Poetas e intelectuales celebran la vigente universalidad de Octavio Paz

Amigos y discípulos del escritor mexicano le rinden homenaje en Madrid junto a su viuda

La escritura no entiende de geografía, los territorios de la literatura no se encuentran encerrados entre las líneas que separan los Estados, ni responden a gentilicios. El escritor es universal o no es y esa reafirmación del arte sin fronteras permanece como uno de los grandes mensajes en la obra de Octavio Paz (1914-1998). El premio Nobel mexicano recibió ayer, coincidiendo con la aparición del VIII volumen de sus Obras completas (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores), el homenaje de sus amigos escritores y lectores junto a su viuda, Marie-José, que asistió a una lectura multitudi...

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La escritura no entiende de geografía, los territorios de la literatura no se encuentran encerrados entre las líneas que separan los Estados, ni responden a gentilicios. El escritor es universal o no es y esa reafirmación del arte sin fronteras permanece como uno de los grandes mensajes en la obra de Octavio Paz (1914-1998). El premio Nobel mexicano recibió ayer, coincidiendo con la aparición del VIII volumen de sus Obras completas (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores), el homenaje de sus amigos escritores y lectores junto a su viuda, Marie-José, que asistió a una lectura multitudinaria de sus poemas.

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El poeta de pensamiento contundente, convincente y abierto, el ensayista enfermo de su propia curiosidad, que lo mismo fue capaz de escribir y crear escuela sobre el arte literario, que se interesaba por la política, la historia, la filosofía, la artesanía o los grandes enigmas orientales; el caballero nómada, viajero incansable, que fue provocador y referente de toda una corriente de pensamiento; el brillante escritor, pensador, mago de la palabra, Octavio Paz, fue recordado ayer en Madrid en un homenaje que reunió a una veintena de poetas, pensadores, amigos, seguidores, que leyeron poemas suyos y le recordaron como un decisivo referente en la cultura universal.

Por la mañana, Andrés Sánchez Robayna, Nicanor Vélez, Pere Gimferrer y Juan Goytisolo glosaron, acompañados del editor Joan Tarrida, varios aspectos de su obra, enorme y rica, que desde hace tiempo aparece en la colección Opera Mundi de Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, que ayer presentó también el VIII volumen de sus Obras completas, titulado Miscelánea y que reúne primeros escritos y entrevistas del autor.

Gimferrer, devoto seguidor de Paz desde hace muchos años, desgranó ayer aspectos de su obra poética, que para él "constituye un reto y un ejemplo de dignidad y pluralidad". Para el poeta catalán, Paz abarcaba en su obra una amplitud enorme y muy rica. "Su atención a una enorme variedad de ámbitos morales y su riqueza fue tal que es difícil encontrar antecedentes a la altura. Después, los que le hemos seguido, no hemos llegado a alcanzar muchos aspectos de su mundo", dijo Gimferrer. Pero no se detuvo sólo en los hallazgos intelectuales de Paz, también elogió el estilo. "Tenía una obsesión por obtener lo máximo en el aspecto plástico y sonoro, llenar su poesía de palabras que fueran color y sonido, como Baudelaire", dijo, en un discurso improvisado. "Siempre hablo sin papeles", le decía luego a su viuda, Marie-José.

El autor catalán se negó, como hicieron después los demás autores presentes, a someter a Paz a un ámbito concreto, a reducirlo a una triste y pobretona clasificación. "Fue un poeta hispánico, pero también anglosajón y oriental y siempre y en cada una de sus facetas, de vanguardia, pero de una vanguardia muy enraizada en lo clásico", aseguró.

Juan Goytisolo, gran admirador de Paz, se centró en otros aspectos de su obra, "hija", dijo Goytisolo, "de una curiosidad omnívora". "Iba de lo americano a lo español, de lo occidental a lo oriental, para él era imposible ponerle puertas al campo. No conozco, en nuestra época, a otro escritor con tal amplitud de miras y saberes", aseguró el escritor.

Su obra surgía de una obsesión crítica. "La creación debe ser siempre crítica y ambas deben fundirse en un mismo empeño, lo que pasa es que en nuestros días a nuestros literatos les falta rigor y a nuestros críticos, imaginación", afirmó Goytisolo. Pero eso no debe hacer a ambos mundos incompatibles.

Los territorios sin marca fueron la cuna de la obra de Paz. "Rechazó los nacionalismos de campanario, tanto españoles como latinoamericanos, el terrorismo de lo que Kundera denomina los pequeños conceptos". Y se preguntó: "¿Existe una literatura cubana, una mexicana u otra guatemalteca? A los escritores se les une más por afinidades de gustos, lenguajes y percepción estética que por fronteras. Paz cierra el debate de la creación chauvinista de las literaturas nacionales".

Sánchez Robayna se unió a Goytisolo y Nicanor Vélez por la tarde en la lectura conjunta. Entre los 19 participantes -Félix de Azúa, Olvido García Valdés, Juan Luis Panero, Tomás Segovia, Jaime Siles, Jenaro Talens o José-Miguel Ullán, entre otros- estuvo también el premio Cervantes Gonzalo Rojas, que fue el único que no leyó un poema del homenajeado sino uno propio dedicado a su colega mexicano y titulado Urgente a Octavio Paz. Pero, por la mañana, Sánchez Robayna también disertó sobre la obra de Paz en el Círculo de Lectores. "Lo que creo que mejor define la obra de Paz es esa suprema aleación entre poesía y pensamiento", aseguró Robayna. "Él nos enseñó que cantar y pensar no son contradictorios", aseguró.

Sus ensayos tocan una variedad monumental, pero llegan muy lejos, a tocar la modernidad. "Se acercó mucho a ella. Su obra es una auténtica excepción literaria, su impacto fue ése, el de la excepcionalidad, por su antiprovincianismo y su buceo en los fundamentos del espíritu moderno". Sánchez Robayna lo leyó por primera vez con 15 años. "Me impactó con reflexiones en las que sostenía que el escritor no debe ser un ideólogo, ni ahondar en referencias sociales, más bien, para él, ser escritor era cultivar tendencias asociales".

De izquierda a derecha, Joan Tarrida, Pere Gimferrer, Juan Goytisolo, Andrés Sánchez Robayna y Nicanor Vélez.

Ocho volúmenes

Nicanor Vélez se ha encargado de la publicación de los ocho volúmenes de las Obras completas de Octavio Paz. Ha sido un trabajo enorme, completo y cuidado, que ayer vio aparecer su octavo tomo, que culmina la tarea comenzada en 1991 por Paz y supervisada e ideada por él mismo antes de su muerte en 1998. El primer tomo, La casa de la presencia, comprende poesía e historia. El segundo abarca dos partes: Excursiones / Incursiones y Fundación y disidencia, con ensayos. El tercero también consta de dos partes: Generaciones y semblanzas, con ensayos poéticos y literarios y otra dedicada a sor Juana Inés de la Cruz. El cuarto volumen se dedica al arte y lleva por título Los privilegios de la vista, mientras que el quinto aborda la historia y la política de México bajo el título El peregrino en su patria. Hay más ensayos políticos en el sexto volumen, Ideas y costumbres, mientras que el séptimo está consagrado a su obra poética. Ayer, con la presentación del octavo tomo, Miscelánea, con sus primeros escritos y una serie de entrevistas, culmina el trabajo al que Vélez se ha dedicado en cuerpo y alma durante años y que compartió en una primera fase con el premio Nobel mexicano.

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