La excepción española

Ningún país del mundo permite la creación de quimeras (híbridos de ser humano y animal), pero hay una excepción autorizada en España: la inseminación de óvulos de vaca con espermatozoides humanos. El objetivo no es crear un Minotauro, claro. Es probar la movilidad y fecundidad del esperma. Esta técnica se aplica en los centros de reproducción asistida, y sirve para verificar la calidad de los espermatozoides sin gastar un óvulo humano. La ley establece que, si el óvulo resulta fecundado, debe destruirse en cuando se produce la primera división.

Este límite es aún más estricto que...

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Ningún país del mundo permite la creación de quimeras (híbridos de ser humano y animal), pero hay una excepción autorizada en España: la inseminación de óvulos de vaca con espermatozoides humanos. El objetivo no es crear un Minotauro, claro. Es probar la movilidad y fecundidad del esperma. Esta técnica se aplica en los centros de reproducción asistida, y sirve para verificar la calidad de los espermatozoides sin gastar un óvulo humano. La ley establece que, si el óvulo resulta fecundado, debe destruirse en cuando se produce la primera división.

Este límite es aún más estricto que el establecido para los embriones usados en investigación. La ley española -una de las más avanzadas del mundo junto a la belga, la británica, la de Israel, Singapur, Corea del Sur o Estados Unidos- no permite crear embriones mediante la fecundación de un óvulo por un espermatozoide para investigar, pero sí autoriza producir un material biológico equivalente -que la ley denomina preembrión- a partir de un óvulo al que se le extrae el núcleo y se le cambia éste por el de una célula adulta (es el proceso llamado de transferencia nuclear o clonación terapéutica). La idea es dejar que ese material se desarrolle, pero la ley es taxativa: debe destruirse a los 14 días, cuando todavía es una pelota de células y mucho antes de que aparezca un germen de un sistema nervioso. Pero en ese estado tan temprano ya han aparecido las células madre embrionarias, un material en el que los científicos tienen puestas muchas esperanzas.

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A partir de ellas se espera conseguir un material con un inmenso potencial: desde probar fármacos a reparar tejidos dañados. Pero es un proceso que todavía no se ha conseguido llevar a cabo en humanos.

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