Tribuna:DÍA MUNDIAL DEL CONSUMIDOR

Crisis alimentaria, crisis de información

Lo más grave de las últimas crisis alimentarias es, según el autor, el ocultamiento de información al ciudadano

El 15 de marzo de 1962 el presidente norteamericano John F. Kennedy, en un mensaje especial dirigido al Congreso estadounidense, proclamaba la conocida ya como Carta de los Derechos del Consumidor. Por esta razón, cada 15 de marzo se celebra el Día Mundial del Consumidor.

Para este año la Comisión Europea ha propuesto que se dedique la jornada a la calidad y seguridad alimentarias. Resulta irónica esta sugerencia para el día de hoy, cuando recientemente se ha conocido la existencia de un documento oficial de la propia Comisión Europea, fechado el 12 de octubre de 1990, tan revelador com...

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El 15 de marzo de 1962 el presidente norteamericano John F. Kennedy, en un mensaje especial dirigido al Congreso estadounidense, proclamaba la conocida ya como Carta de los Derechos del Consumidor. Por esta razón, cada 15 de marzo se celebra el Día Mundial del Consumidor.

Para este año la Comisión Europea ha propuesto que se dedique la jornada a la calidad y seguridad alimentarias. Resulta irónica esta sugerencia para el día de hoy, cuando recientemente se ha conocido la existencia de un documento oficial de la propia Comisión Europea, fechado el 12 de octubre de 1990, tan revelador como preocupante, por el que ha trascendido que esta institución conocía ya desde aquella época la enfermedad de la encefalopatía espongiforme bovina (EBB) o mal de las vacas locas.

'Empecemos por reivindicar el derecho a conocer toda la verdad'

Se antoja sarcástica esta celebración hoy cuando los responsables políticos de la Comisión Europea, en lugar de informar y prevenir entonces a los consumidores europeos sobre los riesgos potenciales del consumo de carne bovina, optaron, como primera reacción, por ocultar y minimizar los riesgos de la enfermedad, pidiendo al Gobierno británico de la época que ocultara los resultados de las investigaciones que sobre la enfermedad había realizado hasta la fecha y decidiendo así practicar la desinformación activa 'para no practicar reacciones desfavorables en el mercado'.

Tal vez se escondan parecidas razones en el hecho de que conociéramos hace escasos días que el Ministerio de Agricultura español sabía desde 1999 que muchos ganaderos de nuestro país estaban usando de forma fraudulenta harinas de origen animal, prohibidas desde 1994, para la alimentación de sus reses.

Este 15 de marzo, cuando se ha estado ocultando durante años a la opinión pública la realidad y la gravedad de un problema de seguridad alimentaria que el tiempo se ha encargado de sacar dramáticamente a la luz, resulta escalofriante volver a leer unas recientes declaraciones de Charles Weissmann, biólogo molecular y uno de los más autorizados expertos del mundo en la enfermedad de las vacas locas. Ante la pregunta sobre si en los próximos años continuarán muriendo personas contagiadas por esta enfermedad en el Reino Unido, su respuesta es contundente: 'Sí. No podemos saber si serán algunos cientos o algunos miles o decenas de miles. Eso es imposible de saber, pero habrá más muertes'.

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La desinformación practicada por algunos de nuestros poderes públicos en estos asuntos no es más que un síntoma conocido -vaya usted a saber cuántos más desconoceremos- de una actitud que, en definitiva, es lo verdaderamente preocupante: que los encargados de vigilar por nuestra seguridad alimentaria parecen anteponer los intereses comerciales del sector empresarial del mercado de la carne a los intereses de la salud del consumidor. Y me temo que este orden de atención de intereses a la hora de tomar grandes decisiones en materia de consumo sea una tentación que asalte permanentemente a los poderes públicos.

Desde las asociaciones de consumidores sostenemos justamente lo contrario: consideramos que la seguridad alimentaria es un tema que merece la mayor atención vigilante por parte de los poderes públicos, que en este asunto el interés del consumidor debe ser lo prioritario, y que, en caso de entrar éste en conflicto con el criterio del beneficio económico para la empresa -especialmente la de un sector en el que algunos desaprensivos han pretendido hacer negocio a costa de nuestra salud-, la prioridad debería seguir teniéndola el primero.

En octubre del pasado año, el Reino Unido conoció un informe oficial sobre la actuación de sus gobiernos en la gestión del mal de las vacas locas. Cuando el coordinador de los trabajos presentó el documento, indicó: 'El público fue traicionado porque no se le consideró capaz de asumir los riesgos de la situación como adultos. Ello, unido al hecho de que las reses eran alimentadas con piensos de vaca y oveja, convirtió la epidemia en un desastre'.

Aprendamos la lección para el futuro: sólo la verdad nos hará libres, lo que, llevado al mundo del consumo, significa que los consumidores tenemos derecho a contar con información veraz, eficaz y completa sobre las características esenciales de los bienes y servicios disponibles para el consumo. Así lo dice la ley y así lo exigimos.

Hoy se celebra el día de nuestros derechos como consumidores. Empecemos por reivindicar el derecho a conocer toda la verdad, por ejemplo, en el asunto de las vacas locas.

Iñaki García Arrizabalaga es vocal de la Junta Directiva de la Unión de Consumidores de Euskadi y profesor de la Universidad de Deusto.

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