El precio de los alimentos se modera tres décimas en mayo hasta el 4,4%

La inflación general cierra en el 3,6% a causa del encarecimiento de los servicios turísticos y la electricidad

Un cliente es atendido en una tienda de Getxo (Bizkaia), este jueves.Fernando Domingo-Aldama

El sector servicios, la electricidad y los carburantes han encarecido en mayo el coste de la vida, según ha confirmado este jueves el Instituto Nacional de Estadística (INE). La inflación subió un 3,6% interanual, tres décimas más respecto al mes previo y la mayor tasa desde abril de 2023. La subyacente, que excluye los alimentos frescos y los productos energéticos por ser los más volátiles, también repuntó por primera vez en un año y se situó en el 3%. Esto como consecuencia del persistente incremento de precios en torno al turismo, como paquetes de viaje, y la hostelería. No obstante, los alimentos y bebidas no alcohólicas han dado un respiro a los consumidores y se anotan una reducción de tres décimas, hasta el 4,4% interanual, como consecuencia de que los precios de la fruta y la carne se han moderado.

En lo que va de 2024, el coste de los paquetes turísticos y de los alojamientos ha seguido aumentando de manera constante. Y aunque los repuntes son más moderados que en el año pasado, lo cierto es que la alta demanda ha provocado que el índice alcance en estos dos grandes grupos una diferencia de unos 30 puntos respecto a los niveles registrados a inicios de 2022, justo antes de que se eliminaran las restricciones a los viajeros que se habían impuesto por la pandemia en la mayoría de países. A puertas del verano, los paquetes turísticos nacionales han registrado un repunte del 17,7% interanual, mientras que los hoteles, hostales y servicios de alojamiento similares son un 9,4% más caros respecto al mismo mes del año anterior. Además, el transporte de pasajeros por mar —es decir, los cruceros— han repuntado un 22,2%, según los datos publicados este jueves por el INE.

Esta dinámica de incrementos parece que se prolongará el resto del año, de ahí que el Banco de España haya modificado esta semana sus proyecciones sobre la inflación general, que será algo más alta de lo que vaticinaban en marzo. En concreto, esperan que sea del 3% en el promedio anual armonizado con Europa, en lugar del 2,7%; y entre los motivos del cambio citan el impacto de los servicios, sobre todo en el turismo y la hostelería. “Se esperaba que una vez alcanzado el nivel prepandemia, la demanda del turismo crecería a un ritmo mucho más moderado, pero no ha sido así porque todavía hay muchos hogares que tienen una gran disponibilidad de ahorros y en este terreno España es un país muy competitivo”, señala Raymond Torres, director de Coyuntura Económica del centro de análisis Funcas.

La electricidad también ha presionado al alza el IPC en mayo al registrar una tasa del 14,3%, a diferencia de lo que ocurrió en el mismo mes del año anterior, cuando el índice marcó una caída de más del 30%. Esto, sin embargo, no refleja la evolución en el coste de la luz, pues el megavatio hora (MWh) cerró mayo en los 30 euros, una cifra históricamente baja que ha permitido encadenar un trimestre con la energía muy barata. La dinámica de precios, no obstante, ha virado en junio y se espera que en la segunda mitad de año las facturas aumenten como consecuencia de la menor producción de energía renovable que se registra en verano, una mayor demanda por el uso del aire acondicionado y porque la cotización del gas natural ha repuntado.

El tercer factor que explica la evolución del IPC es la racha alcista de los carburantes. En mayo, los combustibles líquidos repuntaron un 8,5%, encadenando así dos meses de tasas positivas. Hasta ese momento, llevaban un año en negativo. Su encarecimiento se explica por los sucesivos recortes de oferta de los países productores de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y por la tensión creciente entre Israel e Irán. De hecho, según el centro de estadística, su revalorización es lo que explica que el transporte haya repuntado nueve décimas en un mes hasta situarse en el 3,8%.

Y todo ello pese a que los precios de los carburantes se relajaron en mayo. A inicios de mes la gasolina se apuntó su primer descenso en 15 semanas y la tendencia se ha mantenido, aunque con menos intensidad. De acuerdo con los datos del boletín petrolero de la Unión Europea, la gasolina 95 rondaba los 1,648 euros el litro en la última semana de mayo, por debajo de lo registrado en la semana previa y muy lejos de los máximos que tocaron los combustibles en verano de 2022, cuando se superó la barrera de los dos euros. El diésel, también en trayectoria descendiente, estaba cerca de los 1,49 euros por litro.

En sentido contrario a los carburantes, los alimentos han dado un respiro a los consumidores y se anotan una reducción de tres décimas, hasta el 4,4% interanual. En este terreno destaca el aceite de oliva, que a pesar de ser el producto que más se ha encarecido en un año, ha bajado más de un 2% en un mes; es la primera vez que ocurre esto desde enero de 2023. Los analistas creen que en la segunda mitad del año seguirá la senda descendiente gracias a que las recientes lluvias mejorarán su producción. Otros productos básicos, como la leche, harinas, pastas y mantequilla, han registrado una caída interanual.

En una visión general, el resultado de mayo entra dentro de lo previsto por los analistas. “No hay un cambio de tendencia, una aceleración”, afirma Torres. En su opinión, los efectos base explican la mayor parte de los vaivenes del IPC y prevé que deje de ocurrir de aquí a cierre de año.

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