ARCO 2004

El aumento del coleccionismo privado lo convierte en la locomotora de la feria

Hurto de dos litografías de Miró valoradas cada una en 7.000 euros de la galería Orangerie

El coleccionismo privado se está convirtiendo en la locomotora que tira del tren de Arco. Desde hace dos o tres años, el peso de los particulares es mayor que el de los coleccionistas institucionales o de empresas, si bien éstos también han aumentado sus compras, que se espera alcancen en conjunto el millón y medio de euros. La feria, que ayer recibió la visita privada del Rey, el príncipe de Asturias y su prometida, Letizia Ortiz, se levantó con la mala noticia de que habían hurtado dos litografías de Miró, valoradas en 7.000 euros cada una, en la galería alemana Orangerie-Reinz.

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El coleccionismo privado se está convirtiendo en la locomotora que tira del tren de Arco. Desde hace dos o tres años, el peso de los particulares es mayor que el de los coleccionistas institucionales o de empresas, si bien éstos también han aumentado sus compras, que se espera alcancen en conjunto el millón y medio de euros. La feria, que ayer recibió la visita privada del Rey, el príncipe de Asturias y su prometida, Letizia Ortiz, se levantó con la mala noticia de que habían hurtado dos litografías de Miró, valoradas en 7.000 euros cada una, en la galería alemana Orangerie-Reinz.

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"El coleccionismo particular cada vez es más fuerte, está mejor informado, arriesga más y es más joven", comenta Nacho Ruiz, de la galería T-20, de Murcia, satisfecho porque uno de los jóvenes artistas que representa, Raúl Belinchón, obtuvo ayer el tercer premio de la categoría de arte del World Press Photo. Ruiz es, además, experto en el mercado del arte en España -en breve leerá su tesis doctoral sobre el tema- y conoce Arco como usuario, experto y galerista. "De estudiante venía cada año y creo que a toda una generación ha sido esta feria la que nos ha educado en el arte contemporáneo. Como galerista, hace cuatro años que venimos y siempre nos ha ido bien, aunque se está notando cómo se va consolidando el coleccionismo privado joven", afirma. "Además, otro cambio es que ahora hay muchos coleccionistas españoles que viajan invitados a otras ferias internacionales y tienen un nivel similar al de sus colegas de otros países, cosa que hace unos años no pasaba".

Aunque es difícil hablar de porcentajes, Ruiz señala que podría hablarse de que en estos momentos el peso de los privados supone el 60% de las ventas de la feria frente al 40% de las compras institucionales. Es una tendencia que también ha advertido el galerista valenciano Luis Adelantado, que, muy satisfecho con el ritmo de ventas de esta edición, indica que "hará unos dos años que se produjo el cambio y ahora es más importante el coleccionismo privado". Le ha sorprendido, afirma, "lo fácil que ha sido este año la venta del vídeo, que está saliendo muy bien".

La galerista Soledad Lorenzo, que ha vendido a un particular una escultura de Louise Bourgeois por 270.000 euros, señala que los museos y empresas ayudan a los jóvenes, pero que desde los noventa se consolida el coleccionismo privado. "Para el arte hace falta pasión y está en el individuo", declara. El crítico Fernando Francés, que compra para el museo de Málaga (20.000 euros hasta ayer), del que es director, el Ayuntamiento de Pamplona (36.000 euros) y varios coleccionistas (un barceló por 360.000 euros en Bischofberger), cree que el coleccionismo privado se ha duplicado, mientras sitúa en un 5% el institucional y en un 20% el corporativo. Opina que Arco ofrece este año "buenas obras de arte" y que ya existen coleccionistas como para plantear una feria comercial sin más añadidos. La Fundación Arco tiene un presupuesto para obras de 160.000 euros y su asesora, María Corral (junto con Dan Cameron), sitúa el crecimiento del coleccionismo privado en los últimos cuatro años. Frente a los precios de artistas consagrados, las instituciones se gastan entre 30.000 euros (Macuf, Prosegur) y los 600.000 del Reina Sofía (Morandi, Bores, Halley, Michaux, García Alix, Höffer, Prego).

