Las otras cuotas

Las nuevas tecnologías han revolucionado la difusión de los productos cinematográficos de Hollywood. Los creativos mantienen que esa revolución no ha tenido reflejo alguno en sus salarios y ahora se enfrentan a los productores por el cobro de los denominados "derechos residuales", los beneficios multimillonarios de la difusión por cable, Internet y la venta al extranjero de las películas o series televisivas.El punto de mayor polémica es que los escritores no cobran derechos de autor en la reposición de programas en Internet y ahora reclaman que eso cambie.

La cuota a pagar por la repos...

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Las nuevas tecnologías han revolucionado la difusión de los productos cinematográficos de Hollywood. Los creativos mantienen que esa revolución no ha tenido reflejo alguno en sus salarios y ahora se enfrentan a los productores por el cobro de los denominados "derechos residuales", los beneficios multimillonarios de la difusión por cable, Internet y la venta al extranjero de las películas o series televisivas.El punto de mayor polémica es que los escritores no cobran derechos de autor en la reposición de programas en Internet y ahora reclaman que eso cambie.

La cuota a pagar por la reposición de programas en la televisión digital también levanta ampollas. Hace 20 años, los escritores se sometieron a los requerimientos de los productores en el cobro de cuotas por la reposición de programas en la entonces emergente televisión por cable.

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Ambas partes acordaron una fórmula de pago que fue revisada en 1988 y que ahora proporciona a los escritores un 2% del beneficio que saca un productor por la reventa de un programa. Si se traduce ese porcentaje a cantidades concretas, los escritores cobran una media de 6.500 dólares (1,2 millones de pesetas) por la reposición de un episodio de una hora.

Los autores aseguran que este porcentaje es insuficiente, especialmente dada la creciente propensión de las cadenas a repetir las series televisivas. El secretario general de la Asociación de Escritores de la Costa Oeste (de Estados Unidos), Michael Mahern, explica, según publicó ayer el New York Times, que "hace 20 años, no se debía cobrar mucho dinero por las películas o series a las cadenas porque se lanzaban a las nuevas tecnologías y no se sabía si iban a tener éxito o no".

Mahern considera que esos nuevos mercados ya están "maduros" y que ha llegado el momento de cobrarles unas cuotas mayores.

A escritores y actores no solo les consume la obsesión por el tema financiero. También les preocupa la manera en la que se muestran los créditos de sus películas en las emisiones de las nuevas tecnologías.

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