La Universidad del País Vasco teje una exitosa red para que sus mujeres ocupen cargos altos
El programa Akademe, por el que han pasado 200 profesoras y personal de administración en siete ediciones, ha servido de inspiración a la conferencia de rectores, que lanzará su propio proyecto
La matemática Inmaculada Arostegui reconoce que se apuntó en el curso 2015/2016 “con escepticismo” al programa piloto Akademe, con el que la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) pretende animar a sus académicas ―y desde este año al personal de administración― a que ocupen esos puestos de gestión que tienden a rehuir incluso cuando tienen méritos sobrados. Pero visto con distancia, esta especialista en bioestadística se declara “fan absoluta” de la experiencia. Sostiene que sin haber cursado Akademe, “definitivamente” no hu...
La matemática Inmaculada Arostegui reconoce que se apuntó en el curso 2015/2016 “con escepticismo” al programa piloto Akademe, con el que la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) pretende animar a sus académicas ―y desde este año al personal de administración― a que ocupen esos puestos de gestión que tienden a rehuir incluso cuando tienen méritos sobrados. Pero visto con distancia, esta especialista en bioestadística se declara “fan absoluta” de la experiencia. Sostiene que sin haber cursado Akademe, “definitivamente” no hubiese aceptado en 2020 el puesto de vicerrectora de Investigación y ha contribuido a hacer mejor su labor en gestión. Este proyecto, por el que han pasado en siete ediciones más de 200 mujeres, ha inspirado al que va a poner en marcha desde el curso que viene la conferencia de rectores (CRUE) de España.
Arostegui se preinscribió en Akademe ―fueron muchas las aspirantes en el proceso de selección― animada por su entorno, que consideraba que contaba con el perfil adecuado para participar. Tenía 49 años, era investigadora principal y estaba en la mitad de su carrera académica, la edad perfecta. Hoy se celebra en ocho jornadas presenciales de cinco horas en las sedes de la UPV/EHU en Bilbao y San Sebastián durante cuatro meses; y se complementa con actividades en una plataforma digital a las que hay que dedicar unas 10 horas con plazos de entrega y evaluación.
La vicerrectora sostiene que el programa le ha dotado de mayor seguridad en sí misma ―“cuando una está cómoda, puede caer en la autocomplacencia”, admite―, y le ha proporcionado “confianza en la toma de decisiones o al realizar un trabajo compartido, también me ha enseñado herramientas para la detección y resolución de conflictos o de situaciones complicadas, o a poner distancia”, enumera. Técnicas que la vicerrectora reconoce emplear también en su esfera privada.
Los datos del anuario La igualdad en cifras, que publica el rectorado, muestran el avance de las mujeres en puestos de mando en la UPV/EHU, aunque es un proceso muy lento. Elena Leiñena, directora para la Igualdad, explica que tienen que estudiar los resultados de una encuesta que han contestado más de un centenar de las 200 participantes, pero la primera impresión es muy satisfactoria. El 80% de las que han respondido al cuestionario afirma haber accedido tras cursar Akademe a un puesto de responsabilidad, “una cifra muy alta”, valora entusiasta. Ella, profesora de Derecho Mercantil, secretaria de su departamento un tiempo y con una vida anterior en la empresa privada, no lo ha cursado. En su caso, cuenta, no necesitaba el empujón final. Cada uno de los dos grupos del programa lo conforman 15 mujeres.
“El liderazgo se aprende. No es algo con lo que naces o no naces”, explica la formadora Maru Sarasola en el vídeo explicativo de Akademe. “Se aprende haciéndolo mal, no se aprende haciéndolo bien. Hay que hacer músculo practicando”, asegura. Desde sus inicios, la universidad confía en Sarasola, que es licenciada en Sociología y socia de una consultoría de políticas de género, para llevar a la práctica cada edición el programa.
