Escalada militar en Oriente Próximo

Líbano afronta una catástrofe humana

Los daños de los bombardeos amenazan con colapsar los servicios básicos para la población

"Si la crisis dura más de dos semanas, vamos a tener escasez de medicinas", manifiesta el doctor Ghazi Nasouli en el hospital de Bir Hasan, en Beirut, donde se ha instalado la célula de coordinación de emergencia del Ministerio de Sanidad. De momento, la dirección ha decidido racionar el aire acondicionado para no agotar sus reservas de gasóleo. Algo similar está sucediendo en la calle. El temor al desabastecimiento ha llevado a algunas gasolineras a limitar a 20 los litros de combustible por vehículo y a la gente a almacenar comida. Pero quienes han quedado atrapados en el sur o quienes huyen...

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"Si la crisis dura más de dos semanas, vamos a tener escasez de medicinas", manifiesta el doctor Ghazi Nasouli en el hospital de Bir Hasan, en Beirut, donde se ha instalado la célula de coordinación de emergencia del Ministerio de Sanidad. De momento, la dirección ha decidido racionar el aire acondicionado para no agotar sus reservas de gasóleo. Algo similar está sucediendo en la calle. El temor al desabastecimiento ha llevado a algunas gasolineras a limitar a 20 los litros de combustible por vehículo y a la gente a almacenar comida. Pero quienes han quedado atrapados en el sur o quienes huyen de los bombardeos no pueden permitirse ese lujo. La UE y la ONU han advertido de la catástrofe humana que se avecina.

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"El daño a las carreteras y los puentes ha interrumpido por completo la cadena de distribución de alimentos, lo que perjudica a un gran número de desplazados", declaró ayer Amer Daudi, responsable del equipo de evaluación del Programa Mundial de Alimentos enviado a la capital libanesa. "Los civiles muertos aumentan día a día, los daños causados a las infraestructuras son muy graves y el número de desplazados internos ha alcanzado proporciones alarmantes. Estamos ante una crisis humanitaria grave", expresó, por su parte, el primer ministro finlandés, Matti Vanhanen, cuyo país preside la UE este semestre.

"Esperábamos montones de heridos, pero o a la mayoría los están tratando sobre el terreno o la proporción de heridos que han muerto es muy alta", apunta el médico Nasouli. Las cifras oficiales hablan de 309 muertos y 1.300 heridos, pero un responsable de la coordinación estima que la cifra de víctimas mortales es el doble. "La Cruz Roja no puede llegar hasta todos los rincones y muchos cuerpos se están descomponiendo bajo los escombros", asegura. Israel accedió ayer a crear un pasillo humanitario entre Beirut y Chipre, una zona de tránsito marítimo y aéreo para permitir el paso de ayuda humanitaria y de civiles.

Con los tres hospitales del sur de Beirut cerrados por los bombardeos israelíes, este moderno centro público se ha encontrado en la línea del frente. Mientras espera la llegada de 20 heridos en los últimos ataques sobre el sur del país, "si es que logran llegar", Nasouli explica que el daño va más allá de las heridas de metralla que se ven por televisión: "¿Qué pasa con los enfermos crónicos que no pueden acceder a sus médicos?".

Samira Badrán, de 60 años, es una de ellas. Diabética y con problemas de corazón, llegó a Beirut el pasado domingo con su familia huyendo de los bombardeos israelíes sobre Meiss el Yebel (sureste). "¡Maldito Israel! ¡Maldito Israel!", lloriquea una y otra vez mientras muestra una caja de Tryptizol, de 10 miligramos. Ella necesita tomar pastillas de 25 miligramos, pero no ha podido encontrarlas.

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El doctor Nasouli explica que están tratando de distribuir esos pacientes entre los distintos centros, aunque admite que "sin historias clínicas es muy difícil trabajar". De momento, en el Bir Hasan no tienen problemas de existencias, pero "la situación es crítica en los laboratorios, no hay suficientes técnicos para hacer análisis".

La relativa animación que ayer recobró el centro de Beirut ante la ausencia de aviones israelíes desaparece de inmediato cuando se deja atrás la calle Verdún y se enfila la avenida de Camile Chamun. Los pocos coches que pasan frente a la Ciudad Deportiva lo hacen a toda velocidad. Enfrente del hospital Bir Hasan se hallan los barrios de Haret Hreyk y Burj al Barajneh, dos de los más bombardeados durante los últimos días. El médico Nasouli ha enviado a su familia a una zona más segura, pero él sigue acudiendo a su trabajo.

¿Hasta cuándo podrá hacerlo? Mientras dure la gasolina. Aunque el Gobierno aún no ha decretado el racionamiento, muchos han querido adelantarse almacenando bidones, lo que ha llevado a algunas gasolineras a limitar la venta a 20 litros por vehículo. Lo mismo están haciendo los bancos con los dólares. Tanto quienes abandonan el país como quienes se quedan han disparado la demanda de divisas. "No, no me voy, pero prefiero tener dinero en efectivo en casa, por lo que pueda pasar", justifica Nadia en la sucursal de Achrafieh del Banco Byblos. Ha pedido 2.000 dólares (1.600 euros), pero el director sólo le autorizó a retirar 1.000.

Edificios destruidos por los bombardeos de Israel en el sur de Beirut.EFE

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