Arco impulsa de manera activa el coleccionismo. Este año han sido unos 200 los coleccionistas internacionales invitados en el marco del programa Major Collectors. La organización de la feria calcula que este apartado es, junto al Foro de Arte Contemporáneo, que se celebra paralelamente a la feria, el que absorbe el mayor porcentaje de los seis millones de euros del presupuesto de Arco. Este año, además, se han organizado 11 debates centrados en diferentes aspectos del coleccionismo. En uno de ellos intervino el director del Reina Sofía, Juan Manuel Bonet, que observa una confluencia del coleccionismo privado y público, la sinergia de las empresas aplicada al arte, como ocurre en Estados Unidos, con un aumento de las donaciones y daciones por parte de las empresas.

Tras la apertura del primer día completo de público se conoció el hurto, en la tarde del jueves, de dos litografías de Miró en la galería Orangerie-Reinz, de Colonia, del pabellón 7. Las obras, de unas dimensiones de 40 por 60 centímetros, y con un valor de 7.000 euros cada una, estaban situadas en una carpeta abierta situada cerca de la mesa donde se sienta el director, que negó el hurto.

Por otra parte, la directora de la feria, Rosina Gómez-Baeza, mantiene el lugar de descanso que provocó la protesta de diez galerías del pabellón 9 por distraer a los compradores, al no llegar a un acuerdo con la sociedad estatal Ddi, que organiza y produce el proyecto. La galerista Juana de Aizpuru pidió la dimisión de la directora en carta al presidente de Ifema, José María Álvarez del Manzano.

El Rey, el príncipe Felipe y Letizia Ortiz, ayer en Arco.REUTERS

Baño de realeza

La rutina de la feria se alteró ayer a las 15.30 con la llegada del Rey, el príncipe de Asturias y su prometida, Letizia Ortiz, que realizaron una visita privada de cerca de dos horas, acompañados por la directora de la feria, Rosina Gómez-Baeza. "Me he dado un baño de realeza", decía un visitante. "Está muy delgada", opinaba una chica sobre una Letizia Ortiz vestida de rojo.

Durante el recorrido, saludaron a las personas que formaban el pasillo mientras entraban y salían de las galerías y todos los gestos eran recogidos por cientos de cámaras digitales, sobre todo de jóvenes.

Comenzó la visita en el pabellón 9, dedicado al arte más experimental, en la galería Alejandro Sales. En la galería Polígrafa, dedicada a arte gráfico, el Rey se interesó por un grabado de Tàpies que, comprobado que su precio era asequible (3.600 euros), decidió adquirir. El Príncipe y Letizia Ortiz adquirieron, por su parte, un cuadro de Luis Moscardó en la galería Punto y se interesaron por varias obras en otras galerías de esta zona.

En el pabellón 7 recorrieron las galerías que ofrecen a los clásicos modernos. Guiados más por la intuición y la mano de Gómez-Baeza que por la previsión de Alberto Aza y los agentes de seguridad, comenzaron por la Marlborough, llena de Leiro, Botero y Bacon, en la que entró sólo el Rey. Siguieron en la Gmurzynska, con una gran cabeza de Miró en la entrada y en el cuarto interior un retrato de Miró de 1927 con un precio de 3,5 millones de euros. Llegaron a la Holly Nahmad para detenerse en cuadros de Picasso, Miró y Dalí, y en la suiza Jan Krugier vieron los picassos más caros de la feria, con un retrato de Dora Maar a siete millones de euros. Llegaron a la Orangerie-Reinz y en Trama don Felipe y Letizia Ortiz se despidieron. Don Juan Carlos continuó aún un largo rato en la feria.

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