Otra opinión sobre el barco 'Pil-Pil'
Quiero manifestar mi completo desacuerdo con las opiniones que se vertían en la carta publicada el pasado día 11 de noviembre sobre el barco Pil-Pil.
Por motivos distintos he tenido la suerte de asistir en varias ocasiones a los paseos por la ría en el barco Pil-Pil y, tanto en su recorrido sencillo (sólo desde el puente Euskalduna hasta el del Ayuntamiento) como en su recorrido completo (hasta su desembocadura en el puerto) he quedado en todas plenamente satisfecha.
Bilbao está haciendo un enorme esfuerzo por modernizarse y perder el estigma de ciudad fea, triste y...
Quiero manifestar mi completo desacuerdo con las opiniones que se vertían en la carta publicada el pasado día 11 de noviembre sobre el barco Pil-Pil.
Por motivos distintos he tenido la suerte de asistir en varias ocasiones a los paseos por la ría en el barco Pil-Pil y, tanto en su recorrido sencillo (sólo desde el puente Euskalduna hasta el del Ayuntamiento) como en su recorrido completo (hasta su desembocadura en el puerto) he quedado en todas plenamente satisfecha.
Bilbao está haciendo un enorme esfuerzo por modernizarse y perder el estigma de ciudad fea, triste y gris. Las instituciones públicas han hecho posible que allí donde sólo quedaban los restos de un pasado industrial vayan apareciendo otros elementos que siguen dignificando nuestro paisaje. La ría, pues, se nos devuelve a los bilbaínos.
Con esta iniciativa turística -por cierto, privada- podemos redescubrir un Bilbao que se nos ocultaba y comprender nuestra historia más reciente a su paso por las dos orillas de la ría.
Creo que sus promotores han sabido aprovechar el tirón y, así, unir cultura y ocio, ofreciendo un bonito paseo y un rato agradable en torno a una mesa, con música y baile.
Me sorprenden las acusaciones que se hacen en la citada carta. Me gusta viajar, y en todas las grandes capitales cruzadas por un río (Sevilla, París, Amsterdam, entre otras) he visto este tipo de barcos diseñados precisamente para deleite de turistas, ávidos de conocer la ciudad desde otra perspectiva. Lógicamente, son barcos que se sirven de empresas de catering para poder ofrecer los servicios de un restaurante, pero, en mi opinión, tiene una calidad más que aceptable.
Con respecto al programa didáctico que se ofrece para escolares, también tengo que decir que, como profesora que soy, estoy esperando con anhelo poder asistir con mis alumnos a la visita que de manera gratuita ofrece la Diputación. Por mi profesión estoy en contacto con compañeros que ya la han realizado y han quedado del todo satisfechos con la misma.
En conclusión, me parece que la carta a la que me refiero acusa demasiada mala uva por parte de su autora ¿Le sirvieron la comida con demasiado picante?