Las universidades extranjeras se fijan en España

Madrid es un destino de primer orden para las universidades foráneas, que ven el crecimiento de la demanda en la internacionalización

Campus de Schiller International University en Madrid.

“Las universidades no viajan bien”, afirma Marta Muñiz, presidenta de la primera estadounidense que se instaló en Europa en 1964: Schiller International University. “La educación es un terreno tremendamente regulado y muy local, que se internacionaliza mal”, dice, y añade que el suyo es un caso de éxito, de haber sabido resolver el problema. Desde 1967 está presente en Madrid con títulos propios. Y no es la única. De hecho, a las fuentes con...

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“Las universidades no viajan bien”, afirma Marta Muñiz, presidenta de la primera estadounidense que se instaló en Europa en 1964: Schiller International University. “La educación es un terreno tremendamente regulado y muy local, que se internacionaliza mal”, dice, y añade que el suyo es un caso de éxito, de haber sabido resolver el problema. Desde 1967 está presente en Madrid con títulos propios. Y no es la única. De hecho, a las fuentes consultadas no se les escapa el interés de las instituciones educativas foráneas por desembarcar en España. “España en general y Madrid en particular se ha convertido en un destino de primer orden para la educación superior”, aprecia Arturo Fabra, director de la Universidad Francisco Marroquín, de origen guatemalteco. Un interés que reconocen en la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid y que Muñiz justifica en que “todas las universidades ven el crecimiento de la demanda internacionalizándose y España es un país muy atractivo y con poca oferta de programas en inglés”.

Por ello en los últimos tiempos se prodigan las incursiones de escuelas foráneas. Fabra cita algunos ejemplos como los de la Universidad San Francisco de Quito o la Universidad de Nueva York. Pero la última recién llegada es la Universidad Nacional Abierta y a Distancia de Colombia (UNAD), la más grande de su país por número de alumnos: 212.000, según explica su rector, Jaime Alberto Leal. La UNAD ha presentado esta semana la fundación que ha constituido para operar en la Unión Europea desde Madrid, igual que hizo hace siete años en Florida (EE UU).

El objetivo de esta entidad pública es servir a la diáspora colombiana que emigró a Europa, un total de 900.000 ciudadanos, de los que la mitad viven en España, conforme a los datos del registro consular que aporta el embajador de Colombia en España, Eduardo Ávila Navarrete. Los colombianos son la segunda nacionalidad por volumen de llegadas a nuestro país, sólo por detrás de Marruecos. Y también al resto de latinoamericanos. Y este servicio lo hará, según Leal, facilitando formación en línea a quienes no la poseen y la necesitan para trabajar y ayudando en el reconocimiento de sus estudios a quienes encuentran dificultades de homologación y convalidación. La UNAD despliega en su país todos los ciclos educativos, pero en Europa su intención no es competir con las universidades, en palabras de Leal. No ofrecerá títulos superiores propios como hace en Florida (donde posee 3.700 estudiantes): “Son cursos cortos que habilitan a las personas para trabajar en áreas informáticas y los ponemos en marcha mediante alianzas como la que tenemos con la Academia Cisco”.

También lanzará más adelante junto a universidades como la Rey Juan Carlos de Madrid o la de Córdoba maestrías y doctorados conjuntos para programas en tecnologías disruptivas, aclara el rector, para quien “el impacto de esta seccional europea es afianzar la doble y triple titulación (Colombia, España, EE UU)”.

Número reducido

La UNAD, al ser a distancia, carece de campus al uso, como ocurre con buena parte de las instituciones internacionales que llegan a España, universidades que son receptoras de estudiantes de sus países de origen que realizan estancias cortas en territorio nacional. Es un pequeño ramillete de centros de educación superior extranjeros el que figura en el Registro de Universidades, Centros y Títulos (RUCT) del Ministerio de Universidades, por el que deben pasar desde que en 2021 se aprobó la legislación que trataba de poner orden y ofrecer garantías de calidad, según explican fuentes del Departamento. En concreto son 16 instituciones de Madrid (6), Barcelona (3), Bilbao (3), Málaga (2), Santander (1) y Valencia (1), aunque el propio ministerio cree que no son todos los que están. Porque como asegura el Departamento de Investigación y Universidades de la Generalidad de Cataluña: “La Dirección General de Universidades recibe muchas consultas de centros extranjeros que quieren establecerse en Cataluña y solicitan iniciar los trámites para obtener la autorización correspondiente. Sin embargo, dada la exigencia de la autorización, muchos de los centros acaban desistiendo”.

Tanto las entidades privadas Schiller como Francisco Marroquín están registradas en el RUCT. Schiller tiene cuatro campus (Madrid, París, Heidelberg y Tampa) en los que formar bajo el sistema americano, más práctico y flexible que el europeo, dice Muñiz. En Madrid el 55% de los alumnos son europeos, un 25% adicional españoles y el 20% restante de EE UU. En el campus madrileño de la Francisco Marroquín, que también tiene instalaciones en Guatemala y Panamá, el 60% de los estudiantes son guatemaltecos y el 40% españoles.

Para Laura Alba Juez, vicerrectora segunda de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), “en el siglo XXI la universidad no se concibe sin internacionalización. No se puede poner fronteras al conocimiento”. La UNED tiene 61 centros en España y 23 en el extranjero, más el que ahora va a abrir en Albania. “Con 200.000 alumnos, somos el mayor campus de Europa”, presume.

Requisitos

A la hora de instalarse en España, cualquier centro de una universidad extranjera debe cumplir los requisitos que marca la normativa en cuanto a su actividad docente y sobre la evaluación de la calidad, acreditación e inspección de sus títulos, entre otros asuntos. Además, debe presentar un plan de desarrollo de su oferta docente y características de su profesorado, acreditar que las enseñanzas están implantadas en su país de origen, que estas son similares a los títulos otorgados en la universidad y que dichos títulos tendrán la misma validez oficial que en su país de origen. La impartición de enseñanzas y expedición de diplomas o certificados de estudios que se rigen por sistemas educativos foráneos requerirá además la autorización por parte de la comunidad autónoma donde esté implantado el centro extranjero y una comunicación al Ministerio de Universidades para que inscriba tanto el centro como los títulos que imparte en el Registro de Universidades, Centros y Títulos (RUCT), según fuentes del Departamento.

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