Reportaje:NIÑOS DEL MUNDO | INDIA

Nacida a los tres años

A veces una vida puede empezar a los tres años y medio. Es el caso de la pequeña Rozi. Esa edad debía de tener esta preciosa niña cuando la policía la encontró vagando sola entre el caos de una estación de tren de Nueva Delhi. Hasta esa fecha no hay más que difusos recuerdos mezclados con fantasías. Retazos de memoria idealizados por la imaginación fértil de una niña.

Tras largas charlas con la pequeña, esto es lo que la policía da por bueno: que vivía en algún lugar indeterminado de India; que en algún momento su madre abandonó el hogar supuestamente para viajar a casa de su abuelo; qu...

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A veces una vida puede empezar a los tres años y medio. Es el caso de la pequeña Rozi. Esa edad debía de tener esta preciosa niña cuando la policía la encontró vagando sola entre el caos de una estación de tren de Nueva Delhi. Hasta esa fecha no hay más que difusos recuerdos mezclados con fantasías. Retazos de memoria idealizados por la imaginación fértil de una niña.

Tras largas charlas con la pequeña, esto es lo que la policía da por bueno: que vivía en algún lugar indeterminado de India; que en algún momento su madre abandonó el hogar supuestamente para viajar a casa de su abuelo; que les dijo a Rozi y a su hermano mayor que no les llevaba con ella, que la esperaran; que Rozi y su hermano desobedecieron y salieron en su búsqueda; que Rozi apareció sola en el andén de una estación. Y poco más. Ni papeles, ni recuerdos, ni rastro de su familia.

Artículo 20 de la Convención sobre los Derechos del Niño

Es obligación del Estado proporcionar protección especial a los niños privados de su medio familiar

y asegurar que puedan beneficiarse de cuidados que sustituyan la atención familiar o de la colocación en un establecimiento apropiado, teniendo en cuenta el origen cultural del niño

En estos casos, la policía se lleva al niño perdido. Elabora, como puede, una documentación. ¿Fecha de nacimiento? ¿Lugar? ¿Apellidos? Todo son incógnitas. Y deposita al niño en un centro donde, mientras buscan cualquier rastro de su familia, le proporcionen un hogar, alimento y educación. Un lugar donde empezar una vida.

A Rozi le tocó el centro Don Bosco, regentado por religiosos salesianos en el norte de la megaurbe india. Allí, en el Auxilium Snehalaya, su orfanato femenino, convive con otras 34 niñas. Y, en apenas seis años, Rozi se ha convertido en la reina del lugar. "Es muy activa e inteligente", dice la hermana Rose, responsable del centro. "Participa mucho, sobre todo en las funciones de teatro y en los bailes". Es que Rozi ha encontrado su vocación: "De mayor quiero ser profesora de baile", anuncia. Eso sí, tímida y coqueta, no se anima a emular a sus heroínas de Bollywood a modo de demostración.

Entre sus planes de futuro también está encontrar a su madre. "La echo mucho de menos", dice, aunque no sabe explicar muy bien por qué. Hay personal en Don Bosco que busca a las familias de los niños. Aunque las esperanzas son escasas. Sobre todo cuando los datos son tan pobres.

Entretanto, este orfanato oscuro tirando a tristón es su hogar. "Aquí soy feliz", asegura Rozi, sentada en la butaca de un salón salpicado de peluches y juegos incompletos, cedidos por niños con mejor fortuna.

Rozi recibe ilusionada la noticia de su participación en este proyecto. Las monjas la han ayudado a vestirse con las mejores galas disponibles, y ella se ha puesto dos broches brillantes de flores en su pelo negro. Posa con paciencia para las fotos, tiene madera de diva. Y es valiente, incluso cuando se le propone subirse a lomos de un elefante propiedad de unos feriantes de dudosa reputación. La idea de que la vean niños y niñas de todo el mundo no parece intimidarla. Y el único mensaje que les lanza es: "Que estudien y que sean felices". Ella, por su parte, lo está logrando día a día.

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Ropas y piedras. Rozi trajo para las fotos algunas de sus escasas pertenencias: su falda vaquera, su camisa, sus zapatos y un estuche con lápices. La ropa está sobre una vieja máquina de coser, con la que le gusta jugar en el orfanato.ISABEL MUÑOZ

Miseria

Millones de niños y niñas indios viven en la miseria. Por cada mil nacidos vivos, 75 mueren antes de los 5 años. Un 20% de los niños de entre 6 y 14 años no va a la escuela. Y el país registra el mayor número de niños trabajadores menores de 14 años del mundo.

India. Casi 447 de los 1.150 millones de habitantes del país son menores de 18. Se trata de una quinta parte de la población infantil mundial. Hay 27 millones de nacimientos anuales.

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