CaixaFórum exhibe la belleza y misterio de los antiguos reinos de Nubia a través de 350 piezas únicas

"Ayudados por el crepúsculo, todos estos reinos de muertos y todos los bloques de granito dispersos se mezclan en agrupamientos melancólicos". Las palabras de La mort de Philae, de Pierre Loti, parecen escritas para la extraordinaria exposición Nubia. Los reinos del Nilo en Sudán, que acoge CaixaFórum en Barcelona y que reúne 350 piezas arqueológicas, algunas excepcionales, dedicadas a explicar seis mil años de historia -desde el neolítico a la conquista islámica- en el amplio territorio comprendido entre Asuán y Jartum. Ámbito geográfico de la antigua Nubia y lugar en el que se ...

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"Ayudados por el crepúsculo, todos estos reinos de muertos y todos los bloques de granito dispersos se mezclan en agrupamientos melancólicos". Las palabras de La mort de Philae, de Pierre Loti, parecen escritas para la extraordinaria exposición Nubia. Los reinos del Nilo en Sudán, que acoge CaixaFórum en Barcelona y que reúne 350 piezas arqueológicas, algunas excepcionales, dedicadas a explicar seis mil años de historia -desde el neolítico a la conquista islámica- en el amplio territorio comprendido entre Asuán y Jartum. Ámbito geográfico de la antigua Nubia y lugar en el que se alzó el legendario Kush, ese espacio vio nacer y morir reinos y culturas como los de Kerma, Napata y Meroe, nombres con un eco romántico cuya pronunciación deja en la boca un sabor a arena y olvido. De ese olvido ha querido sacar a unas civilizaciones fascinantes, amalgamadas en buena parte en el sincretismo religioso y la hibridación artística propios de la encrucijada entre el Egipto faraónico y el África negra, esta exposición que juega continuamente con la comparación y que propone un viaje inolvidable a unas tierras misteriosas, lejanas y perdidas. Cerámica, oro, plata, estatuas de los reyes de la dinastía nubia cushita que reinó en el vecino Egipto -los llamados faraones negros-, pequeñas Venus neolíticas, metalurgia cristiana: la colección es abigarrada y heterogénea, pero ha sido distribuida por temas para facilitar la comprensión.

La exposición, que se inaugura mañana (hasta el 24 de agosto), fue presentada ayer por su comisaria, la egiptóloga Carmen Pérez Díe, en presencia del director del Museo Nacional del Sudán (Jartum) -que ha prestado una gran cantidad de piezas-, Siddig M. Gasm el Seed. El recorrido, punteado por delicados guiños escenográficos que crean un ambiente de un encanto irresistible (tonos azules, dinteles a imitación de los templos nubios, reproducción parcial de una pirámide de Meroe), se inicia con una impresionante estatua de granito del rey Tanutamón, "amado de Amón de Napata". Siguen ámbitos dedicados a mostrar el entorno nubio, con reproducciones en diferentes soportes de animales salvajes y domésticos; la visión que egipcios y nubios tenían respectivamente de estos últimos; y las relaciones de Nubia con Egipto y Roma. En el espacio consagrado a la realeza, junto a la gran estela de Nastasen, se exhiben las estatuas del rey Senkamanisken y su esposa. El tema recurrente del rey triunfante se aborda comparando la iconografía de Seti I con la similar del rey meroítico Aroikankharer. La religión incluye divinidades egiptizantes o el célebre Amón cushita, con cabeza de carnero. El ámbito de los templos se centra en el de Debot, entregado a España por su participación en el salvamento de los templos de Nubia en los años sesenta. La exposición se cierra con una sala con material de las excavaciones españolas en Nubia.

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