La grandeza de Luis Cernuda reside "en sus contradicciones", afirma Alfonso Guerra

Se presenta un libro que estudia la obra del poeta durante sus años de exilio

Alfonso Guerra se prodigó ayer porque presentaba el libro de dos amigos, los profesores Julio Neira y Javier Pérez Bazo ("con quienes comparto la visión de la vida", quiso subrayar), porque es un gran lector de Luis Cernuda y porque es un activo defensor en la recuperación de la memoria del exilio español. Contra el tópico y contra las voces uniformes que denostan a Cernuda por su personalidad poliédrica, Guerra ensalzó precisamente la riqueza de sus contradicciones: "Su grandeza fue su equilibrio inestable, su rostro de dos caras", dijo en la presentación de ...

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Alfonso Guerra se prodigó ayer porque presentaba el libro de dos amigos, los profesores Julio Neira y Javier Pérez Bazo ("con quienes comparto la visión de la vida", quiso subrayar), porque es un gran lector de Luis Cernuda y porque es un activo defensor en la recuperación de la memoria del exilio español. Contra el tópico y contra las voces uniformes que denostan a Cernuda por su personalidad poliédrica, Guerra ensalzó precisamente la riqueza de sus contradicciones: "Su grandeza fue su equilibrio inestable, su rostro de dos caras", dijo en la presentación de Luis Cernuda en el exilio.

El espíritu paradójico de Luis Cernuda (Sevilla, 1902-México, 1963) ya quedaba explícito en los propios títulos de su obra, como La realidad y el deseo, y esa contradicción "la va a usar en todo", empezó diciendo Alfonso Guerra con un discurso culto y pródigo en conocimiento de la historia. Aclaró que Cernuda no tuvo un exilio, sino tres: un exilio interior (el moral), uno exterior (el político) y otro que participa de ambos, el literario. Que su relación con España, cuando estaba desterrado, fue desde dos frentes: su madre y su madrastra, y defendió que la postura del poeta hacia España "no fue de aborrecimiento, sino de amor y desamor".

Aludió Guerra al difícil carácter del poeta, a su verdadera incapacidad para relacionarse con los demás y a la dificultad de asumir su homosexualidad como elementos que componen la personalidad compleja y plural de Cernuda. Fue directo contra el tópico de que en los tiempos duros de la Guerra Civil mantuviera posturas equidistantes o eludiera el compromiso político: "Se mantuvo fiel a la República, al menos espiritualmente, y su compromiso se hizo expreso en el espíritu, no en la acción", aunque recordó que el poeta participó en las misiones pedagógicas creadas por la República. Y censuró la miopía a la hora de valorar la obra poética de Cernuda "por parte de aquellos que no supieron ver su carga de profundidad".

Sobre la apropiación por parte del PP de la figura de Cernuda en su centenario, Guerra fue mordaz: "Bueno, es terrible, todo se ha estrujado para acumular apropiaciones indebidas y también ha servido para oír una buena tanda de bobadas y asnadas". ¿Y qué pensaría el propio Cernuda? "Él ya lo presagió refiriéndose a Góngora, que era su referente: los que te insultaron después se inclinarán ante su nombre. Eso mismo pasa ahora con Cernuda".

Pero el centenario también ha dejado validez: "Acercar nuevos lectores a la obra de Cernuda y seguir investigando en su obra".

Ésa es la línea de Luis Cernuda en el exilio, subtitulado Lecturas de las Nubes y Desolación de la Quimera, editado por la Universidad de Toulouse-Le Mirail, un libro espléndido que aporta y amplía la visión de Cernuda, de la polifonía poética del poeta, a juicio de Guerra. El libro, de algo más de 300 páginas, analiza con rigor y audacia la segunda etapa de la poesía cernudiana, añade su cronología, una exhaustiva bibliografía y una antología de textos críticos del propio Cernuda.

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