Reportaje:

Cristales de príncipe

El grupo de jóvenes artistas argentinos Mondongo termina el primer retrato encargado por la familia real y realizado con miles de pequeños vidrios esmaltados

Entre los cuadros y esculturas esparcidos en su taller de Buenos Aires sobresale un retrato del Príncipe de Asturias. Es la última obra de tres jóvenes artistas plásticos argentinos que integran el grupo Mondongo. Felipe de Borbón la vio el pasado fin de semana en Buenos Aires, en su viaje para asistir a los actos de investidura del presidente Néstor Kirchner. Y le encantó, según contaron los autores. La obra (de 150 x150 centímetros), prácticamente terminada, es un mosaico de 22.500 pequeños vidrios esmaltados de colores.

Juliana Lafitte, de 29 años; Agustina Picasso, de 26, y Manuel M...

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Entre los cuadros y esculturas esparcidos en su taller de Buenos Aires sobresale un retrato del Príncipe de Asturias. Es la última obra de tres jóvenes artistas plásticos argentinos que integran el grupo Mondongo. Felipe de Borbón la vio el pasado fin de semana en Buenos Aires, en su viaje para asistir a los actos de investidura del presidente Néstor Kirchner. Y le encantó, según contaron los autores. La obra (de 150 x150 centímetros), prácticamente terminada, es un mosaico de 22.500 pequeños vidrios esmaltados de colores.

Juliana Lafitte, de 29 años; Agustina Picasso, de 26, y Manuel Mendanha, de 27, utilizan los materiales y elementos más diversos. Retratos y composiciones elaboradas con caramelos, galletas, carne picada, perlas, edulcorantes, comida para perros, preservativos, trozos de jabón o fósforos componen gran parte de su colección.

Junto al retrato del Príncipe hay un cuadro de Lucian Freud realizado a base de salmón ahumado, jamón, embutidos de ciervo y faisán y mozarella, para los tonos blancos, y queso cheddar, para los anaranjados.

Son irreverentes y provocadores, y se atreven con todo. No dudaron ni un instante cuando recibieron la propuesta de hacer los retratos del rey Juan Carlos, la reina Sofía y el príncipe Felipe. Pero no se lo creyeron hasta que recibieron por correo un sobre lacrado de la Casa del Rey con las fotos sobre las cuales tenían que elaborar los retratos. La única condición que tenían que cumplir era la no utilización de elementos que pudieran resultar ofensivos para la imagen real, como preservativos. El primero de los tres cuadros reales a punto de salir de la factoría Mondongo es el del príncipe de Asturias.

Todo empezó en enero, a raíz de una visita que realizó Miguel Ángel Cortés, secretario de Estado para la Cooperación Iberoamericana, a la galería a la que pertenece el grupo. "Luego coincidimos en un almuerzo y allí nos propuso hacer un retrato de los Reyes", recuerda Juliana Lafitte. De entrada, les pareció "una locura", pero aceptaron. "No lo dudamos ni un minuto. Nos parecía un sueño", confiesa Mendanha. "Nuestro trabajo siempre había tenido que ver con el retrato, pero nunca nos pasó por la cabeza que podríamos hacer algo para los Reyes de España", señala Agustina Picasso. "Fue muy extraño y muy fuerte".

A la hora de elegir el material, propusieron el uso de cristales semiespejados de colores porque, según los artistas, el pueblo español quiere verse reflejado en la familia real. "Nos parecía que los cristales daban esa idea, por lo que tuvimos que empezar a experimentar con la técnica de los vidrios, que nunca habíamos utilizado", recuerda Lafitte. El cuadro tiene unos mil tonos. Juliana, Manuel y Agustina pintaron a mano las tres capas de todos y cada uno de los vidrios.

Cuando se confirmó la fecha del traspaso de mando presidencial, les avisaron de la embajada española de que el Príncipe pensaba visitar el taller. "Tuvimos que ponernos las pilas y dejar las demás obras que teníamos entre manos", dice Agustina Picasso. Por el estudio de los Mondongo han pasado en los últimos días el consejero cultural y el embajador y su esposa. "Les encantó. Repetían fascinante, fascinante", dicen los artistas al unísono.

Finalmente, el Príncipe no hizo la visita, pero el sábado les recibió en la Embajada. Por el cuadro cobrarán lo mismo que por cualquier obra: 3.000 dólares. "Nos dijeron que por una cuestión ética no nos podrían pagar más".

¿Por qué Mondongo? La palabra equivale en Argentina a lo que en España es la tripa o los callos. "Elegimos este nombre por la connotación que tiene; aquí es una comida ultrapopular, muy barata. Nuestra idea del trabajo es que todos entiendan nuestras obras, que le gusten a cualquiera, y no sólo a los entendidos", apunta Mendanha.

Dos exposiciones en Buenos Aires, un premio, una beca y las invitaciones desde Granada y la Bienal de Venecia indican que Mondongo camina con paso firme. En su última muestra, entre los compradores había millonarios como Amalia Lacroze de Fortabat (la primera fortuna argentina), galeristas como Orly Benzácar y banqueros.

Juliana Lafitte, Agustina Picasso y Manuel Mendanha, con el retrato del Príncipe, en su taller de Buenos Aires.DARÍO BERMAN
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