Pronto habrá más latinoamericanos que europeos. Estas son las implicaciones
Se estima que en 2038, América Latina y el Caribe crecerán hasta alcanzar los 726 millones de habitantes, la misma cantidad que en el viejo continente
En 15 años, habrá la misma cantidad de europeos que de latinoamericanos y para 2039, los ciudadanos de América Latina y el Caribe serán más. Al ser una región, a grandes rasgos, más culturalmente homogénea que Europa, esto la puede convertir en un atractivo mercado en el mediano plazo si aprovecha su pico demográfico con educación y formación para el trabajo formal.
De acuerdo con datos de las Naciones Unidas (ONU), con 729 millones de habitantes, Latinoamérica rebasará a Eu...
En 15 años, habrá la misma cantidad de europeos que de latinoamericanos y para 2039, los ciudadanos de América Latina y el Caribe serán más. Al ser una región, a grandes rasgos, más culturalmente homogénea que Europa, esto la puede convertir en un atractivo mercado en el mediano plazo si aprovecha su pico demográfico con educación y formación para el trabajo formal.
De acuerdo con datos de las Naciones Unidas (ONU), con 729 millones de habitantes, Latinoamérica rebasará a Europa en 2039, un año en el que se estima que el viejo continente tendrá 724 millones. Ambas regiones van camino a una menor población, con tasas de fertilidad convergiendo ligeramente por encima de dos hijos por mujer o persona gestante. Pero Latinoamérica se acerca a un pico que debe aprovecharse si los Gobiernos trabajan para ofrecer mejores condiciones socioeconómicas, coinciden varios expertos consultados por EL PAÍS.
“Falta mucho para que Latinoamérica tenga la influencia global que tiene Europa”, dice Ernesto Canales, analista de datos y cofundador de la firma independiente Latinometrics, “pero esta es una métrica importante que está alcanzando la región”. Como mercado, esta es una región que comparte mayoritariamente dos idiomas oficiales, español y portugués, que tiene culturas similares y menos tensiones religiosas que el viejo continente o incluso Estados Unidos. Esto la pinta como un atractivo mercado, aunque también le hace falta un mayor poder adquisitivo para la población general.
Con algunas excepciones, los países de la región registran niveles de informalidad entre el 50% y el 60%, debido no solo a la incapacidad del sector privado de absorber a la población, sino también a los niveles educativos. “Esa mayor proporción de población que puede trabajar, si no es bien aprovechada, si no hay aumentos en el capital humano de las personas, de formación para trabajo, capacidades, habilidades, y conocimientos, es un plus que no se va a traducir en grandes niveles de productividad como se esperaría para el crecimiento económico”, dice Alejandro Barrera, un economista y doctor en demografía, que es profesor de la Universidad de Manizales, Colombia.
“Las implicaciones serán mayores presiones en los sistemas de seguridad social, de pensión, claramente por los bajos niveles e productividad habría bajos ingresos. Cincuenta años en adelante vamos a tener una presión de población envejecida”, agrega el académico.
Uno de los factores de la producción es la población, explica Barrera. Cuanta más población en edad de trabajar haya, se puede esperar que los niveles de productividad sean mayores, pero esa no es la única variable. “Se necesita que los mercados laborales sean eficientes, que las brechas de género, juveniles, de participación, de ocupación laboral y hasta de informalidad se resuelvan para aprovechar con mucha más fuerza ese bono demográfico. Se necesita una población formada con buenos niveles de capital humano para que en los tejidos productivos se aprovechen a su máximo”, enfatiza el especialista.
Baja la tasa de fecundidad
“Hay una percepción de Latinoamérica de que somos una región que se reproduce de manera acelerada y aunque sí lo ha hecho y vamos a rebasar a Europa muy pronto, también está bajando nuestra tasa de fertilidad hacia dos hijos por mujer”, dice Canales, de Latinometrics. “Parte de lo que explica esto es que Latinoamérica es una región sumamente urbanizada, comparada con Europa. Puede sonar contradictorio, estamos diciendo que vamos a rebasar pronto a Europa, pero al mismo tiempo nos acercamos a su tasa de fertilidad menor”, dice el analista.
Esto tiene implicaciones en las políticas de seguridad social, ya que los sistemas de pensiones y de salud caen sobre los hombros de la población en joven mientras que la población de la tercera edad va aumentando, impulsado en gran parte por los avances en la medicina. Europa se ha apoyado de la migración para llenar estos vacíos. Muchos de estos migrantes, sobre todo en el caso de España, son latinoamericanos.
“Algunos autores se refieren a esto como una tercera transición demográfica y el recambio de población”, dice Barrera. “En Estados Unidos, por ejemplo, llegan latinoamericanos jóvenes frente al nativo latinoamericano que ya es una persona envejecida”. Latinoamérica no ha sido, históricamente, atractiva para este tipo de migrante, por lo que existe una preocupación sobre el gasto que representará al Estado sostener a las poblaciones que envejecen.
Latinoamérica “se puede volver atractiva por su tamaño, pero hay que tener mucha atención que somos, como región, un tejido social realmente vulnerable, en donde los patrones de desigualdad que se empiezan a vivir desde el mercado laboral y se van traduciendo a los diferentes contextos de sociedad, son mucho más evidentes que el caso estadounidense o europeo”, dice Barrera.