Un cambio positivo
Los cambios en la ley que regula las empresas de trabajo temporal en España, el más significativo de agosto de 1999, han supuesto un paso decisivo para la madurez del sector. Desde Vedior-Laborman realizamos un balance positivo, a pesar de conllevar un notable cambio en la forma de entender el negocio. Desde un punto de vista económico, el sector mantuvo su ritmo de crecimiento en ventas, superior al 10%, y asumió con normalidad el cambio legislativo.Resulta interesante analizar algunas de las consecuencias del cambio legislativo. En primer lugar, una mayor aceptación social de las empresas de...
Los cambios en la ley que regula las empresas de trabajo temporal en España, el más significativo de agosto de 1999, han supuesto un paso decisivo para la madurez del sector. Desde Vedior-Laborman realizamos un balance positivo, a pesar de conllevar un notable cambio en la forma de entender el negocio. Desde un punto de vista económico, el sector mantuvo su ritmo de crecimiento en ventas, superior al 10%, y asumió con normalidad el cambio legislativo.Resulta interesante analizar algunas de las consecuencias del cambio legislativo. En primer lugar, una mayor aceptación social de las empresas de trabajo temporal, debido a la mejora de la situación económica de los trabajadores, al producirse una equiparación real con los salarios de los trabajadores de nuestras empresas clientes.
En segundo lugar y relacionado con ello, la nueva ley también supone una mayor competencia en el sector y la concentración en grupos fuertes. Hay que tener en cuenta que la nueva regulación ha tenido un mayor impacto en aquellas ETT que no estaban retribuyendo a sus trabajadores según el proceso de convergencia salarial diseñado en el convenio de ETT de enero de 1998.
En este sentido, Vedior-Laborman siempre ha defendido la adecuación de salarios según convenio de la empresa usuaria y ha sido la política que hemos practicado para adelantarnos al nuevo contexto creado por la ley.
La mayor competencia y la disminución de los márgenes en el conjunto del sector ha conllevado a la reducción, por primera vez en la historia, del número de empresas. En 1998 el número de empresas era de 450, mientras que en 1999 fue de 405.
La tercera consecuencia es la tendencia a la especialización con el objetivo de aportar mayor valor al cliente. En Vedior-Laborman desde hace más de cuatro años venimos trabajando en estas líneas, así hemos desarrollado las divisiones de Administración y Finanzas, Hostelería y Agropecuaria.
También tras la equiparación salarial, se especulaba con que los servicios de una ETT perderían valor de cara al cliente y se encarecían los precios. Sin embargo, hemos sabido ofrecer un compromiso de calidad y servicio que ha permitido que nuestros clientes nos sigan considerando una solución global a sus necesidades en recursos humanos.
Sin lugar a dudas, el adelanto de la reforma nos ha obligado a acelerar nuestros planes de adaptación y estar más próximos a las necesidades de los trabajadores y los clientes. Nuestro modelo de negocio se ha visto reorientado a un nuevo escenario en el que prima, por encima del argumento económico, la responsabilidad y la satisfacción al cliente mediante la oferta de un servicio integral en recursos humanos que dé respuesta a todas y cada una de sus necesidades.
Jesús Fernández es consejero delegado de Vedior-Laborman
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