El FMI eleva dos décimas su previsión de crecimiento para España en 2025, hasta el 2,3%
El organismo sitúa a Estados Unidos como la economía avanzada que más crecerá, un 2,7%, pero advierte sobre los riesgos comerciales ante la llegada de Trump
La brecha económica entre Estados Unidos y Europa se ensancha. En vísperas de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca con sus amenazas de aranceles y sus promesas de rebaja de impuestos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) sitúa al país como el que más crecerá en 2027 entre las economías avanzadas del mundo, con un aumento del producto interior bruto (PIB) del 2,7%, tras elevar 0,5 puntos su pronóstico. Al tiempo, en la actualización de enero de su informe de Perspectivas Económicas Mundiales, rebaja el pronóstico para la zona euro dos décimas, hasta el 1%, con recortes para Alemania, Francia e Italia. España emerge como la excepción europea. El Fondo eleva la previsión de crecimiento 0,2 puntos, hasta el 2,3%, para este año, mientras que mantiene su proyección del 1,8% para 2026.
Según las estimaciones del FMI, España fue la gran economía desarrollada que logró un mayor crecimiento en 2024, del 3,1%, casi el cuádruple que el conjunto de la zona euro (0,8%) y por encima del 3,1% de Estados Unidos, aunque esas cifras están aún por confirmarse con los datos del cuarto trimestre. Con un Gobierno en minoría parlamentaria y, sin presupuestos aprobados desde los de 2023, la economía española continúa creciendo con fuerza y creando empleo. Pese a la mejora, la previsión del FMI para este año se queda ligeramente por debajo del 2,4% que anticipa el Gobierno y del 2,5% que pronostica el Banco de España.
La fortaleza de la economía española se produce en un contexto de anémico crecimiento europeo. Se espera que el crecimiento repunte a un ritmo más gradual de lo previsto en octubre y que las tensiones geopolíticas sigan pesando. “Un impulso más débil de lo previsto a finales de 2024, especialmente en el sector manufacturero, y una mayor incertidumbre política explican una revisión a la baja de 0,2 puntos porcentuales hasta el 1,0% en 2025″, explica el Fondo, que también señala la baja confianza de los consumidores y el impacto de la crisis energética. En 2026, el crecimiento aumentará hasta el 1,4%, favorecido por una mayor demanda interna, a medida que se relajen las condiciones financieras, mejore la confianza y disminuya ligeramente la incertidumbre.
Los tres mayores países de la zona euro sufren recortes, los más severos en la primera potencia de la región, Alemania. El FMI rebaja su crecimiento para este año en 0,5 puntos, hasta un raquítico 0,3%; el de Francia en tres décimas, al 0,8%, y el de Italia, una décima, hasta el 0,7%.
Divergencia atlántica
Mientras, Estados Unidos crece a velocidad de crucero. Trump ha capitalizado la frustración de amplias capas de la población por las subidas de precios de los últimos años, pero la economía del país es, como sostiene Biden, la envidia del mundo. Se planta en 2025 como la que más crecerá entre las grandes economías avanzadas del mundo, en una previsión que no tiene en cuenta posibles cambios en la política económica. La demanda interna se mantiene robusta, reflejo del efecto riqueza de una Bolsa en máximos, el inicio de la rebaja de los tipos de interés y unas condiciones financieras favorables. El Fondo cita una mejor evolución en 2024 que la esperada, la fortaleza del mercado laboral y la aceleración de la inversión para justificar su revisión de medio punto al alza, hasta el 2,7%. Se espera que el crecimiento se frene en 2026 hasta el 2,1%, en línea con su potencial.
“La divergencia entre Estados Unidos y Europa se debe más a factores estructurales, y la desconexión persistirá si no se abordan”, indica el economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas. “Refleja un crecimiento de la productividad en Estados Unidos persistentemente más fuerte, sobre todo, aunque no exclusivamente, en el sector tecnológico, vinculado a un entorno empresarial más favorable y a unos mercados de capitales más profundos. Con el tiempo, esto se traduce en una mayor rentabilidad de la inversión estadounidense, un aumento de los flujos de capital entrante, un dólar más fuerte y un nivel de vida en Estados Unidos que se aleja del de otras economías avanzadas”, añade.
A corto plazo, además, se presenta una serie de riesgos que podría exacerbar aún más estas divergencias, explica. Las economías europeas podrían ralentizarse más de lo previsto, especialmente si aumenta la preocupación de los inversores por la sostenibilidad de la deuda pública en los países más vulnerables. “El principal riesgo es que las políticas monetaria y fiscal de la zona del euro se queden sin margen de maniobra simultáneamente”, advierte, “si una actividad económica más débil empuja los tipos de interés de nuevo hacia el límite inferior efectivo al tiempo que una consolidación fiscal insuficiente eleve las primas de riesgo, lo que a su vez restringiría aún más la política fiscal”.
En cuanto a Estados Unidos, el Fondo advierte de que algunas de las políticas que propugnan Trump y los republicanos pueden aumentar la inflación e impedir las rebajas de tipos, pero otras, como la desregulación y política fiscal expansiva, podrían impulsar el crecimiento. El resultado neto de todo ello es enormemente incierto.
En los principales mercados emergentes, hay pocos cambios. El FMI eleva una décima la previsión de crecimiento de China para este año, hasta el 4,6%; mantiene la de India en el 6,5% y la de Brasil en el 2,2%, y mejora otra décima la de México, hasta el 1,4%.
Riesgos comerciales
El Fondo subraya que la incertidumbre sobre las políticas económicas se ha agudizado, especialmente en materia comercial. Trump llega a la Casa Blanca con la promesa de aranceles masivos cuya ejecución está por concretarse, pero que preocupa al organismo. “Una intensificación de las políticas proteccionistas, por ejemplo, en forma de una nueva oleada de aranceles, podría exacerbar las tensiones comerciales, disminuir la inversión, reducir la eficiencia del mercado, distorsionar los flujos comerciales y volver a perturbar las cadenas de suministro. El crecimiento podría resentirse tanto a corto como a medio plazo, pero en distintos grados según las economías”, advierte.
En cambio, la actividad económica mundial puede experimentar un repunte si los gobiernos entrantes consiguen renegociar los acuerdos comerciales existentes y forjar otros nuevos, eliminando la incertidumbre dominante, explica.
Gourinchas también advierte sobre el proteccionismo. “Las políticas unilaterales que distorsionan la competencia ―como los aranceles, las barreras no arancelarias o las subvenciones— rara vez mejoran las perspectivas nacionales de forma duradera. Es poco probable que mejoren los desequilibrios externos y, en cambio, pueden perjudicar a los socios comerciales, provocar represalias y dejar a todos los países en peor situación”, explica.