Polanski, libre, deja su jaula de oro

La justicia suiza rechaza la demanda de extradición formulada por EE UU - El director de 'El pianista' abandona su arresto domiciliario en Gstaad

Cuando la consejera federal (ministra) de Justicia, EvelineWidmer-Schlumpf, anunció a primera hora de la tarde de ayer que no admitía la demanda estadounidense de extradición de Roman Polanski se cerraba uno de los mayores culebrones sociales y mediáticos de los últimos tiempos. Una historia que comenzaba el 26 de septiembre de 2009, cuando Polanski fue arrestado al pisar territorio suizo (iba a ser homenajeado en el Festival de Zúrich), cumpliendo con una orden de arresto emitida en 1978 por abuso sexual sobre una menor. En el razonamiento que expuso ante los medios de comunicación, la minist...

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Cuando la consejera federal (ministra) de Justicia, EvelineWidmer-Schlumpf, anunció a primera hora de la tarde de ayer que no admitía la demanda estadounidense de extradición de Roman Polanski se cerraba uno de los mayores culebrones sociales y mediáticos de los últimos tiempos. Una historia que comenzaba el 26 de septiembre de 2009, cuando Polanski fue arrestado al pisar territorio suizo (iba a ser homenajeado en el Festival de Zúrich), cumpliendo con una orden de arresto emitida en 1978 por abuso sexual sobre una menor. En el razonamiento que expuso ante los medios de comunicación, la ministra suiza argumentó "defectos de forma" en la causa presentada por la fiscalía californiana.

Según Widmer-Schlumpf, la Oficina Federal (ministerio) de Justicia suiza habría pedido el 3 de marzo de 2010 que las autoridades americanas le hicieran llegar las actas del proceso verbal del fiscal Roger Gunson, encargado del caso. Todo parece indicar que este documento prueba que el fiscal del caso en 1977 habría dado garantías a los abogados de Roman Polanski en el sentido de que los 42 días pasados en una prisión psiquiátrica cubrían la totalidad de la pena de prisión que Polanski debía purgar por abusos contra Samantha Geimer.

De ser cierta esta afirmación, la demanda de extradición presentada ante las autoridades suizas quedaría desprovista de bases legales. Dado que la fiscalía americana no entregó los documentos requeridos a los suizos, la justicia helética se basa en esa "duda razonable" para denegar la extradición de Polanski y le devuelve la libertad con efecto inmediato. "En las presentes condiciones es imposible excluir con la certeza debida la posibilidad de que Roman Polanski haya cumplido ya su condena, por lo que la demanda de extradición adolecería de un grave defecto de forma", analizó la responsable helvética de Justicia. "Esta es una decisión que no puede ser apelada por las autoridades de los Estados Unidos", añadió Widmer-Schlumpf. Por su parte, el fiscal de distrito del condado de Los Ángeles, Steve Cooley, aseguró en declaraciones al diario Los Angeles Times estar "realmente sorprendido y decepcionado" por esta decisión de las autoridades suizas.

La peor pesadilla de Polanski terminó cuando ayer, a las 12 del mediodía, se le retiraba la pulsera de vigilancia policial. Este aparato, cuyo alquiler pagaba el cineasta de su propio bolsillo, le impedía alejarse más de 100 metros de su chalet. Una casa de su propiedad donde vivía bajo arresto domiciliario desde diciembre de 2009, en la lujosa estación de esquí de Gstaad, tras pagar una fianza de tres millones de euros.

De acuerdo a la versión de uno de sus empleados domésticos, poco después de que se desactivara el sistema de vigilancia, el director de El pianista habría abandonado el chalet con rumbo desconocido en un coche oscuro. Según las dos versiones más barajadas al cierre de esta edición, Polanski se habría puesto en carretera hacia su domicilio en París o habría buscado refugio en casa de amigos suizos para huir de la prensa.

El arresto de Polanski llegó a provocar una auténtica oleada de solidaridad, protagonizada por célebres cineastas como Pedro Almodóvar, Woody Allen, Bertrand Tavernier o Martin Scorsese. Una de las personas que con más vigor asumieron la causa de su defensa fue el filósofo y escritor francés Bernard Henri-Lévy, que lanzó una petición pública de apoyo al director. La mujer del director francopolaco, la actriz y cantante Emmanuelle Seigner, dijo que se alegraba: "Ha acabado una pesadilla para mis hijos y para mí que ha durado más de nueve meses".

Roman Polanski, fotografiado recientemente en uno de los balcones de su chalet de Gstaad (Suiza), durante su arresto domiciliario.AP

Los amigos de Roman

El rechazo a la demanda de extradición de Polanski fue celebrada ayer por algunos de sus principales valedores desde que fuera detenido en Suiza.

- Bernard-Henri Lévy: "He hablado con él, estoy loco de alegría".

- Frédéric Mitterrand (Ministro de cultura francés): "Al fin puede unirse a la comunidad de artistas que le han rodeado con calor y respeto. Ha llegado la hora del sosiego".

- Jack Lang (ex ministro de Cultura francés): "¡Gracias, Suiza, bravo, Suiza!".

- Thierry Frémaux (delegado general del Festival de Cannes): "Espero que se pueda consagrar cuanto antes a su trabajo como cineasta".

- Jacek Bromski (Asociación de Cineastas Polacos): "Su detención era ilegítima, todo el mundo lo sabía".

- Andrzej Serdiukow (coproductor de El Pianista): "Una gran noticia para los amigos de Roman. Tenía la moral muy baja, este aislamiento le mataba".

"¡No puedo seguir callado!"

- Hace 33 años me declaré culpable y cumplí una pena en la prisión de Chino para delincuentes comunes. Cuando salí de allí, el juez cambió de opinión y ese cambio brusco fue la razón de que me marchara de Estados Unidos.

- El caso estuvo dormido durante 30 años hasta que llegó una cineasta que quería hacer un documental y que recogió testimonios de las personas involucradas en su momento, sin que yo tuviera nada que ver con ello.

- No puedo seguir callado porque las autoridades judiciales estadounidenses en una muestra de desprecio hacia todos los argumentos y las declaraciones de terceros, no estar dispuestas a juzgarme en ausencia.

- No puedo seguir callado porque el Tribunal de California acaba de desestimar la enésima petición de la víctima para que, de una vez por todas, acaben con mi persecución y dejen de acosarla cada vez que este asunto vuelve a ser tema de conversación.

- No puedo seguir callado porque la demanda de extradición a las autoridades suizas se apoya en una mentira.

- No puedo seguir callado porque, desde hace más de 30 años, son mis abogados quienes no dejan de repetir que el juez me traicionó, que el juez cometió perjurio, que yo cumplí condena.

- No puedo seguir callado porque estoy obligado a vivir en Gstaad y he tenido que pagar una enorme fianza que solo he podido obtener hipotecando el apartamento en el que vivía desde hace más de 30 años, porque estoy lejos de mi familia y ya no puedo trabajar.

- Esto es lo que quería decirles mientras conservo la esperanza de que Suiza decida que no hay motivo para la extradición y de que pueda reencontrar la paz y la familia con toda la libertad en mi país.

Extractos del artículo de Roman Polanski publicado

en EL PAÍS el pasado 3 de mayo.

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