Cheney fracasa en su búsqueda de apoyos árabes para atacar a Irak

De poco le han servido a Dick Cheney sus relaciones personales con la mayoría de los dirigentes árabes a los que ha visitado en la última semana. En Ammán, en El Cairo o en Yedda, el vicepresidente de Estados Unidos ha encontrado la misma oposición a los planes de su país para bombardear Irak, que es lo que significa en realidad su 'apoyo para la siguiente fase de la lucha contra el terrorismo'. Dos obstáculos principales se han levantado en su camino: la crisis israelo-palestina y el riesgo de inestabilidad.

Pero la sorpresa no han sido tanto las pegas de los aliados regionales cuanto ...

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De poco le han servido a Dick Cheney sus relaciones personales con la mayoría de los dirigentes árabes a los que ha visitado en la última semana. En Ammán, en El Cairo o en Yedda, el vicepresidente de Estados Unidos ha encontrado la misma oposición a los planes de su país para bombardear Irak, que es lo que significa en realidad su 'apoyo para la siguiente fase de la lucha contra el terrorismo'. Dos obstáculos principales se han levantado en su camino: la crisis israelo-palestina y el riesgo de inestabilidad.

Pero la sorpresa no han sido tanto las pegas de los aliados regionales cuanto la claridad y contundencia con la que las han expresado. Funcionarios estadounidenses han filtrado a la prensa de su país que, antes de que el vicepresidente iniciara su viaje, estaban convencidos de que los líderes árabes terminarían por aceptar una campaña militar contra Irak aunque hicieran algún gesto público de desaprobación de cara a la galería local. Sin embargo, el rechazo ha sido público y privado, en declaraciones oficiales y en ruedas de prensa. Más grave aún, algunos de los principales interlocutores ni siquiera esperaron a la llegada de Cheney.

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'No creo que vaya en interés de Estados Unidos, de la región o del mundo', declaraba a una televisión norteamericana el príncipe heredero y virtual hombre fuerte de Arabia Saudí, Abdalá Bin Abdelaziz, la víspera de la llegada de Cheney. No podía estar más claro.

Tanto el rey Fahed como su heredero hicieron saber al vicepresidente estadounidense que se niegan a que tropas de su país utilicen el reino para 'golpear a Irak o cualquier otro país árabe o islámico', informó el diario saudí Al Watan. Todo lo contrario de las facilidades que Cheney obtuvo en 1991, durante la guerra del Golfo, cuando era secretario de Defensa. El giro no ha sido, sin embargo, repentino. Riad, el principal aliado de Washington en el Golfo, ya se negó a que los aviones estadounidenses despegaran de su territorio para atacar Afganistán.

La preocupación de los dirigentes saudíes, como la del rey jordano o el presidente egipcio, transpiran el peso de una opinión pública indignada por la represión israelí de la segunda Intifada palestina. Cualquier paso en falso se traduciría en una inestabilidad sobre la que también ha advertido Turquía, uno de los dos aliados no árabes, que Cheney visitará el martes tras su escala hoy en Israel.

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