Tribuna

La escuela pública como cuestión democrática

Si queremos solventar el problema de la segregación escolar, mejorar la calidad del sistema y no dejar a nadie atrás tenemos que ir extinguiendo los conciertos.

Entrada a un colegio de Madrid.ZIPI (EFE)
Pedro González De Molina Cynthia Martínez-Garrido

Vivimos en un momento en el que el acceso a la información ha cambiado de manera fascinante. Gracias a internet y los dispositivos móviles la obtención de la información se plantea de forma fácil, rápida y en la mayoría de las ocasiones sin coste. La gran cantidad de recursos disponibles, desde artículos, vídeos, informes completos facilita que podamos estar actualizados en todo momento. Desgraciadamente, la velocidad a la que se edita y difunde cualquier texto publicado no permite, a veces, reflexionar sobre las ideas o incluso promueve la aparición de bulos.

Quizá por ello sea más que...

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Vivimos en un momento en el que el acceso a la información ha cambiado de manera fascinante. Gracias a internet y los dispositivos móviles la obtención de la información se plantea de forma fácil, rápida y en la mayoría de las ocasiones sin coste. La gran cantidad de recursos disponibles, desde artículos, vídeos, informes completos facilita que podamos estar actualizados en todo momento. Desgraciadamente, la velocidad a la que se edita y difunde cualquier texto publicado no permite, a veces, reflexionar sobre las ideas o incluso promueve la aparición de bulos.

Quizá por ello sea más que necesario que nunca la escritura de este artículo, para llamar la atención acerca de un elemento que en los últimos días, a partir del informe Por una escuela concertada inclusiva publicado por Save the Children, parece haberse puesto no sabemos si en cuestión pero sí se ha jugado con ello, la relevancia de que la educación en este país sea pública.

El artículo 27 de la Constitución de 1978 establece el derecho de todos a una educación y no cabe alternativa posible a que el carácter de esta sea público para que se alcance este compromiso social. Ha sido gracias a la educación pública que desde los años ochenta España ha alcanzado niveles de alfabetización cercanos al 100% (Unesco, 2005). La escuela pública es la única que asegura de manera plena una educación gratuita, equitativa, laica, innovadora e inclusiva, promoviendo la igualdad real entre hombres y mujeres. Informes como el recientemente publicado por Save the Children empieza argumentando que es gracias a la escuela privada-concertada que se logran los mejores sistemas educativos en términos de equidad y excelencia académica, o que los gastos asociados a cuotas, uniformidad y otros gastos asociados a la escuela concertada son lo que ellos denominan como “moderados”, o hasta que es gracias a la escuela concertada que se han logrado alcanzar pactos políticos. Este tipo de argumentaciones necesitan ser rebatidas para garantizar que, como decíamos al inicio, se esté dando una información completa y ajustada a la realidad a los lectores, donde quiera que estén.

La Escuela concertada-privada es históricamente el refugio de las clases medias en España. Ésta se permitió bajo dos argumentos, la necesidad en el proceso de construcción del Estado del Bienestar de centros educativos que el Estado no era capaz de proveer con suficiente rapidez para poder escolarizar a todo el alumnado, y la aprobación del artículo 27 donde se consagra la libertad de creación de centros educativos acordes a la ley y se garantiza la educación religiosa y moral asistida por el Estado. Bajo esta premisa de la “libertad de elección” de las familias de un tipo de enseñanza religiosa han ido creciendo distintos centros educativos que han recibido conciertos económicos y han suplido las carencias de la construcción del Estado del Bienestar por parte de los diversos gobiernos. Sin embargo, de ser una enseñanza subsidiaria a la educaciónpública, se convirtió en una competidora formidable, sobre todo durante el gobierno de Mariano Rajoy y gracias a la aprobación de la LOMCE.

Los gobiernos populares han ido construyendo un proyecto de sociedad neoliberal y clasista a través de su ley educativa, y el apoyo descarado a la escuela concertada-privada. Esto ha tenido varios efectos, cómo la multiplicación de la segregación escolar, un aumento de la financiación de la escuela concertada-privada a costa de la escuela pública, el aumento del negocio privado de la educación mercadeando con un derecho humano, además de consecuencias sociales no menores.

El propio Felipe González, en un mitin en 2011, afirmó que uno de los errores que cometió durante su etapa en La Moncloa fue mantener los conciertos educativos para centros de titularidad privada, apostando porque quien quisiese la escuela privada se la pagase de su bolsillo y acusaba a esta de segregar “niñas y niños, inmigrantes y no sé qué, ricos y pobres” entre centros públicos y concertados.

