Crítica:CANCIÓN

Un Lorca intimista

Libro de Granada se le llama al Diván del Tamarit, del granadino Federico García Lorca. Otro granadino, Carlos Cano, le ha puesto música y lo lanza de nuevo al aire enhebrado en su hermosa voz. Es un canto sentido, en el que el cantor nos parece tremendamente implicado. Si la canción de Carlos Cano nunca es banal, aquí nos llega con un mensaje de compromiso insobornable con la voz del poeta muerto. Escuchamos versos que se encuentran entre los más bellos que García Lorca escribiera. La música de Cano les da una dimensión sin ninguna arista espectacular, seguro que intencionadamente rehuida po...

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Libro de Granada se le llama al Diván del Tamarit, del granadino Federico García Lorca. Otro granadino, Carlos Cano, le ha puesto música y lo lanza de nuevo al aire enhebrado en su hermosa voz. Es un canto sentido, en el que el cantor nos parece tremendamente implicado. Si la canción de Carlos Cano nunca es banal, aquí nos llega con un mensaje de compromiso insobornable con la voz del poeta muerto. Escuchamos versos que se encuentran entre los más bellos que García Lorca escribiera. La música de Cano les da una dimensión sin ninguna arista espectacular, seguro que intencionadamente rehuida por el cantante, pero su capacidad de sugestión va incrementándose paulatinamente a medida que desentraña cada nuevo tema de la obra.Canciones, cantos, de entrañable intimismo, confidencias con frecuencia dichas a media o en baja voz, como se dicen esas cosas que uno nunca puede gritar, porque el pudor nos impide desnudarnos demasiado.

"Diván del Tamarit", poesía de Federico García Lorca cantada por Carlos Cano

Dirección musical y piano: Benjamín Torrijo. Batería y percusión: Francisco Rodríguez. Teclados: Bob Painter. Saxo y flautas: Jaime Muela. Metales: Antonio Ximénez. Bajo y contrabajo: Richi Ferrer. Guitarras: Älvaro Girón. Coros: Araceli Lavado y Luis Miguel Baladrón. Centro Cultural de la Villa. Madrid, 16 de diciembre. 2.800 pesetas.

Es cierto que la unidad temática del libro lorquiano puede transmitir sensaciones de reiteración estilística, es cierto -o a mí me lo parece- que Cano ha querido mantenerse rigurosamente fiel a esa intención del poeta y evitar cualquier ruptura estética que en ningún caso es propiciada por los textos. Ello ha añadido dificultad a su trabajo, indudablemente, pero le ha permitido una creación riquísima en matices, sugerencias, intenciones. Carlos Cano, una vez más, evidencia que es uno de los autores e intérpretes con más talento de nuestra escena musical y, sobre todo, uno de los más impermeables a la vulgaridad o el lugar común.

Una pregunta se me ocurre: ¿por qué ese trajín a que someten a los dos integrantes de los coros? Entradas, salidas, cambios de prendas... Déjenlos quietos en su lugar, que ella especialmente canta muy bien y sin moverse tanto pueden hacer perfectamente su trabajo.

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