Transformar la oscuridad
Si existe la posibilidad de parar una guerra organizando una fiesta, ésa es una tarea para Pedro Almodóvar. Pocas veces el cine, la literatura y casi cualquier sistema expresivo han podido torcer el camino de los prejuicios, de los malos entendidos, del odio, con delicadeza y gracia (mucha gracia). Este hombre ha conseguido con combinaciones imposibles de colores, con canciones bellísimas, con actuaciones extraordinarias, con tramas desopilantes, y diálogos que todos hemos escuchado en nuestras casas, transformar la oscuridad en un lugar habitable. Cualquiera que trabaje en esto del cine duda ...
Si existe la posibilidad de parar una guerra organizando una fiesta, ésa es una tarea para Pedro Almodóvar. Pocas veces el cine, la literatura y casi cualquier sistema expresivo han podido torcer el camino de los prejuicios, de los malos entendidos, del odio, con delicadeza y gracia (mucha gracia). Este hombre ha conseguido con combinaciones imposibles de colores, con canciones bellísimas, con actuaciones extraordinarias, con tramas desopilantes, y diálogos que todos hemos escuchado en nuestras casas, transformar la oscuridad en un lugar habitable. Cualquiera que trabaje en esto del cine duda del sentido que tiene para el mundo hacer algo tan caro, tan rodeado de vanidad y de dudosa utilidad. Santo él que no tiene que pasar por esas atribulaciones.
Pedro Almodóvar no es solamente un cineasta extraordinario, es el urbanista de una ciudad donde todos podríamos ser felices.
Pedro Almodóvar (Calzada de Calatrava, Ciudad Real, 1949) tiene el Oscar al mejor guión por Hable con ella y el Oscar a la mejor película de habla no inglesa por Todo sobre mi madre. Lucrecia Martel (Salta, Argentina, 1966) debutó en 2001 con La ciénaga. Su segundo filme, La niña santa, fue realizado por El Deseo, la productora de los hermanos Almodóvar.