Este es el punto central del asunto. La escuela concertada-privada segrega al alumnado por origen nacional, por clase social y/o por ser de necesidades educativas especiales. Incluso hubo algunas Escuelas que segregaban por sexo durante la vigencia de la LOMCE, y que están en proceso de desaparecer. El propio informe de Save the Children afirma justo esto, la escuela concertada segrega, pero su solución no es “vigilar y castigar”, o reducir el peso del sistema de conciertos, sino tratar de volver inclusivas a dichas Escuelas a base de dotarlas de un mejor concierto para que estas no segreguen.

En el fondo es pedir a la escuela concertada-privada que no se comporte como tal. Es cierto que hay algunas cooperativas de docentes y alguna orden religiosa que acoge a alumnado vulnerable, pero el 85% pone trabas a su matriculación que han sido documentadas en diversos estudios e informes. El propio informe reconoce, igual que el de Esade, que dichas escuelas cobran servicios y cuotas ilegales y que con ese mecanismo segregan al alumnado, como ponen algunos baremos para excluir al alumnado considerado indeseable, que se matricula en la educación pública.

Uno de los motivos por el cuál los padres y las madres matriculan a sus hijos e hijas en la escuela concertada-privada es por el interés que tienen en acumular capital social, con los compañeros/as de pupitre de sus hijos/as que les pueda ayudar en el futuro, y no sentarles al lado de alumnado considerado indeseable (de clase social baja, inmigrantes de países no europeos, gitanos, etc) que puedan ser malas influencias o potencialmente disruptivos, pudiendo bajar la calidad de la enseñanza.

También suele argumentarse que la calidad de la enseñanza concertada-privada es mejor que en la pública, sin embargo todo los estudios afirman que una vez controlada la variable clase social los resultados son similares, además de que los procesos de selección de personal en la enseñanza privada son más que deficientes en comparación con la pública. En la enseñanza pública se obtienen la mayoría de premios de bachillerato y no se inflan las notas, como sí ocurre en la enseñanza privada y concertada al tener una disparidad de media de dos puntos respecto a la nota que se obtiene en la EBAU. El profesor José Saturnino Martínez García (Universidad de La Laguna) es claro en esto: «Según PISA lo único que hacen mejor las escuelas concertadas y privadas en España es seleccionar socialmente a su alumnado».

El Informe de Save the Children se preocupa de sobremanera de cómo crear el caldo de cultivo para que la escuela concertada-privada sea mejor vista socialmente, y ésta cumpla con la Constitución española y la LOMLOE apostando por la inclusión a través de la mejora de su financiación, para que ésta no utilice triquiñuelas ilegales y cobre cuotas ilegales para excluir al alumnado indeseable. Sin embargo, si queremos solventar el problema de la segregación escolar, mejorar la calidad del sistema en su conjunto, a la vez que logramos no dejar a nadie atrás a través de la inclusión y la compensación educativa tenemos que hacer justo lo contrario a lo dicho por el informe de Save the Children: ir extinguiendo los conciertos. El gobierno de Navarra va en esa dirección en su acuerdo de coalición entre los diversos actores que lo conforman, por lo que es un tema de voluntad política.

La segregación escolar que fomentan las escuelas concertadas-privadas son un disolvente de nuestra sociedad democrática, que va corroyendo la experiencia democrática compartida entre los estudiantes de nuestro sistema educativo que van a lograr que no sean capaces de reconocerse y de ver que existen desigualdades que hay que combatir, y los que más tienen sientan empatía por aquellos que nacieron en situaciones más precarias. Si no nos tomamos en serio luchar contra la segregación escolar y contra las escuelas que segregan con fondos públicos habremos perdido una batalla muy importante, la batalla por la democracia y por una sociedad cohesionada, que nos aleje a través de la justicia social y la igualdad de oportunidades de la “sociedad dividida” de la que nos advertía José Félix Tezanos. El sistema educativo debe garantizar una educaciónde calidad, la transmisión de la mejor cultura, la educaciónen valores democráticos y de los Derechos Humanos, a la vez que permita oportunidades de huir de los destinos sociales, y la única escuela que garantiza esto es la escuela pública. Ésta batalla cultural hay que darla, nos va la democracia en ello.


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