Los templos europeos tratan de conseguir fondos con sus obras de arte

En Europa, buena parte de las iglesias consideradas de interés histórico artístico tratan de sacar recursos para su mantenimiento con el cobro de entrada para visitar una parte o la totalidad del tempo.

En Francia e Italia, con un rico patrimonio religioso, la entrada a los templos es gratuita, pero algunas de sus partes, campanarios u obras de arte, son de pago. En 1905, el Estado francés decretó patrimonio nacional todos los templos de Francia -católicos, protestantes y judíos-, lo que significa que el Estado paga la restauración y mantenimiento de los edificios. Corresponde a cada co...

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En Europa, buena parte de las iglesias consideradas de interés histórico artístico tratan de sacar recursos para su mantenimiento con el cobro de entrada para visitar una parte o la totalidad del tempo.

En Francia e Italia, con un rico patrimonio religioso, la entrada a los templos es gratuita, pero algunas de sus partes, campanarios u obras de arte, son de pago. En 1905, el Estado francés decretó patrimonio nacional todos los templos de Francia -católicos, protestantes y judíos-, lo que significa que el Estado paga la restauración y mantenimiento de los edificios. Corresponde a cada confesión mantener todo aquello que se halla en su interior. Las mezquitas, inexistentes en 1905, recaman ahora al Estado francés el mismo trato. En Italia, la jerarquía católica hace periódicamente campaña en televisión para recaudar fondos.

En Alemania, por lo general, las iglesias no cobran entrada a los visitantes, aunque la imposibilidad de mantener algunos templos ha obligado a la jerarquía protestante a vender algunos a organizaciones sociales. Existe un caso, la catedral de Berlín, que sí cobra a todos los visitantes, ya que las subvenciones que recibe del Estado no cubren los múltiples gastos que su mantenimiento y actual restauración.

En Reino Unido, los templos de mayor tirón turístico cobran entrada, con la abadía de Westminster y la catedral de Saint Paul de Londres a la cabeza.

En Holanda, y con excepción de los templos de barrio sin interés artístico, hay que pasar por taquilla para visitar las iglesias, muchas de las cuales han sido reconvertidas en museos, salas de conciertos e incluso han sido vendidas para hacer apartamentos.

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