La solución está en el móvil

El país carioca confía en la cuarta generación y en Internet en movilidad para dar cobertura a los grandes acontecimientos que se celebrarán allí

Cabina en São Paulo diseñada por Patricia Nascimiento./ NACHO DOCE (REUTERS)

La organización del Campeonato del Mundo de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 supone un enorme desafío para Brasil. Los estadios o la villa olímpica que están por construir preocupan a la opinión pública. Pero no es el mayor desafío que tiene por delante el país carioca. Otro, menos visible, pero de mucha trascendencia para la imagen de Brasil como un Estado moderno preocupa notablemente al Gobierno de Dilma Roussef: asegurar las comunicaciones.

 Brasil es un país enorme. Eso y el embrollo normativo, tanto federal como de los distintos Estados, dificulta el tendido de una in...

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La organización del Campeonato del Mundo de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 supone un enorme desafío para Brasil. Los estadios o la villa olímpica que están por construir preocupan a la opinión pública. Pero no es el mayor desafío que tiene por delante el país carioca. Otro, menos visible, pero de mucha trascendencia para la imagen de Brasil como un Estado moderno preocupa notablemente al Gobierno de Dilma Roussef: asegurar las comunicaciones.

 Brasil es un país enorme. Eso y el embrollo normativo, tanto federal como de los distintos Estados, dificulta el tendido de una infraestructura de telefonía y de banda ancha fija. Basta decir que frente a los 43 millones de líneas fijas y los 16,5 millones de Internet fijo, Brasil es el cuarto mercado móvil en el mundo, con 260 millones de celulares. En el país de la samba, solo un 22% de la población dispone de una línea fija mientras que la penetración del móvil alcanza el 123,9%.

Esa es la razón de que las autoridades hayan apostado directamente por la banda ancha móvil ante la urgencia de los acontecimientos. Hay 60 millones de abonados a la banda ancha móvil. Pero no es suficiente. Para 2014 se necesitan como mínimo 135 millones de conexiones de Internet móvil, según señaló Anne Bouverot, directora de GSM Association, que agrupa a los mayores operadores de todo el mundo en Futurecom 2012, la mayor feria de telecomunicaciones de Latinoamérica, que se celebró recientemente en Río de Janeiro.

Hay que darse mucha prisa para cumplir con el calendario y con las exigencias de cobertura de los dos acontecimientos. Entre otras cosas porque el país ha decidido apostar a lo grande y aprovechar el tirón del Mundial y los Juegos Olímpicos para apostar por la Long Term Evolution (LTE), la cuarta generación de la telefonía móvil.

4G en las ciudades

La Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) firmaba en octubre los contratos con las operadoras que deben tender las redes LTE. Y deberán estar ya listas y en funcionamiento en las seis sedes de la Copa Confederaciones (el Mundialito de selecciones) que se celebra en junio de 2013. Luego llegará el turno a las 12 ciudades sede de la Copa del Mundo en 2014. El plan es que todas las ciudades de más de 100.000 habitantes tengan 4G para el 31 de diciembre de 2016. El Estado ha prometido una inversión de 2.000 millones de dólares.

Franco Bernabè, presidente del GSMA, ha señalado que solo por la Copa del Mundo serán precisas un millón de conexiones de roaming, fundamentalmente por los cuatro grandes operadores brasileños: Vivo (Telefónica), TIM (Telecom Italia), Oi (Portugal Telecom) y Claro (América Móvil).

Todos ellos están trabajando a contrarreloj. Vivo anunció en Futurecom el acuerdo con Ericsson y Huawei para el despliegue de su red LTE, con 4.700 estaciones base en un principio (500 de ellas, subterráneas para minimizar el impacto estético). El presidente de Telefónica Brasil, Antonio Carlos Valente, también apuesta por un servicio de televisión IP (IPTV) sobre su red de fibra óptica en São Paulo (Vivo TV Fibra).

Claro, que ha elegido a los mismos proveedores que Telefónica, también ha anunciado una inversión de más de 3.000 millones de dólares en el despliegue de su red. Y Oi, que ha firmado con Alcatel-Lucent, Nokia Siemens Networks y Ericsson, ha comprometido una inversión de 500 millones.

Los operadores se quejan, con razón, de la dificultad que tiene para poder tender sus nuevas redes debido a que en Brasil existen cerca de doscientas normativas diferentes de lo que se puede y no se puede hacer para instalar antenas. También está a la cabeza de la carga fiscal, con más de un 30% sobre el coste total como si fueran un artículo de lujo en lugar de un servicio básico. El regulador está procurando adelgazar esas exigencias y ha anunciado un marco estable legal para permitir la compartición de infraestructuras, lo que supondría un ahorro muy considerable sobre todo en grandes urbes, donde el coste de los emplazamientos es muy grande debido al boom inmobiliario.

Precios abusivos

Pero el mercado brasileño también adolece de precios abusivos. Por ejemplo, las llamadas realizadas entre el mismo operador (onnet) son mucho más baratas que las que se dirigen a otro operador rival, incluso a punto de ser gratis las primeras a costa de las segundas (offnet). Eso ha hecho que los consumidores lleguen a disponer de varios terminales con prepagos de distintas compañías para ahorrarse costes. Una situación intolerable a juicio del Ministerio de Comunicaciones que ha puesto en marcha un plan para reducir por decreto estos precios entre llamadas de distintas operadoras.

En materia de fibra óptica, los tiempos son otros porque no hay tanta urgencia. Aunque el Gobierno quiere extender Internet y que no haya brecha digital. Hace casi dos años puso en marcha el Plan Nacional de Banda Ancha (PNBL, por sus siglas en portugués) para conectar a todo el territorio nacional y garantizar, por alrededor de 15 euros, una conexión aceptable a una velocidad de 1 Mbps.

Brasil es uno de los países con menos cobertura y más caros en su banda ancha, según las estadísticas que publica periódicamente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Como los operadores privados no han servido para garantizar la competencia, el Gobierno hizo entrar en el juego a Telebras, el operador público, con un efecto muy positivo. Los precios mayoristas han disminuido un 50%. Y las compañías privadas, como Telefónica, Algar Telecom, Sercomtel, TIM y Claro se han unido al PNBL, aceptando los precios populares.

Para aumentar la inversión privada, el Ejecutivo ha creado una exención fiscal (Régimen Especial de Tributación) para las redes de alta capacidad. Y se ha liberado también de tributos federales a los equipos que se produzcan en Brasil, como tabletas o módems para conexión a Internet tanto fija como móvil. También se estudia una tributación especial para los smartphones.

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