"Cajal es una de las cumbres de la ciencia junto a Einstein"

Cerebro y Cajal son las dos únicas palabras que tienen asegurada su presencia en la historia de la neurobiología. Lo dice José María López Piñero (Mula, Murcia, 1933), autor de la biografía Santiago Ramón y Cajal (Universidad de Valencia/Universidad de Granada), presentada ayer en la feria. Se trata de la quinta edición revisada que ha hecho de su libro quien es considerado una de las referencias indiscutibles de la vida y obra del científico español (Petilla de Aragón, 1852-Madrid, 1934), Nobel de Medicina en 1906 y a quien la feria rinde homenaje. Por eso, López Piñero, catedrático de...

Cerebro y Cajal son las dos únicas palabras que tienen asegurada su presencia en la historia de la neurobiología. Lo dice José María López Piñero (Mula, Murcia, 1933), autor de la biografía Santiago Ramón y Cajal (Universidad de Valencia/Universidad de Granada), presentada ayer en la feria. Se trata de la quinta edición revisada que ha hecho de su libro quien es considerado una de las referencias indiscutibles de la vida y obra del científico español (Petilla de Aragón, 1852-Madrid, 1934), Nobel de Medicina en 1906 y a quien la feria rinde homenaje. Por eso, López Piñero, catedrático de Historia de la Medicina de la Universidad de Valencia, afirma que "Cajal es una de las cumbres de la ciencia junto a personajes como Galileo, Newton, Darwin, Pasteur o Einstein". Un hombre cuyas investigaciones sobre el cerebro y la neurobiología son cruciales, quien mostró un atajo al futuro al sentar las bases citológicas e histológicas de la neurología moderna.

Pregunta. Teniendo España un personaje crucial para la ciencia, ¿se apoya tanto la investigación como debiera?

Respuesta. No. Tengo la experiencia en mi propia casa. Mi hija dirige en la Universidad de Houston la investigación oncológica infantil. Como todos los países europeos, España ha tenido épocas en las que se ha hecho ciencia de vanguardia y otras en las que ha estado hundida. Lo que ocurre es que no hay un conocimiento suficiente de las figuras que han contribuido al avance del mundo. Cuando el conocimiento no es insuficiente es deformado o manipulado. Y en la actualidad, vivimos un momento de crisis en la investigación. Nadie trabaja hacia el futuro; buscan un beneficio pronto. Las farmacéuticas sólo buscan ganar. Una de las cosas que más me molesta es que a los nuevos investigadores no se les conceda la posibilidad de desarrollar la investigación. Quieren que investiguen pero no les dan de comer.

P. ¿Es Cajal tan conocido como se merece?

R. No tanto. Es un asunto tercermundista. Es cuestión de educación en gran parte. Antes el bachillerato eran 10 años, ahora son dos. Así es imposible aprender y valorar. Lo que salva a España es el voluntarismo de los investigadores. Además, es intolerable y triste que no exista una edición completa de sus obras.

P. ¿Cómo transmitir ese orgullo que usted siente por Cajal?

R. Para empezar, es una tontería eso que dijo Ortega y Gasset de que los genios nacen, como si fuera algo por generación espontánea. Hay personas, hay talento y hay mucho esfuerzo. Cajal, como otros genios, es el resultado de una larga trayectoria. Las cumbres no aparecen de repente.

P. La necesidad de mitificar.

R. Sin duda. Resulta más cómodo. Y en una conmemoración como ésta se ha visto. Se han dicho cosas inexactas y hasta absurdas; además de que hay oportunistas.

P. ¿Cuáles son los dos o tres hechos más manipulados?

R. Primero, lo de la generación espontánea. Se ha manipulado desde todos los puntos de vista; por ejemplo, era masón pero se ha llegado a decir, incluso, que era franquista, porque ni siquiera han ojeado las obras de Cajal.

P. Cajal murió en 1934, un momento de grandes cambios en España. ¿Cómo vio él esos años?

R. Estaba ilusionado en que España volvería a ser lo que fue en el Renacimiento. Veía señales.

P. Era gran lector. ¿Cuáles eran sus autores favoritos?

R. En la niñez, los románticos; en el bachillerato, le gustaba Julio Verne, y después se apasionó con los clásicos y Cervantes, Lope de Vega, Calderón o Dante.