Anticuado y burocratizado

Burocratizado, anticuado, el Instituto Nacional de Meteorología (INM) no ha sabido evolucionar. Es la crítica más suave que se puede oír entre los que saben algo de meteorología o de clima. La mayoría de ellos ha dejado por imposible cualquier colaboración con un organismo que afirma -al parecer sin razón- que tiene la exclusiva de la predicción meteorológica en estos tiempos de privatización y competencia, y que, sin embargo, no se mantiene al tanto de las novedades y desconfía de los que sí lo hacen.Los ejemplos abundan: a sus funcionarios no les dejan formarse como investigadores, ni acepta...

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Burocratizado, anticuado, el Instituto Nacional de Meteorología (INM) no ha sabido evolucionar. Es la crítica más suave que se puede oír entre los que saben algo de meteorología o de clima. La mayoría de ellos ha dejado por imposible cualquier colaboración con un organismo que afirma -al parecer sin razón- que tiene la exclusiva de la predicción meteorológica en estos tiempos de privatización y competencia, y que, sin embargo, no se mantiene al tanto de las novedades y desconfía de los que sí lo hacen.Los ejemplos abundan: a sus funcionarios no les dejan formarse como investigadores, ni aceptar becas para estudiar en el extranjero. Trabajos hechos en departamentos universitarios o ministeriales que pueden ayudar a la predicción son rechazados sin contemplaciones. Los especialistas ajenos al instituto no tienen acceso a la enorme cantidad de datos que circulan por la red meteorológica mundial, inventada mucho antes que Internet. El INM acapara representaciones oficiales sin que al país parezca servirle para nada. En el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, de la ONU, la representación española la ostenta el director del INM, pero los demás españoles que participan lo desconocen y no reciben ninguna información. En un grupo de trabajo del IPCC, de 15 especialistas españoles, sólo uno es del INM.

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En las predicciones, su función principal, también falla. Un conocedor del INM señala que todo se ha hecho a bandazos desde hace muchos años. El modelo de predicción que utiliza el INM ahora está comprado a los países nórdicos y más o menos adaptado a las características de la península Ibérica, pero la falta de medios técnicos hace que las predicciones a más de un día se hagan como hace 20 años. Y a tres o cuatro días fallan mucho. Los intentos de comercialización no han tenido éxito. Un solo ejemplo: una cadena de televisión de ámbito nacional compra fuera la información, que analiza un especialista ajeno al INM.

Un meteorólogo es oficialmente un físico o matemático que ha hecho dos años de cursos para divorciarse luego de la investigación. En este aspecto coinciden los especialistas: "Me gustaría que la oficina meteorológica de mi país fuera homologable a la de otros países desde el punto de vista de la investigación, que reconociera el estatus de investigador", señala Sergio Alonso, catedrático de Meteorología en las Islas Baleares. "La universidad ansía colaborar con el INM", asegura Antonio Ruiz de Elvira, catedrático de Fisica en Alcalá de Henares.

Los últimos años han sido malos. El INM pasó al nuevo Ministerio de Medio Ambiente y con Isabel Tocino la situación empeoró. Un ejemplo: el ministerio se retiró del Programa Nacional de Investigación sobre el Clima, como si el tema le fuera ajeno.

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