Análisis:

Una cuestión de salud

Las llamadas enfermedades crónicas constituyen en todo el mundo la causa del 60% de fallecimientos anuales, y la mitad de ellos son debidos a las enfermedades cardiovasculares. Muchas de ellas, como por ejemplo la enfermedad cardiaca, la enfermedad cerebrovascular y la diabetes tipo 2 pueden prevenirse en gran parte mediante intervenciones baratas y efectivas.

En España, la situación no es diferente al resto del mundo, y la enfermedad isquémica cardiaca, principalmente en los hombres, y la enfermedad cerebro-vascular, sobre todo en las mujeres, producen una elevada mortalidad. Existen d...

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Las llamadas enfermedades crónicas constituyen en todo el mundo la causa del 60% de fallecimientos anuales, y la mitad de ellos son debidos a las enfermedades cardiovasculares. Muchas de ellas, como por ejemplo la enfermedad cardiaca, la enfermedad cerebrovascular y la diabetes tipo 2 pueden prevenirse en gran parte mediante intervenciones baratas y efectivas.

En España, la situación no es diferente al resto del mundo, y la enfermedad isquémica cardiaca, principalmente en los hombres, y la enfermedad cerebro-vascular, sobre todo en las mujeres, producen una elevada mortalidad. Existen diversos factores que propician estas enfermedades, y entre ellos figura la hipertensión arterial. La hipertensión, aunque es una enfermedad en sí misma que provoca un porcentaje no desdeñable de muertes, actúa como un potente factor de riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, hasta el punto de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más del 60% de las enfermedades cerebro-vasculares y casi la mitad de la enfermedad isquémica cardiaca pueden atribuirse a ella. Debido a que su mortalidad directa no es tan elevada como la causada por otras, y a que está muy extendida, la hipertensión arterial es una enfermedad con la que una gran parte de la población convive sin darle la importancia que realmente tiene. La prevalencia de hipertensión arterial en España se estima en torno a un 35%, aunque llega al 40% en edades medias y al 68% en mayores de 65 años, afectando a más de 10 millones de personas. Aunque no es el único, uno de los principales factores implicados en el origen de la hipertensión arterial primaria es el excesivo consumo de sodio. La OMS ha recomendado que la ingesta máxima de sal diaria sea de 5 gramos para prevenir la hipertensión arterial.

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Se estima que el consumo diario de sal en España es mucho más alto. Ante la magnitud del problema, es necesario tomar medidas de inmediato para tratar de reducir la prevalencia de la hipertensión. En el seno del Plan de Acción se están realizando estudios de investigación para conocer con la mayor precisión posible cuál es el punto de partida en esta lucha contra la hipertensión, que arrojarán resultados a finales de este año. A partir de ahí se podrá pasar a una segunda fase, en la que se deberán planificar intervenciones como campañas de información y concienciación, o colaboraciones con la industria alimentaria y el sector de la hostelería y restauración, dirigidas todas ellas al objetivo final.

Roberto Sabrido es presidente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.

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