La economía española inicia ya el rebote de la crisis de la covid

Una decena de indicadores y estadísticas anticipan la reactivación a partir de abril

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, el 7 de mayo. En vídeo, Calviño asegura que el plan de recuperación ayudará "a construir un futuro mejor para los jóvenes".Vídeo: Mº ECONOMIA/EFE
Madrid -

Apenas hay un puñado de datos. El horizonte es aún confuso, turbio, impreciso. Una recuperación digna de su nombre está aún muy lejos. Pero España empieza a rebotar: tras un 2020 para olvidar, con la peor caída del PIB desde la Guerra Civil, una decena de indicadores recopilados por EL PAÍS apuntan a que el motor de la economía vuelve a arrancar. Al invierno del descontento que dejó la pandemia le sigue una primavera más despejada: el Gobierno ve un rebote desde m...

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Apenas hay un puñado de datos. El horizonte es aún confuso, turbio, impreciso. Una recuperación digna de su nombre está aún muy lejos. Pero España empieza a rebotar: tras un 2020 para olvidar, con la peor caída del PIB desde la Guerra Civil, una decena de indicadores recopilados por EL PAÍS apuntan a que el motor de la economía vuelve a arrancar. Al invierno del descontento que dejó la pandemia le sigue una primavera más despejada: el Gobierno ve un rebote desde mediados de abril, sujeto a todo tipo de riesgos, y una aceleración en los meses venideros. La economía se la jugará en verano, con la temporada turística.

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Las grandes pandemias dejan un escenario de pesadilla, pero la historia sugiere que inmediatamente después suelen llegar tiempos interesantes. Rebotes económicos vertiginosos cuando las incertidumbres se desvanecen y la gente empieza a gastar. Destrucción creativa: empresas y sectores capaces de identificar nuevas oportunidades. Y riesgos políticos: a la gripe española le sucedieron los felices años veinte, pero después la llegada al poder de fascismos, comunismos y el resto de demonios del siglo XX. Las economías occidentales acaban de entrar en la primera fase, la del rebote tras el drama que dejaron la covid y el Gran Confinamiento. España llega un poco más tarde a esa ola, pero finalmente el rebote ya ha empezado, a juzgar por un buen puñado de indicadores que reflejan un cambio en el estado de ánimo de los agentes económicos.

Hay que hacerles preguntas a los datos. Y el carisma frío de las estadísticas demuestra que el rebote está ahí, en al menos media docena de cifras. Una: el empleo efectivo —la afiliación total a la Seguridad Social menos los ERTE y los autónomos con prestación— caía hasta febrero, pero empezó a recuperarse en marzo y creció con fuerza en abril, en casi 70.000 personas; el mercado de trabajo ha mostrado mucha más resistencia que en crisis anteriores. Dos: los indicadores de confianza mejoran tanto en el sector industrial como —lo más importante— en los servicios, con los denominados PMI en máximos de los dos últimos años. Tres: el consumo empieza a mejorar, por ejemplo en los datos de pagos con tarjeta. Cuatro: la industria ha despegado, como muestran los índices de producción industrial, el consumo energético o el consumo de cemento. Cinco: incluso los servicios empiezan a recuperar las constantes vitales, según las primeras estimaciones de reservas hoteleras. Y seis: casi todos esos números se resumen en uno solo, la aceleración de las cifras de vacunación y su correlato en forma de menos contagios, fallecidos y ocupación de camas hospitalarias por covid.

”La recuperación” de la economía española “va a comenzar en la segunda mitad del año”, indicó este lunes en A Coruña la vicepresidenta Nadia Calviño. Economía acaba de rebajar la previsión de crecimiento para el conjunto del año, a la vista de un primer trimestre en negativo, con una caída del PIB del 0,5% por la tercera ola y las medidas restrictivas para frenar los contagios. El fuerte ritmo de vacunación ha cambiado esa pauta. El segundo trimestre puede terminar ya en positivo, y la remontada puede haber empezado ya a juzgar por una serie de datos que monitorizan tanto el Ministerio de Economía como el Banco de España: los primeros signos se dejaron ver en marzo y se han consolidado y extendido en abril. “Las cosas van a mejor y lo normal es que el crecimiento se acelere paulatinamente a medida que avance el año, siempre en función de las vacunas y de que el virus no dé nuevos disgustos”, afirma Óscar Arce, economista jefe del Banco de España. “El riesgo a la corta era el ritmo de vacunación; de cara al verano la clave es salvar la temporada turística, y para final de año será importante la ejecución de los fondos europeos. Las principales incertidumbres a finales del año pasado en el ámbito internacional se están despejando en el sentido positivo, lo cual también beneficia a la economía española. Pero me temo que bajar la guardia sería un error”, añade Arce.

