La Tierra pierde cada año un 1% de su riqueza forestal y acuática

España, 5ª del mundo en especies amenazadas

El segundo informe sobre el estado del planeta elaborado por la organización ecologista internacional WWF/Adena ofrece un panorama preocupante sobre la velocidad de desaparición de la flora y la fauna mundiales: desde 1970, la Tierra ha perdido el 30% de su riqueza natural, a un ritmo de un 1% anual. La estimación se basa en un índice que combina la pérdida de superficie forestal y la evolución de las poblaciones animales acuáticas, tanto marinas como de agua dulce, con datos recabados en 151 países.

La superficie de la Tierra cubierta por bosques de cualquier tipo ha sufrido un notab...

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El segundo informe sobre el estado del planeta elaborado por la organización ecologista internacional WWF/Adena ofrece un panorama preocupante sobre la velocidad de desaparición de la flora y la fauna mundiales: desde 1970, la Tierra ha perdido el 30% de su riqueza natural, a un ritmo de un 1% anual. La estimación se basa en un índice que combina la pérdida de superficie forestal y la evolución de las poblaciones animales acuáticas, tanto marinas como de agua dulce, con datos recabados en 151 países.

La superficie de la Tierra cubierta por bosques de cualquier tipo ha sufrido un notable retroceso desde los años sesenta, con una pérdida del 10% de la cubierta forestal. Esto representa la desaparición de casi 150.000 kilómetros cuadrados de bosque cada año, el equivalente a un tercio de la superficie española. Pero la situación es bastante peor de lo que refleja esa cifra, porque los bosques, sobre todo los de zonas templadas, han experimentado en paralelo una reducción del número de especies que acogen, es decir, un empobrecimiento en su biodiversidad. Actualmente, la mitad de los bosques del mundo se encuentran en Europa, Rusia y América del Norte, y en estas zonas la superficie forestal ha permanecido razonablemente constante. Los bosques de África, Asia y América Latina, sin embargo, han sufrido grandes retrocesos, cercanos al 20%.

Concretar la degradación de los ecosistemas acuáticos es más difícil, ya que las variaciones no consisten en meras pérdidas de superficie. Para el caso de los ecosistemas de agua dulce, los expertos de WWF/Adena han basado sus conclusiones en las variaciones que han experimentado desde 1970 las poblaciones de 19 especies de mamíferos, 92 de aves, 72 de reptiles, 54 de anfibios y 44 de peces.

La organización ecologista advierte de que esta forma de estimación es imperfecta, y deberá ser revisada en el futuro con más especies, pero las conclusiones provisionales son preocupantes: en promedio, desde 1970 las poblaciones de agua dulce han disminuido en un 45% (esta cifra no implica que el 45% de las especies hayan desaparecido en cada zona, sino que las poblaciones se han reducido).

Un fenómeno particularmente alarmante es la disminución de las poblaciones, y a veces la extinción, de varias especies de anfibios, algo que ha ocurrido incluso en reservas naturales donde estas especies están protegidas. Las razones más probables son la pérdida de calidad de las aguas y el aumento de radiación ultravioleta provocado por el agujero de ozono.

Por su parte, las poblaciones de los ecosistemas marinos -se han utilizado en el estudio 102 especies de peces, reptiles, aves y mamíferos marinos- han experimentado un descenso del 35% desde 1970.

España, con 985 especies vegetales amenazadas (el 19% del total de especies vegetales del país), ocupa el quinto lugar del mundo por ese criterio, después de Mauricio, Estados Unidos, Jamaica y Turquía. En la clasificación general de países que más negativamente afectan al medio ambiente, España ocupa el puesto 19.

Las principales razones de la pérdida de riqueza natural en el mundo son el incremento de la actividad económica y el crecimiento demográfico. En concreto, los factores que más contribuyen al deterioro son el creciente consumo de cereales, carne, pescado, madera, papel y energía, con el consiguiente crecimiento del uso de fertilizantes artificiales y de emisiones de gases de efecto invernadero que están calentando el planeta. El consumo de recursos, y la subsiguiente contaminación, están creciendo a un ritmo del 2% anual en todo el mundo.

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