Tribuna:

Amor por el arte

Figura clave en el proceso de ampliación y reforma del Museo del Prado, con José Antonio Fernández Ordóñez desaparece una persona siempre comprometida con arduas y difíciles empresas.Él fue quien desde la presidencia del Patronato, cargo que ocupaba desde hacía seis años y para el que había vuelto a ser elegido, por tercera vez, hace pocos días, impulsó el Pacto Parlamentario de 1995 por el que el museo salía de la polémica diaria de los partidos políticos. Se permitía así el imprescindible sosiego para comenzar su ampliación. A él se deben también una obra tan importante como el impulso para ...

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Figura clave en el proceso de ampliación y reforma del Museo del Prado, con José Antonio Fernández Ordóñez desaparece una persona siempre comprometida con arduas y difíciles empresas.Él fue quien desde la presidencia del Patronato, cargo que ocupaba desde hacía seis años y para el que había vuelto a ser elegido, por tercera vez, hace pocos días, impulsó el Pacto Parlamentario de 1995 por el que el museo salía de la polémica diaria de los partidos políticos. Se permitía así el imprescindible sosiego para comenzar su ampliación. A él se deben también una obra tan importante como el impulso para la remodelación integral de las cubiertas del edificio Villanueva y recomendaciones decisivas en la redacción del Plan Museográfico que se aprobó en 1997.

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Ingeniero de Caminos de profesión, no sólo construyó bellísimos puentes en los lugares más variados del mundo, sino que también supo tender los puentes imprescindibles para una obra tan decisiva como la ampliación del museo.

Pero, sobre todo, me gustaría destacar su tenacidad de carácter, una tenacidad que se unía a una honradez y honestidad fuera de toda duda, así como su continua defensa, por encima de cualquier presión, de la independencia del museo.

Su amor por el arte se concretaba en su pasión por las pinturas y esculturas del Prado. Me gustaría destacar cómo precisamente su interés por el mundo de la cultura clásica y sobre todo de la escultura griega supo plasmarlo en su interés por las nuevas salas dedicadas a la escultura. Un amor que ocupó los últimos años de su vida en un constante trabajo que todos debemos agradecerle.

Fernando Checa es director del Museo del Prado.

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