Muere un hombre a 50 metros de una clínica de Barcelona sin recibir asistencia médica

La familia denuncia que el centro privado rechazó tres veces prestar ayuda al agonizante

Los hechos ocurrieron a las 13.15 del pasado miércoles. Juan José García Gil, de 67 años, caminaba por la calle de Secretario Coloma de Barcelona, esquina con Mare de Déu de Montserrat. Cuando se encontraba apenas a 50 metros de distancia de la clínica Quirón, un centro hospitalario de titularidad privada, se encontró mal y comenzó a vomitar sangre. Entonces pidió ayuda a un transeúnte, que inmediatamente se dirigió a la entrada de ambulancias del centro para pedir ayuda mientras otros atendían al enfermo. El celador de urgencias, según la versión de la familia de la víctima, le indicó que no ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Los hechos ocurrieron a las 13.15 del pasado miércoles. Juan José García Gil, de 67 años, caminaba por la calle de Secretario Coloma de Barcelona, esquina con Mare de Déu de Montserrat. Cuando se encontraba apenas a 50 metros de distancia de la clínica Quirón, un centro hospitalario de titularidad privada, se encontró mal y comenzó a vomitar sangre. Entonces pidió ayuda a un transeúnte, que inmediatamente se dirigió a la entrada de ambulancias del centro para pedir ayuda mientras otros atendían al enfermo. El celador de urgencias, según la versión de la familia de la víctima, le indicó que no podía salir nadie y le recomendó buscar ayuda para trasladar al hombre hasta el hospital.

Más información

Cuando el transeúnte llegó al lugar donde se encontraba Juan José García, éste ya estaba en el suelo y sangraba abundantemente. Al cercionarse de que no podría llegar al hospital, el primer transeúnte y otros dos volvieron de nuevo al centro para exigir que saliera alguien y el mismo celador les indicó que había llamado al médico de guardia, quien le había dicho que no podía salir. Ante la indignación de los tres ciudadanos, siempre según la versión familiar, el celador optó por increparles y les recomendó que llamaran a una ambulancia.

Las personas que atendían al enfermo decidieron llevarle a peso al hospital, pero al comprobar que la hemorragia era cada vez más intensa, optaron por pedir una camilla al mismo celador de la clínica, quien supuestamente les dijo que no podía dársela e insistió en que llamaran al 061. La familia de la víctima sostiene que cuando los tres ciudadanos pidieron un teléfono para llamar, el celador les dijo que el teléfono que tenía más a mano sólo servía para llamadas internas, por lo que los tres testimonios acabaron por llamar a través de un portátil que llevaba una persona que pasaba por la calle. Unos minutos más tarde, mientras esperaban al servicio de emergencia, bajaron dos enfermeras de la Quirón con material elemental para hacer una cura de urgencia. Al comprobar la gravedad de la situación una de ellas regresó al centro en busca de un médico. Cuando éste llegó, el enfermo ya había fallecido. La ambulancia del 061 llegó cinco minutos más tarde.

El director médico de la Clínica Quirón, Jaume Bonet, negó ayer que se hubiera producido desatención, aunque admitió que sus profesionales no se pusieron en marcha hasta la segunda vez que los transeuntes acudieron a pedir ayuda. Aseguró que tardaron 'sólo 10 minutos' en atender al enfermo, en contra de lo sostenido por los los testigos del suceso, que relataron al diario Avui y ayer ratificaron que tardaron 'por lo menos veinte minutos'. Según Bonet, 'el portero les indicó que trasladaran al paciente' a la clínica.

Una de las hijas de la víctima, Paquita García, recordó ayer que 'el celador se negó incluso a prestar una de las camillas para socorrer a mi padre'. La familia formalizó ayer una denuncia contra la clínica por denegación de auxilio.

El director médico aseguró ayer en descargo del centro que su personal no conocía la gravedad del caso. 'De heberlo sabido, y lo digo a toro pasado, sí que hubiera salido directemante un equipo médico'. En opinión de Bonet, la indignación de los testimonios 'es lógica', puesto que 'para la gente que se encuentra en este tipo de situaciones, cada minuto que pasa puede parecer un año'. El director del cuerpo facultativo, Lleonard Marquès, recordó que la normativa interna impide que un médico de guardia abandone el centro, por eso, quien acudió fue una enfermera supervisora de urgencias y una auxiliar. El secretario del Colegio de Médicos de Barcelona, Josep Padrós, criticó la forma de proceder del personal de guardia y recordó que el colegio recomienda a los médicos que valoren cada caso 'independientemente del lugar'. Por otra parte, la familia de Manuel Fernández, fallecido el pasado día 11 en las inmediaciones de un centro de salud sevillano, anunció ayer que presentará una querella en la que figuran como imputados el médico y el celador del Servicio Especial de Urgencias (SEU) y, como responsable civil subsidiaria, la Junta, informa J. Mayordomo.

Sobre la firma

Archivado En