Crítica:BEBER

Vocación de vino

Seis sidras naturales de Asturias y el País Vasco

BEBER

La sidra natural es, como el vino, al que puede suplir perfectamente en la mesa, un mundo complejo con diferencias notables entre las distintas zonas donde se elabora. No es de extrañar, debido a la enorme variedad de manzanas autóctonas y el diferente uso que se hace de ellas. Eso explica que entre las sidras elaboradas en Asturias -patria querida de esta bebida excelsa, irrepetible, de acusadísima personalidad, que cuando sale buena supera con mucho su condición refrescante- y las que producen en Euskadi puedan encontrarse bastantes diferencias dentro del común denominador de un...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

BEBER

La sidra natural es, como el vino, al que puede suplir perfectamente en la mesa, un mundo complejo con diferencias notables entre las distintas zonas donde se elabora. No es de extrañar, debido a la enorme variedad de manzanas autóctonas y el diferente uso que se hace de ellas. Eso explica que entre las sidras elaboradas en Asturias -patria querida de esta bebida excelsa, irrepetible, de acusadísima personalidad, que cuando sale buena supera con mucho su condición refrescante- y las que producen en Euskadi puedan encontrarse bastantes diferencias dentro del común denominador de una bebida sana, festiva y refrescante. Así, en el País Vasco la sagardoa tiene generalmente menos cremosidad, con un amargor integrado perfectamente en una acidez presente y vivaz. Las mejores sidras asturianas tienen, a su vez, un sabor de gran expresividad y complejidad aromática, y se muestran más secas y espumosas al escanciarlas. Pero ambas, cuando alcanzan la calidad exigible, se muestran con cuerpo, aromáticas, de gustos frutales, ligeramente desequilibradas en favor de la acidez, con una explosión refrescante en la boca, profundos aromas de manzana en un marco balsámico de notas tostadas, y vivo sabor agridulce. Una hermosa armonía que justifica las dificultades que el amante de la sidra natural encuentra para conseguirla. Y que la convierte en una bebida más allá del canto y la taberna, se llame chigre o txoco.

Zelaia

Zelaia. Hernani

(Guipúzcoa).

Grado alcohólico: 6,5%.

Precio: 2 euros.

Puntuación: 8/10.

Excelente aroma, elegante y complejo, a manzana madura con matices de madera, humo y cítricos. Sabrosa, perfecta de acidez, con cuerpo y persistencia.

Pomares Francos

J. L. Palacio Gutiérrez.

Tiñana (Asturias).

Grado alcohólico: 6%.

Precio: 4 euros.

Puntuación: 8,2/10.

Una sidra con nervio, pletórica de recuerdos a manzana ácida, y matices de tostados. Sabrosa, perfecta de acidez, con cuerpo y persistencia.

Zapian

Zapian. Astigarraga

(Guipúzcoa).

Grado alcohólico: 6,5%.

Precio: 2 euros.

Puntuación: 7,8/10.

Aromas florales y herbáceos sobre un fondo de manzana fresca. En boca domina la acidez cítrica que le da frescor, resaltando el sabor limpiamente frutal.

El Gaitero

Valle, Ballina y Fernández.

Villaviciosa (Asturias).

Grado alcohólico: 6%.

Precio: 3 euros.

Puntuación: 8/10.

Aroma elegante de manzanas verdes y en compota. En el paladar resulta fresca y amable, con finura sostenida por una buena persistencia.

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

Villacubera

Cortina. Villaviciosa

(Asturias).

Grado alcohólico: 6%.

Precio: 4 euros.

Puntuación: 8,5/10.

Muy compleja y elegante con las notas de manzana madura y sutiles recuerdos de madera de castaño. Grasa, limpia y equilibrada, buena acidez refrescante.

Mina

Mina. Astigarraga

(Guipúzcoa).

Grado alcohólico: 6,5%.

Precio: 3 euros.

Puntuación: 8,2/10.

Aroma complejo, con carácter, a manzana caramelizada y recuerdos especiados. Boca muy equilibrada, de final persistente, frutoso y de delicado amargor.

Sobre la firma

Archivado En