los casos y siguiendo los requisitos de la regulación al pie de la letra puede esperar un futuro de unos 10 años de mileurismo en supuesta formación investigadora, disfrazada con distintas etiquetas institucionales de supuesta ascensión a una madurez cada vez más tardía, en la que muchos puede que tengan que cambiar de carrera.

Los watsons o einsteins son excepcionales, pero un mercado laboral que, salvo en el deporte, no da visibilidad ni reconoce la inmensa cantidad de jóvenes dispuestos a dar lo mejor de sí mismos, es un mercado laboral enfermo.— Luis Ibáñez Garzaran.

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