La primera crisis del euro

Zapatero alega que España está en condiciones de prestar dinero a Atenas

"Zapatero ha estado donde debía estar", repetían ayer portavoces de La Moncloa. Con un flamante presidente permanente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy, y los dos pesos pesados de la UE, el francés Nicolas Sarkozy y la alemana Angela Merkel, sin renunciar a su protagonismo, el margen de maniobra de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente de turno de la Unión era escaso.

Atribuirle el papel de artífice del acuerdo alcanzado ayer sería a todas luces excesivo pero, a diferencia de otras ocasiones, el jefe del Gobierno español adoptó ayer un papel activo y no eludió compr...

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"Zapatero ha estado donde debía estar", repetían ayer portavoces de La Moncloa. Con un flamante presidente permanente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy, y los dos pesos pesados de la UE, el francés Nicolas Sarkozy y la alemana Angela Merkel, sin renunciar a su protagonismo, el margen de maniobra de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente de turno de la Unión era escaso.

Atribuirle el papel de artífice del acuerdo alcanzado ayer sería a todas luces excesivo pero, a diferencia de otras ocasiones, el jefe del Gobierno español adoptó ayer un papel activo y no eludió comprometerse, aunque ello supusiera algún riesgo. Cuando llegó a primera hora de la mañana al edificio Justus Lipsius, escenario de las cumbres de la UE, para desayunar con Van Rompuy, Zapatero ya apostó por dar una "solución europea" a la crisis griega.

El presidente apostó por una "solución europea", pero admite la vía del FMI
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En la rueda de prensa ofrecida tras la cumbre social, con los sindicatos y patronales europeas, el presidente español, sentado junto al de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, fue un paso más allá al apelar a la "corresponsabilidad" de los 16 socios del euro, un concepto diferente al de solidaridad, matizó. Es decir, no se trataba de que los países que comparten la moneda única ayudasen a Atenas, sino de que garantizaran su propia estabilidad. "La corresponsabilidad está en los fundamentos de la creación del euro", subrayó. Por eso, la solución debía ser "fundamentalmente europea", aunque consideró "admisible" la participación del FMI, que en el acuerdo final acabaría siendo "sustantiva".

Para que su discurso resultara creíble, Zapatero lo acompañó del compromiso de participar en los préstamos bilaterales que la mayoría de los países del Eurogrupo, aunque no todos, harán a Grecia. No quiso concretar qué parte de la factura le tocará pagar. "España aportará lo que le corresponda en función del peso de su PIB y población", afirmó. Fuentes de Moncloa indicaron que la cifra podría rondar los 2.000 millones de euros, con un porcentaje que podría llegar al 12,2%, aunque el texto acordado remite a la cuota en el capital del BCE, que en el caso español es algo superior al 8%.

Frente a quienes dudan de que España, con un déficit del 11,4 % del PIB, pueda asumir esta carga -como ayer hizo el propio líder del PP, Mariano Rajoy-, Zapatero recordó que "no se trata de dar dinero a Grecia, sino de conceder préstamos, que se devuelven con intereses" y alegó que la deuda española, que llegará este año al 66% del PIB, está todavía 20 puntos por debajo de la media de la UE.

Zapatero habló por teléfono con Merkel, nada más aterrizar esta en Bruselas, y fue en dicha conversación en la que, según fuentes de Moncloa, la canciller "cambió de posición" y empezó a abrirse a un pacto al que hasta entonces se había cerrado en banda. Sus gestiones, sin embargo, habían empezado mucho antes: el martes almorzó con Sarkozy en El Elíseo y de esa entrevista salió la iniciativa de reunir al Eurogrupo y ese mismo día, ya de vuelta en Madrid, habló con el primer ministro griego, Yorgos Papandreu. Se iba conformando así una mayoría capaz de desgastar la prusiana resistencia de Merkel.

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