Reportaje:

La aventura americana

Antonio Almerich SL, abrió sus puertas en 1943 como una fábrica de lámparas pero a finales de los años 70 sus muestrarios contenían tantas referencias de muebles como de lámparas. Era y sigue siendo una empresa familiar, donde ahora conviven la segunda y tercera generación de los Almerich. La sociedad, radicada en el polígono industrial de Fuente del Jarro, en Paterna, emplea a 80 personas y tiene una facturación consolidada de 1.000 millones de pesetas anuales. La mitad de su producción se exporta a 40 países, aunque en Alemania y Extremo Oriente están sus principales clientes. Su apuesta en ...

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Antonio Almerich SL, abrió sus puertas en 1943 como una fábrica de lámparas pero a finales de los años 70 sus muestrarios contenían tantas referencias de muebles como de lámparas. Era y sigue siendo una empresa familiar, donde ahora conviven la segunda y tercera generación de los Almerich. La sociedad, radicada en el polígono industrial de Fuente del Jarro, en Paterna, emplea a 80 personas y tiene una facturación consolidada de 1.000 millones de pesetas anuales. La mitad de su producción se exporta a 40 países, aunque en Alemania y Extremo Oriente están sus principales clientes. Su apuesta en 1987 por la diversificación le llevó a producir piezas de diseño contemporáneo y a convertirla en una de las pocas empresas en el mundo que combinan el estilo clásico con el moderno y contemporáneo en una proporción de 45%, 45% y 10%, respectivamente. De la sociedad limitada Antonio Almerich, responsable de la producción y la red comercial, dependen otras dos sociedades: Metalmerich y Aldicodi, dedicada al diseño en ebanistería. Cada paso adelante de esta compañía se ha logrado gracias a la diversificación. Primero fueron las lámparas, después el mueble auxiliar metálico y después llegó la madera. "Sólo cinco empresas valencianas continuamos en pie y con el mismo nombre desde inicios de la crisis", advierte Antonio Almerich, de 51 años, presidente de la sociedad. Su devoción por el diseño le llevó en 1986 a ser él mismo quien trazara los primeros bocetos contemporáneos. "Cerca de casa tenía un piso en el que me encerraba a dibujar. Un móvil me mantenía conectado con el mundo exterior", recuerda Almerich. Con el paso del tiempo, el mueble contemporáneo ha cobrado protagonismo en la sociedad y conocidos diseñadores como Oscar Tusquets, Miquel Milà, Andrés Ricart, Ricard Ferrer, José Martí, Ximo Roca o Eduardo Albors han creado para Almerich. Por el contrario, las piezas de estilo clásico se producen todas en la empresa. "Todavía existe un gran desprecio hacia el mundo de lo clásico. Éste no valora al contemporáneo y a la inversa. Nosotros somos una rara avis al compaginar ambas tendencias", prosigue el industrial, partidario de que también se diseñe en clásico. "La verdad no veo a las generaciones venideras con estilo Luis XV en sus casas", concluye. La compañía, con las marcas Almerich y Albor Classic, y Almerich y Albor Desing, vio en 1998 sendas posibilidades de expansión internacional con su participación en dos consorcios. Hotec, un grupo de empresas valencianas especializadas en el equipamiento hotelero auspiciada por el Instituto Valenciano de la Exportación (IVEX), es uno de ellos. "No es un negocio inmediato, se han presentado numerosos proyectos y presupuestos para equipar hoteles en toda la zona del Caribe; Cuba, Santo Domingo... Es un proyecto abierto", explica Almerich. Este consorcio ofreció sus servicios al cantante Julio Iglesias para equipar su casa en Punta Cana (República Dominicana). La segunda iniciativa en la que participa Almerich se llama Covalux. Se constituyó hará hace dos años y la conforman cinco empresas que distribuyen piezas de iluminación en EE UU y Canadá. "Los consorcios siempre son proyectos a medio o largo plazo", reflexiona. Covalux se estrenó en el complicado mercado americano con su participación en el certamen de la iluminación de Dallas en enero de 1999. "Es la feria más importante del país. Fue muy positivo, todo un éxito", recuerda satisfecho el industrial. Gracias al conocimiento que uno de los socios del consorcio tenía del mercado americano el catálogo y todos su productos se homologaron en EE UU en un tiempo récord. "El capital es valenciano, pero el consorcio es americano", aclara. Pero los objetivos comerciales de los Almerich no acaban en Norteamérica y desde hace un tiempo observan con interés los macromercados de China y Japón. "En Japón la crisis todavía puede durar algún tiempo, pero China creo que nos dará muchas satisfacciones. El mercado en el que más podemos confiar, sin embargo, es el europeo", añade. De la gestión de esta empresa de tamaño mediano, Almerich destaca su vocación por que siga teniendo una estructura familiar pero "profesionalizada". La tercera generación de los Almerich se incorporó hace dos o tres años a la compañía y la sociedad está en pleno proceso de adaptación del conocido como protocolo familiar. Otro de los aspectos reseñables de Antonio Almerich es su implicación con las instituciones empresariales. Aunque sus negocios le roban casi todo su tiempo, el industrial está ligado a la práctica totalidad de entidades económico-empresariales de Valencia. Forma parte desde los inicios del comité organizador de la Feria Internacional de la Iluminación. También se incorporó en mayo de 1998 al comité ejecutivo de la Cámara de Comercio de Valencia, cargo que tuvo que dejar, muy a su pesar, al ser incompatible con la presidencia de la Federación Metalúrgica Empresarial Valenciana (Femeval), la que cuenta con mayor peso en la patronal provincial. En las últimas semanas su nombre ha ido de boca en boca como uno de los candidatos posibles a la presidencia de la Feria de Valencia. Con este currículo, Antonio Almerich se perfila como uno de los dirigentes con más futuro en círculos empresariales.

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