Impulso a la investigación

El director de la Unidad de Biofísica de la UPV, Félix Goñi, destaca sus potencialidades para el País Vasco

La labor investigadora en la UPV ha recibido un fuerte impulso con la puesta en marcha de la Unidad de Biofísica, centro mixto de la universidad pública vasca y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) inaugurado la pasada semana en el campus vizcaíno de Leioa. Éste es el segundo centro dedicado en exclusiva a la investigación que se pone en marcha en la UPV después de la creación, también con la ayuda del CSIC, en abril de 2000 de la Unidad de Física de Materiales, iniciativa abanderada por los investigadores Pedro Miguel Etxenike y Juan Colmenero.

El promotor y direc...

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La labor investigadora en la UPV ha recibido un fuerte impulso con la puesta en marcha de la Unidad de Biofísica, centro mixto de la universidad pública vasca y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) inaugurado la pasada semana en el campus vizcaíno de Leioa. Éste es el segundo centro dedicado en exclusiva a la investigación que se pone en marcha en la UPV después de la creación, también con la ayuda del CSIC, en abril de 2000 de la Unidad de Física de Materiales, iniciativa abanderada por los investigadores Pedro Miguel Etxenike y Juan Colmenero.

El promotor y director del nuevo centro, el catedrático de Bioquímica Félix Goñi, califica como un premio al trabajo realizado hasta ahora por su equipo y por la universidad pública vasca el millón y medio de euros que ha invertido el CSIC en la construcción de la recién estrenada sede. 'El CSIC reconoce con los centros mixtos los lugares donde hay un cierto nivel de calidad de la investigación. Y para los que pensamos que la universidad es, ante todo, un centro de investigación, es bueno que se creen organismos como éste, donde la investigación tenga un papel preeminente, afirma.

'La biotecnología va a mover muchísimo dinero', recalca el director del centro

El origen de esta unidad hay que buscarlo en el Grupo Biomembranas formado en torno a 1976 en la entonces Universidad de Bilbao. Casi 20 años después, en 1995, comienza la cooperación institucional con el CSIC, vínculo que se materializará cuatro años después en un convenio con la UPV para la formación de una Unidad Asociada, iniciativa que ha derivado en el actual centro mixto de Leioa. 'Éste ha sido el fruto de un esfuerzo y de una labor iniciada hace 25 años con mucho tesón. En cinco ocasiones intentamos crear un instituto de investigación independiente de la universidad, y no hemos tenido suerte hasta ahora, que hemos logrado un centro modesto, pero adecuado a nuestras necesidades', detalla Félix Goñi.

La Unidad de Biofísica tiene el doble objetivo de formar científicos que estén a la altura de los laboratorios más exigentes y de desarrollar una investigación de calidad relacionada con un campo, el de la biotecnología, que está adquiriendo una cada vez mayor relevancia económica y tecnológica en el sector médico, tanto en lo que se refiere a diagnosis como en lo relacionado con el tratamiento, y en el de la alimentación. 'Va a mover muchísimo dinero. De hecho, ya lo está haciendo. Por ejemplo, desde hace diez años la insulina que se administra a las personas que sufren diabetes se produce por ingeniería genética', señala el director del nuevo centro.

A este respecto, Goñi considera que el nuevo centro puede ser un elemento impulsor de este área productiva y tecnológica en el País Vasco. 'No somos un centro de biotecnología; nos dedicamos a la investigación básica en la biofísica, que es la aplicación de técnicas físicas al estudio de sistemas biológicos. Lo que ocurre es que el desarrollo de una industria biotecnológica en el País Vasco pasa por el desarrollo de la biología molecular, en la que se nos puede incluir. Y esta unidad es la primera piedra para ese proceso', explica.

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Sin embargo, lo que se ha hecho no es, ni mucho menos, suficiente. 'Se necesitan más centros de investigación básica y más de genética molecular', apunta Goñi. Así lo conosdera también la consejería de Industria, que ha establecido un plan a 10 años en el que se prevé la creación de otros centros de biología básica.

Por el momento, tan sólo se dispone de la unidad ocupada por Goñi y un equipo compuesto por 13 científicos, seis colaboradores posdoctorales, 17 becarios predoctorales y dos miembros del Personal de Administración y Servicios. Todos ellos ocupan un edificio de 1.100 metros cuadrados, situado en la antigua sala de calderas del campus de Leioa, que cuenta con una docena de laboratorios dotados de medios avanzados para desarrollar las múltiples líneas de investigación marcadas en el centro.

El director de la unidad confía en que esta plantilla inicial que ocupa el nuevo edificio vaya creciendo con el paso del tiempo. 'La principal ventaja que tiene ser un centro mixto con el CSIC es que nos permite crear plazas de científicos, lo que hace que podamos traer gente que está ahí fuera, vascos y no vascos', indica.

Pese a que éste es el primer centro mixto del CSIC dedicado a la investigación de la Biofísica, Goñi no oculta que el retraso en el campo de la biología molecular del País Vasco frente a otras comunidades autónomas es patente. 'Estamos a años luz de Madrid y Barcelona. Allí existen centros importantes de investigación en biología molecular. Además, algunas de sus universidades también cuentan con centros potentísimos en esta misma disciplina. La verdad es que nos llevan muchísima ventaja', admite.

Catedrales y magnetismo

El nombre del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) está relacionado en España con calidad de investigación y de estudio. Por ello, para las universidades es un honor y un mérito que se exhibe como factor de prestigio contar con la ayuda, colaboración o financiación de este organismo público, fundado en 1939 y adscrito en la actualidad al Ministerio de Ciencia y Tecnología.Con la inauguración la pasada semana del edificio que alberga la Unidad de Biofísica dirigida por el catedrático Félix Goñi, la Universidad del País Vasco pasa a ser una de las cinco universidades españolas que disponen de dos o más de los 29 centros mixtos que comparte el CSIC con otras instituciones. El primero ha sido el Donostia Physics Center, situado en el campus guipuzcoano de Ibaeta e inaugurado en abril de 2000, que tiene en su plantilla a científicos de la talla de Juan Colmenero, que lo dirige, y de Pedro Miguel Etxenike.Pero ésta, aun siendo la más importante, no es la única vinculación que mantiene la universidad pública vasca con el organismo presidido por el físico catalán Rolf Tarrach. Aunque sin edificio propio, existen tres Unidades Asociadas en la UPV con el CSIC que se ocupan disciplinas muy diferentes. Vinculado con el Instituto de Filosofía del CSIC, se encuentra el Grupo de Filosofía de la Ciencia. Otro grupo, el de magnetismo, materiales magnéticos y aplicaciones, está asociado con el Instituto de Microelectrónica de Madrid, y el Instituto de Historia del CSIC mantiene una estrecha relación con el grupo de Arqueología Tardoantigua y Medieval, Arqueología de la Arquitectura, originado a raíz de los trabajos de rehabilitación de la catedral de Santa María de Vitoria.

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