Análisis

El Banco Central gana un pulso al Gobierno en Brasil

La sorpresiva subida en Brasil de los intereses por parte del Banco Central, es vista no sólo como un hecho de cariz económico, sino también político

La sorpresiva subida en Brasil de medio punto de los intereses por parte del Banco Central, que se han puesto en un 8%, uno de los más altos del mundo, ha sido vista no sólo como un hecho de cariz económico, sino también político. Los analistas destacan que el Banco Central, con una decisión tomada “por unanimidad”, ha ganado el pulso al Gobierno de Dilma Rousseff que apostaba por dejar los intereses como est...

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La sorpresiva subida en Brasil de medio punto de los intereses por parte del Banco Central, que se han puesto en un 8%, uno de los más altos del mundo, ha sido vista no sólo como un hecho de cariz económico, sino también político. Los analistas destacan que el Banco Central, con una decisión tomada “por unanimidad”, ha ganado el pulso al Gobierno de Dilma Rousseff que apostaba por dejar los intereses como estaban.

Eso, porque 24 horas antes se había conocido el resultado, también inesperado a la baja de 0,6% del PIB del primer trimestre. Las previsiones del Gobierno eran de un 1.2%. Del palacio del Planalto habían hecho saber que un PIB , la mitad de lo esperado, debía hacer pensar al Banco Central para no aumentar los intereses.  En realidad, la pugna o dilema, desde que Dilma llegó al Gobierno, se juega entre inflación y crecimiento. En los años del Gobierno del expresidente Lula da Silva, todo el acento fue puesto en mantener la inflación a raya, para que los 30 millones de familias que habían salido de la pobreza pudieran consumir tranquilas. A Lula Le preocupaba menos los altos intereses impuestos por el Banco Central.

Cuando Dilma llegó al Gobierno en 2010, manifestó enseguida su intención de poner el acento en el crecimiento económico, para lo cual necesitaba bajar los intereses. Fue una de sus banderas. Y consiguió bajarlos hasta un 7%. La inflación, junto a una disminución del crecimiento, se disparó saliéndose de la meta. Y el Banco Central paró el descenso de los intereses y hasta llegó aumentarlos de nuevo.

En un viaje a Africa, meses atrás, Dilma afirmó que no iba a sacrificar el crecimiento del país a causa de la inflación. Sus palabras sacudieron los mercados. La Presidenta protestó contra los que la habían “interpretado mal”. Y reafirmó que por ningún motivo “sacrificaría la inflación”. Se llegó a poner en tela de juicio la autonomía que el Banco Central había manifestado años atrás. La decisión de ayer ha dejado claro que Dilma respeta dicha autonomía aún cuando pueda verla en contraste con sus planes de crecimiento económico.

La semana pasada, el Presidente del Banco Central ya había hecho saber que “haría del todo para frenar la inflación”. Y lo ha hecho. El economista del MB Asociados, Sérgio Vale estaba convencido que el Banco Central, siguiendo la línea de Dilma, “preferiría la expansión de la actividad económica, en vez de centrarse en el combate a la inflación”. Con el resultado de la decisión del Banco Central en la mano, que ha colocado los intereses en un 8%, el economista ha afirmado hoy que el “Banco Central no estará libre de presiones políticas”. Y llega a decir: “Ciertamente el Banco Central será llamado por la presidenta y tendrá que revisar su posición en sus próximas decisiones".

Los meses próximos dirán, en efecto, si el Banco Central consigue bajar la inflación con su política de intereses altos o si con su sorpresiva decisión no agudizará aún más los problemas de crecimiento. El pulso sigue en pie.

 

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