EL FIN DE LA II GUERRA MUNDIAL EN EUROPA

Nueves de mayo

La política internacional no es algo abstracto que nos toque desde fuera o desde dentro -lo vimos en ese terrible 11-M-, sino que uno tiene con ella una relación que cabría calificar de familiar. El 9 de mayo es siempre importante, pero el de hoy, más, pues se celebran los 60 años de la entrada en vigor de la rendición alemana (la capitulación se firmó en los días anteriores). La derrota del nazismo y de Hitler no hubiera sido posible sin EE UU. Eso no lo puedo olvidar, al menos por parte materna, francesa. Pues, efectivamente, muchos estadounidenses -y de otras nacionalidades, incluidos españ...

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La política internacional no es algo abstracto que nos toque desde fuera o desde dentro -lo vimos en ese terrible 11-M-, sino que uno tiene con ella una relación que cabría calificar de familiar. El 9 de mayo es siempre importante, pero el de hoy, más, pues se celebran los 60 años de la entrada en vigor de la rendición alemana (la capitulación se firmó en los días anteriores). La derrota del nazismo y de Hitler no hubiera sido posible sin EE UU. Eso no lo puedo olvidar, al menos por parte materna, francesa. Pues, efectivamente, muchos estadounidenses -y de otras nacionalidades, incluidos españoles- murieron para liberar Europa, acabar la Primera Guerra Mundial en su día, y terminar ganando la Segunda. El abuelo francés, Robert Klein, era alsaciano. Su padre cambió varias veces de nacionalidad con los vaivenes de su tierra, y a él se le congelaron los pies en las trincheras de Ypres en la Guerra del 14. Y el hijo de la abuela fue reclutado para la drôle de guerre de Francia frente a la invasión hitleriana. Cuando el nieto se marchó a estudiar a Londres a finales de los setenta, la abuela francesa le pidió que "nunca se casara con una alemana".

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En eso ha cambiado totalmente Europa. Ninguna abuela francesa le pediría hoy semejante renuncia a su nieto. Y todo porque otro 9 de mayo, de 1950 (tan sólo cinco años después de terminada la guerra, en el día que en Bruselas se celebra como la San Schuman), el entonces ministro francés de Exteriores, inspirado por el discreto Jean Monnet, lanzó en su famosa declaración la idea de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero, primera piedra de la construcción que ha llevado a la hoy Unión Europea en una Europa unida. Recordemos su definitoria visión de que "Europa no se hará de un golpe, ni en una construcción de conjunto. Se hará por medio de realizaciones concretas que creen antes una solidaridad de hecho". Y todo ello con un decidido empuje de EE UU.

Pero los americanos, y los Aliados, no liberaron toda Europa. La Rusia de Stalin, la misma que había pactado con la Alemania de Hitler en agosto de 1939, contribuyó de forma decisiva a la derrota del nazismo, y liberó a muchos países de esas garras, pero para imponer las suyas. Y una parte de Europa, la de Schuman, pero también de EE UU, dejó abandonada a la otra a su mala suerte, hasta que se movieron los cimientos de la guerra fría, cayó el muro de Berlín y estos países renacieron a la libertad y a Europa.

Tampoco liberaron España. De hecho, la Guerra Civil española había sido, en parte, un anticipo de la II Guerra Mundial. Vivimos en nuestro país lo que Europa iba a vivir unos años después a escala continental. Antes de Múnich, hubo la guerra española. De esa contienda civil algunos huyeron perseguidos por ambas partes, como el abuelo español, José Ortega y Gasset, nacido también un 9 de mayo (de 1883). Regresó del exilio en 1945 creyendo, con ingenuidad, que una vez vencido Hitler, los Aliados empujarían al franquismo a irse o abrirse. Tampoco se trataba de pensar que los americanos iban a entrar en Madrid como entraron en Roma o en París, o algunos creen que lo hicieron en Bagdad años después. No. Pero sin la guerra fría que había empezado antes de terminada la caliente, y el apoyo americano (y de otros países como Francia o Reino Unido) dictado por la prioridad anticomunista, probablemente el franquismo no hubiera aguantado como lo hizo. Además, España se quedó sin acceso al Plan Marshall. Aquí lo que llegaron, años más tarde, una vez la democracia asentada y habiendo recuperado España su nivel histórico con la entrada en la hoy Unión Europea, fueron los fondos europeos de cohesión.

Aunque estas vivencias históricas estén superadas, el 9 de mayo no se vive igual desde el punto de vista de los abuelos franceses que de los españoles. Pero sí como europeo, de una Europa socia de EE UU en un mundo que ha cambiado profundamente. Hoy es el Día de Europa, de una Europa que no deberemos olvidar que viene de tantas guerras. Tantos nueves de mayo. aortega@elpais.es

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