Las previsiones son espejismos organizados y con la sacudida que ha provocado la pandemia hacer pronósticos se convierte en una especie de precaria expedición al horizonte. Pero los economistas españoles miran hacia países que van más avanzados en la vacunación —Israel, Reino Unido, EE UU— para vislumbrar qué puede suceder. Lo normal, cuando se reduzca la incertidumbre, es que todo el ahorro embalsado —tres puntos de PIB en el caso de las familias, y miles de millones de euros adicionales en las empresas— acabe impulsando paulatinamente el consumo privado y la inversión, en función de ese animal económico tan escurridizo que son las expectativas. “Los indicadores adelantados ofrecen las primeras buenas noticias por el lado del consumo, y lo normal sería que el PIB fuera ganando velocidad para terminar el año alrededor del 6%. Da la sensación de que hemos dejado atrás lo peor. Pero aún hay mucha incertidumbre, en especial con la temporada turística y mercados como el británico. Si eso se despeja podemos ver un chute de expectativas muy positivo, pero para ello lo fundamental son las vacunas y los contagios”, asegura Ángel Talavera, de Oxford Economics.

Las decisiones en los principales mercados emisores para viajar este verano se van a tomar en las próximas semanas: España haría bien en mantener las cosas bajo control porque la temporada de verano es capital para una economía que concentra el 12% del PIB en ese sector. “El rebote ya está ahí, pero la recuperación aún hay que trabajársela, y el verano turístico va a ser fundamental”, concluye Carlos Martínez Mongay, ex director general adjunto de la Comisión Europea.

Bruselas y Fráncfort

Hay dos grandes diferencias entre el Gran Confinamiento y la Gran Recesión u otras crisis del pasado. Por un lado, el mercado laboral ha aguantado mucho mejor esta vez, por la introducción de elementos de flexibilidad como los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). Por otro, hace 10 años, la austeridad patrocinada por Berlín y Bruselas hizo mucho daño a economías como la española, y el BCE no estuvo a la altura hasta bien entrada la crisis del euro; en esta ocasión Europa no ha cometido errores de trazo grueso. Sin embargo, y aun con el rebote ya en marcha, el camino por delante es el equivalente a las etapas alpinas en el Tour: ”Bruselas tiene que tomar decisiones sobre las reglas fiscales, y el BCE debe aclarar qué va a hacer a partir de primavera. Pero España debe minimizar además los riesgos políticos para dar las señales adecuadas a los agentes económicos. Hace falta consenso para las reformas. Y hay que aclarar los apoyos del Gobierno para ejecutar el plan de recuperación con garantías”, añade Mongay.

El Gobierno logró aprobar los Presupuestos hace unos meses y con ello La Moncloa auguraba una legislatura larga y relativamente apacible. Las sucesivas olas de contagio y el enorme ruido político desmintieron pronto esa posibilidad. La moción de censura en Murcia y el dominó político que ha terminado con la mayoría aplastante de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid han generado cierto nerviosismo en las filas de la coalición de Gobierno. El presidente Pedro Sánchez confía en los dos próximos años de fuerte recuperación para recuperar la iniciativa, pero los analistas no las tienen todas consigo. “El rebote ya ha empezado, y eso puede generar confianza. Pero la pasividad del Gobierno en relación con el turismo y con las ayudas a las empresas, en un escenario en el que decenas de miles de empresarios pueden verse obligados a cerrar la persiana, ha retrasado la recuperación. Y los niveles de PIB precrisis no van a recuperarse hasta finales de 2022 o 2023. Veo muchas, muchas dudas en el Ejecutivo”, critica Juan Ignacio Crespo.

Aumenta la movilidad

La movilidad de las personas, uno de los indicadores de alta frecuencia que usan los servicios de estudios para agregar a sus fórmulas predictivas sobre la marcha de la economía, ha aumentado de forma paulatina en España desde abril, según el informe de tendencias de movilidad elaborado por Apple.

La semana pasada se registró la mayor actividad en el transporte público desde antes del Gran Confinamiento de marzo del año pasado, según estos datos anonimizados recopilados por el gigante estadounidense de miles de usuarios de sus aparatos. La movilidad mediante coche también marcó el mayor nivel desde el pasado mes de octubre.

Google también recopila unos datos parecidos, que reflejan un aumento de la afluencia a supermercados y farmacias respecto a los dos primeros meses de 2020. Las visitas a tiendas y ocio caen todavía un 21%, pero están lejos de los descensos de más del 52% de principios de año.


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