Las charlas se estructuran en torno al liderazgo de uno mismo (las fortalezas y debilidades, la escucha), el liderazgo de los demás (la resolución de conflictos, las relaciones tóxicas) y las redes de apoyo, con un plan de trabajo individual para aplicar lo aprendido. “En la plataforma hay determinados recursos sobre los que tienen que trabajar, en función de los roles. Hay vídeos, actividades, lecturas complementarias y cuestionarios”, prosigue Leiñena. “Las participantes se conocen y conocen su entorno, comparten reflexiones y eso reduce mucho la presión y el estrés. Tienen que fijar un objetivo, que no tiene por qué ser el ser rectora. Quizás dirigir un equipo de investigación”, cuenta en su despacho, situado en el mismo edificio, la Biblioteca de la UPV/EHU, donde se reúne el grupo de Bilbao hasta el 17 de mayo.
Como la ley de igualdad desde 2007 exige paridad, en la UPV/EHU la cumplen con seis vicerrectores y cinco vicerrectoras, escogidos por la rectora. Otra cosa son los decanatos o la dirección del departamento, que se eligen por votación, un paso que muchas mujeres interesadas no dan. En 2017 había siete decanas y 12 decanos; ahora ellas son una más. Mientras ellas encabezan las secretarías del equipo de gobierno (14 de 19), tres más que en 2017, y las subdirecciones y los vicedecanatos (73 mujeres frente a 63 hombres).
La brecha entre hombres y mujeres es más grande dentro de los departamentos. Solo un tercio (33,3%) de estas estructuras de trabajo están dirigidas por mujeres en la Universidad del País Vasco, frente al 32,4% hace seis años; y, sin embargo, suelen ser las encargadas de la gestión de la docencia y la investigación del día a día: en el 62% de los departamentos el secretario es una mujer, 10 puntos más que en 2017.
“Mi valoración de Akademe no puede ser más favorable. Tanto es así que ha inspirado un programa de la CRUE que vamos a abrir en todas las universidades del Estado”, sostiene la rectora, Eva Ferreira, que sustituye en el cargo a otra mujer, Nekane Balluerka, algo inaudito en España. “Como en nuestra universidad la brecha más grande se daba en investigación ―tanto en liderazgo de proyectos como en la carrera académica―, empezamos por ahí; y ahora lo hemos abierto al Personal de Administración y Servicios (PAS), donde no es tan grande la brecha, pero se necesita”.
“Hay que romper la brecha en el liderazgo académico. De las 50 universidades públicas, en este momento somos nueve rectoras. Y es un porcentaje muy frágil, porque cuando hay elecciones y se pierde una rectora, se pierde un porcentaje muy elevado”, sostuvo Eva Alcón, rectora de la Universidad Jaume I (Castellón) en un reciente encuentro en la sede de la universidad a distancia UNIR. “A diferencia de las privadas, donde hay más mujeres, en las públicas tenemos que atrevernos a dar el paso de decir ‘me presento a una elección’ y hay que reconocer que la autoestima de las mujeres es bajita, y por eso es necesario fomentar programas. La conferencia de rectores y rectoras, en este momento, está diseñando un proyecto de liderazgo académico. Pasa por la formación y vendrá acompañado por un apadrinamiento de quienes hagan el curso para que puedan seguir avanzando”.
Alta demanda
El próximo otoño comenzará la selección de la octava promoción de Akademe y no resulta fácil. La demanda es muy alta y está estipulado que solo un 30% de las participantes puede haber ocupado un cargo de responsabilidad. Buscan la diversidad territorial y de titulaciones y en los criterios reconocen que priorizan “a aquellas mujeres PDI [Personal Docente Investigador] que tengan por delante un largo recorrido en la universidad”.
La vicerrectora Arostegui se vale para su trabajo de una red de mujeres de su promoción de Akademe y de las dos siguientes “informal, pero muy enriquecedora” y que han canalizado a través de WhatsApp. “Compartimos muchas experiencias y muchas preocupaciones; incluso les pido consejo en muchas ocasiones. Creo que Akademe tiene un beneficio colectivo importante para la universidad”.
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