Una menopáusica precoz recibe el primer trasplante de ovario de la historia

La técnica abre una polémica sobre la posibilidad de prolongar la fertilidad femenina

Margaret Lloyd-Hart, una bailarina estadounidense de 30 años que padecía una menopausia precoz por culpa de la extirpación terapéutica de ambos ovarios, ha recibido el primer trasplante del mundo de dicha glándula sexual. En este caso, el trasplante ha sido del propio tejido ovárico de la paciente, que había sido congelado, pero la técnica puede usarse con cualquier tipo de donante. De momento, la paciente ha producido ya un óvulo, y falta saber si recuperará la menstruación. Cogida por sorpresa, la Asociación Médica británica ha recordado que la nueva técnica planteará problemas éticos si pre...

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Margaret Lloyd-Hart, una bailarina estadounidense de 30 años que padecía una menopausia precoz por culpa de la extirpación terapéutica de ambos ovarios, ha recibido el primer trasplante del mundo de dicha glándula sexual. En este caso, el trasplante ha sido del propio tejido ovárico de la paciente, que había sido congelado, pero la técnica puede usarse con cualquier tipo de donante. De momento, la paciente ha producido ya un óvulo, y falta saber si recuperará la menstruación. Cogida por sorpresa, la Asociación Médica británica ha recordado que la nueva técnica planteará problemas éticos si pretende aprovechar los ovarios de fetos abortados para futuros trasplantes.

La operación, efectuada en Nueva York en febrero, ha sido posible gracias a las investigaciones del médico británico Roger Gosden, considerado el mayor experto actual en biología reproductiva. Gosden presentará sus resultados en el encuentro anual de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, que se celebrará en Toronto la semana próxima.El tejido trasplantado está funcionando y ya ha producido un óvulo. Aún es pronto para saber si ese óvulo puede ser fecundado, y si la paciente recuperará la producción hormonal propia de su edad. Sin embargo, el éxito al menos parcial de la operación ha abierto ya una fuerte polémica entre los especialistas, tanto por las posibilidades que abre como por las cuestiones éticas que suscita.

El trasplante de ovario puede facilitar numerosos tratamientos, algunos de ellos muy controvertidos. Servirá, en primer lugar, para almacenar los ovarios de niñas y mujeres cancerosas que tendrán así la oportunidad de ser madres. Las sesiones de quimioterapia suelen producir esterilidad, y muchas de estas pacientes ya no pueden tener hijos biológicos.

También podrían combatirse muchos casos de menopausia precoz, como el de Margaret Lloyd-Hart. Sin embargo, cuando la menstruación se interrumpe de forma natural con la edad, la cuestión es más complicada. Algunos científicos creen que los cambios hormonales sufridos por el organismo son irreversibles. Para los que sostienen lo contrario, comienza la parte más polémica del nuevo tratamiento.

Recuperar la fertilidad

Una vez creados los bancos de ovarios adecuados, una mujer menopaúsica podría recibir el de una donante más joven. De no haber rechazo y con una estimulación hormonal adecuada, es posible que la receptora recupere la fertilidad. En tal caso, su edad sería lo de menos. Una paciente de 60 o más años estaría fisiológicamente preparada de nuevo para procrear sin necesidad de recurrir a una donación de óvulos. Los ovarios producen las hormonas sexuales femeninas, estrógeno y progesterona, y en sus cavidades, denominadas folículos, se desarrollan los óvulos.

Las donantes mismas de óvulos son el otro escollo ético del tratamiento. Hace cinco años, la Cámara británica de los Comunes prohibió el uso científico de ovarios de fetos abortados. La posibilidad de que un feto facilitara el nacimiento de otro niño fue rechazada de plano por los parlamentarios británicos. Roger Gosden, que había estudiado esa técnica en la Universidad de Edimburgo, prefiere centrarse ahora en las mujeres que retrasan el primer embarazo por motivos personales o laborales. Un trasplante de su propio tejido ovárico congelado a tiempo bastaría para que fueran madres cuando les conviniera.

Ajena por el momento a los aspectos más polémicos de su tratamiento, Margaret Lloyd-Hart, nacida en Tucson (Arizona), no ha tenido reparos en contar con todo detalle su caso. A los 17 años le extirparon el primer ovario, que estaba lleno de quistes. El año pasado le fue extirpado el otro debido a un tratamiento para corregir una alteración hormonal . Como esta vez la glándula estaba sana, ella misma pidió que la congelaran para no perder la posibilidad de tener hijos algún día.

"Me vi con 29 años y menopáusica precoz. Me faltaban las fuerzas, tenía sofocos y apenas podía dormir", ha asegurado a The Daily Telegraph. La bailarina buscó en Internet el nombre de algún especialista que pudiera ayudarla, y encontró a Gosden, catedrático de Biología Reproductiva en Leeds.

Lloyd-Hart accedió a convertirse en la primera receptora de un trasplante de ovario. Gosden no es cirujano y le recomendó a un colega suyo, Kutluk Otkay, del Hospital Metodista de Nueva York. Otkay tomó una parte del tejido ovárico y lo unió a la pared de la pelvis, lo más cerca posible del lugar donde aparecen normalmente los ovarios. Una vez comprobado que el injerto no producía rechazo alguno, éste fue estimulado con hormonas para facilitar la producción de óvulos. Uno ha sido detectado ya y los médicos desean averiguar ahora si será o no fértil.

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