Aznar incumple su promesa de apoyar la investigación del genoma humano

La anunciada fundación sobre genómica sigue sin arrancar y sin los 8.000 millones previstos

El apoyo del Gobierno a la investigación del genoma humano sigue siendo prácticamente inexistente. Nueve meses después de anunciar medidas extraordinarias para el fomento de la genómica y la proteómica, dos de las áreas fundamentales para su desarrollo, nada se ha concretado. La Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT), que preside José María Aznar, anunció en febrero la 'inmediata' creación de la Fundación para la Investigación del Genoma Humano y una 'acción especial' de 26.000 millones de pesetas para tres años. Nada de eso ha ocurrido.

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El apoyo del Gobierno a la investigación del genoma humano sigue siendo prácticamente inexistente. Nueve meses después de anunciar medidas extraordinarias para el fomento de la genómica y la proteómica, dos de las áreas fundamentales para su desarrollo, nada se ha concretado. La Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT), que preside José María Aznar, anunció en febrero la 'inmediata' creación de la Fundación para la Investigación del Genoma Humano y una 'acción especial' de 26.000 millones de pesetas para tres años. Nada de eso ha ocurrido.

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El anuncio de la CICYT se produjo el pasado 20 de febrero, pocas fechas después de que las revistas científicas Nature y Science dieran cuenta de los primeros borradores del genoma humano conseguidos por un consorcio público internacional, liderado por EE UU y el Reino Unido, y por la empresa estadounidense Celera Genomics, respectivamente. La comisión, tras admitir que España había estado 'insuficientemente representada' en esa primera fase de una investigación sobre la que se cimenta buena parte del futuro de la ciencia y la medicina, manifestó que España 'no debe dejar pasar las oportunidades' de estar presente una segunda fase, cuando se debe poner a punto la tecnología para diseñar los principios de la medicina genómica, basada en el conocimiento de los genes, así como de la emergente industria biotecnológica.

El anuncio, que coincidió con una oleada de protestas de la comunidad científica española por el escaso apoyo gubernamental al desarrollo de un área considerada estratégica, debía haberse traducido en dos actuaciones 'urgentes'. La primera, la constitución 'inmediata' de la Fundación para la Investigación del Genoma Humano (FIGH), un paraguas bajo el cual debían ampararse desde proyectos de investigación hasta la adquisición de equipamiento específico, pasando por la generación de redes temáticas y su coordinación.

La principal función de la FIGH, explicó posteriormente Rubén Moreno, presidente del Instituto Nacional de la Salud (Insalud) y uno de los candidatos a encabezarla, debería ser constituirse en 'plataforma de coordinación nacional'. De ahí, indicó, debería surgir una red que integrara grupos y centros de investigación biomédica y biotecnológica, y que aglutinara los recursos de la Administración a estas áreas.

Moreno fundamentaba el enfoque de la FIGH en el impacto económico e industrial previsto para la genómica en los próximos años. Según diversas estimaciones, el volumen de negocio para esta área alcanzará los 7.500 billones de pesetas en 2005. En ese escenario, brillarán con luz propia las grandes empresas farmacéuticas y biotecnológicas que hayan sabido transformar el conocimiento derivado del genoma humano en tecnología y herramientas terapéuticas como nuevos fármacos basados en los genes. España, afirmó entonces, 'no puede quedarse al margen'.

Pero hoy la fundación sigue sin constituirse y nadie desde la Administración ha aventurado una fecha probable. También, según han denunciado en círculos restringidos científicos españoles de elite, han empezado 'serias discrepancias' entre los ministerios de Ciencia y de Sanidad por el control.

Acción especial

Inmediatamente tras el anuncio del Gobierno, el Ministerio de Ciencia convocó a investigadores vinculados a la genómica y la proteómica. A la primera reunión, en marzo, asistieron científicos de áreas básicas biomédicas, así como bioinformáticos y expertos en el genoma de microorganismos, levadura y la popular mosca del vinagre. A una segunda, semanas más tarde, acudieron científicos de genómica vegetal. En las reuniones, conducidas por el secretario de Estado de Política Científica y Tecnológica, Ramón Marimón, se apuntó la necesidad de establecer redes, generar plataformas tecnológicas e invertir en programas científicos coordinados y en formación.

Marimón anunció la intención de su ministerio de convocar para 'próximas fechas' una acción especial y que Ciencia aportaría 7.000 millones de pesetas, 4.000 de ellos en créditos, mientras que el Ministerio de Sanidad aportaría otros 1.000. La fecha más probable para la convocatoria de esa acción especial, dijo Marimón, sería 'antes de verano'.

Antes de verano lo único que hizo el ministerio fue nombrar a José Luis Jorcano gestor de la acción especial. En declaraciones a este diario, indicó que la convocatoria estaría lista para 'finales de junio'. Hoy aún no se ha publicado. El pasado martes, Marimón aseguró a EL PAÍS que iba a publicarse en 'los próximos días'. Y aclaró, a diferencia de lo previsto, que parte del dinero ya se habría entregado este mismo año: en la convocatoria de proyectos de enero y en la de abril del Programa de Fomento de la Innovación Tecnológica (Profit). Marimón no especificó cuánto dinero se había distribuido ni cuánto iba a estar disponible. Tan sólo especificó que iba a tratarse de una 'acción complementaria' a lo realizado hasta la fecha.

Una inversión crucial

La investigación genómica se basa en el conocimiento de los genes. Su interés se prevé crucial para el desarrollo de los países más avanzados que, como EE UU y el Reino Unido, invirtieron cantidades ingentes en la secuenciación del genoma humano. De esta estrategia, en la que participaron Francia y Japón, surgieron multitud de aplicaciones y descubrimientos que han empezado a aparecer ya en las revistas científicas, como nuevas propuestas terapéuticas o aplicaciones en un campo tan distante como la agricultura. Biochips, programas bioinformáticos, centros de secuenciación o de genotipación, proteómica ( estudio de las proteínas), celómica (de la función celular) o metabolómica (del metabolismo), forman un nuevo paisaje. Alemania se abstuvo en la primera fase, concluida con la publicación del genoma humano en febrero, pero lleva ya casi cinco años de anticipación en la segunda, formando especialistas y estableciendo redes. Sólo en 2001 habrá invertido 80.000 millones de pesetas adicionales. Francia añadió un presupuesto extraordinario cercano a los 70.000 millones. En España no se ha participado en la primera fase y, por lo que se deduce de las palabras de Marimón, lo hará mínimamente en la segunda. La fórmula escogida, ha indicado Marimón, es el reparto de los 8.000 millones en 'tres fases': una en enero, a través de la convocatoria de proyectos; otra en abril, a través de los programas profit, y una tercera 'redes y equipamientos'. Se deduce que el dinero adicional para genómica va a ser muy inferior a lo anunciado. Como mucho, según algunos observadores, de 2.000 a 3.000 millones de pesetas, buena parte créditos. Una fórmula innovadora, según fuentes críticas, pero que reduce aún más el potencial inversor del Gobierno en esta área estratégica.

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