VEINTE AÑOS DE NORMALIZACIÓN LINGÜÍSTICA

El Gobierno cree que en torno al euskera existe crispación política pero no social

El PSE y el PP acusan a los nacionalistas de "patrimonializar" la lengua vasca

El euskera lleva los últimos años en el centro de la diana política. La actual consejera de Cultura, Miren Azkarate, lamenta que los "consensos básicos"que propiciaron la aprobación de la Ley de Normalización del Uso del Euskera ya no existan. Considera que " desgraciadamente, la crispación política ha alcanzado a la lengua", pero confía en los jóvenes "que usan las dos lenguas con normalidad absoluta". El PP y el PSE reivindican el espíritu de la ley, al tiempo que acusan a los nacionalistas de "patrimonializar" la lengua y haber diseñado la política lingüística desde la "cerrazón".

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El euskera lleva los últimos años en el centro de la diana política. La actual consejera de Cultura, Miren Azkarate, lamenta que los "consensos básicos"que propiciaron la aprobación de la Ley de Normalización del Uso del Euskera ya no existan. Considera que " desgraciadamente, la crispación política ha alcanzado a la lengua", pero confía en los jóvenes "que usan las dos lenguas con normalidad absoluta". El PP y el PSE reivindican el espíritu de la ley, al tiempo que acusan a los nacionalistas de "patrimonializar" la lengua y haber diseñado la política lingüística desde la "cerrazón".

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La consejera, que también es miembro de Euskaltzaindia, ve el pasado y, sobre todo, el futuro con optimismo. Y eso pese a que la historia reciente del euskera está marcada por el enfrentamiento político. "A lo largo de estos 20 años [desde la aprobación de la ley] se han dado avances significativos. El euskera tiene hoy más medios y, especialmente, una generación de vascoparlantes con una preparación y un conocimiento de la lengua como no lo ha habido nunca en la historia", reflexiona.

Azkarate reconoce que las preocupaciones son inherentes a un proceso como la euskaldunización, pero ni siquiera su generación hubiese soñado la situación actual: enseñanza en lengua vasca incluso en la universidad, también medios de comunicación y una Administración que apuesta por la euskaldunización en la Sanidad y la Justicia. "Es innegable que se han logrado avances, pero nada está garantizado y el futuro de la lengua lo tenemos que conquistar día a día y entre todos", advierte.

La consejera lamenta el partidismo respecto a la cuestión lingüística. "La crispación política ha alcanzado a la lengua y, desgraciadamente, en lugar de pensar que el euskera es patrimonio de todos junto con el castellano, se pasa a otro tipo de planteamientos más partidistas." "Los partidos", añade, "no van por el buen camino. La sociedad, en cambio, marca una trayectoria diferente. Confío en la respuesta social y en los jóvenes de 20 de 15 años cuyos padres no saben euskera que utilizan las dos lenguas de la comunidad con normalidad absoluta".

Sobre los posibles excesos cometidos por el Gobierno al aplicar la ley básica del euskera y las normas que la desarrollan, Azkarate recuerda que cuando se trata de funcionarios públicos hay que tener claro que éstos deben servir a la sociedad y que si esa sociedad aspira a ser bilingüe, están obligados a realizar un esfuerzo por euskaldunizarse. "Algunos pueden pensar que se han cometido excesos, pero lo cierto es que sigue existiendo todo un colectivo que quiere expresarse en euskera y no puede hacerlo". Aún así, admite que las cuestiones relacionadas con la política lingüística son "delicadas" y su aplicación exige "convencer y no imponer".

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La parlamentaria del PSE Isabel Celaá cree que diseñar la política lingüística requiere "naturalidad y racionalidad", y opina que ha habido mucha "cerrazón". Considera que estas dos décadas han sido "realmente fructíferas para el euskera". Y valora que, frente a la actutid patrimonialista de los nacionalistas, los no nacionalistas se han centrado a menudo en criticar abusos sin defender lo suficiente el euskera como propio, como patrimonio de todos.

Celaá señala que las dos lenguas oficiales no deben darse la espalda y reivindica que la cuestión lingüística sea debatida en las instituciones, porque "el euskera no necesita comisarios políticos". Tanto Celaá como el parlamentario del PP Iñaki Oyarzabal exigen que las críticas a la política lingüística no se confundan con ataques al euskera. Reclaman también que "la lengua no sea motivo de exclusión" y, por tanto, consideran necesario que los castellanoparlantes también estén en el Consejo Asesor del Euskera. "A fin de cuentas, son los potenciales clientes", apunta el parlamentario popular.

Oyarzabal afirma que los nacionalistas han "traicionado" el espíritu de la ley básica del euskera, además de ningunear a los no nacionalistas en su desarrollo. Recuerda el parlamentario del PP que hasta los noventa su actitud en materia lingüística era "por la paz, una avemaría", pero que cambió al comprobar que los nacionalistas usan la lengua "como arma partidaria" y contra los no nacionalistas. Además, subraya Oyarzabal que el euskera ha costado mucho dinero a los contribuyentes: más de 6.000 millones de euros. Pero recalca que, aunque hoy son muchos más los que lo conocen, su uso social ha aumentado apenas un punto.

El reto para la consejera es extender el uso: "Las dos encuestas sociolingüísticas nos indicaban, y nos confirmará la tercera, que ha aumentado el porcentaje de personas que conocen el euskera, pero los porcentajes de uso no se corresponden. Hay que hacer un esfuerzo para seguir ofreciendo ámbitos, sobre todo de ocio, donde el euskera se pueda usar con comodidad.

Sacrificio no reconocido

El sistema de enseñanza ha sido el motor que más ha contribuido a incrementar la cantidad de euskaldunes. Pero, como recuerda el PSE, ha sido a costa de un titánico esfuerzo personal de miles de enseñantes. "El 95% de los profesores de EGB no sabía euskera" hace 20 años, según Celaá. Los socialistas consideran que ese sacrificio personal de miles de funcionarios, sobre todo del profesorado, indispensable para la promoción del bilingüismo nunca "será suficientemente computado". Celaá aboga por ir hacia nuevos consensos básicos.Para el popular Oyarzábal los nacionalistas han usado la lengua vasca como excusa para "arrinconar a muchos profesores, cambiarlos por otros, fomentar así el clientelismo político y han usado la escuela para adoctrinar, como base de la construcción nacional". Añade que "ha habido mucho miedo a decir: el bilingüismo me parece bien, hago un esfuerzo, pero tengo derecho a un futuro aquí aunque no sepa euskera".Afirma que el PP revisaría los modelos lingüísticos, porque los nacionalistas han intentado eliminar el A, han convertido el B en un D encubierto y en el D han suprimido el castellano hasta los 14 años.

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