Europa conmemora el fin de la I Guerra Mundial con la ausencia de Schröder

Gerhard Schröder no quiso ir a París ayer para conmemorar el 80º aniversario del fin de la IGuerra Mundial, y su portavoz, Uwe-Karsten Heye, justificó con excusas diplomáticas la ausencia, que ha despertado susceptibilidades en Francia. Heye dijo a la radio alemana que la invitación había sido cursada a nombre del anterior canciller federal, Helmut Kohl, y que Schröder debía participar en el debate parlamentario sobre su discurso de Gobierno.

Por su sensibilidad hacia el pasado y su condición de historiador, Helmut Kohl difícilmente hubiera dejado pasar una cita como la de París. Sc...

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Gerhard Schröder no quiso ir a París ayer para conmemorar el 80º aniversario del fin de la IGuerra Mundial, y su portavoz, Uwe-Karsten Heye, justificó con excusas diplomáticas la ausencia, que ha despertado susceptibilidades en Francia. Heye dijo a la radio alemana que la invitación había sido cursada a nombre del anterior canciller federal, Helmut Kohl, y que Schröder debía participar en el debate parlamentario sobre su discurso de Gobierno.

Por su sensibilidad hacia el pasado y su condición de historiador, Helmut Kohl difícilmente hubiera dejado pasar una cita como la de París. Schröder, que seguía ayer con rostro de cansancio el debate sobre la reforma sanitaria en el Bundestag, seguramente hubiera podido abandonar por un par de horas su sillón azul del Parlamento como hizo el día anterior para entrevistarse con José María Aznar. Más allá de susceptibilidades ajenas y excusas propias, Schröder demostró una nueva orientación y un nuevo estilo al no participar en la conmemoración.El canciller no cuestiona las responsabilidades históricas de Alemania, pero desea asociar su imagen más con el futuro que con el pasado, y el tiempo dirá si consigue evadirse de una parte de los rituales que le impone la penosa historia de este siglo o si debe aceptar más actos simbólicos de los que le gustaría para no ofender a los países y pueblos que fueron sus víctimas. La falta de entusiasmo de Schröder por el recuerdo de la guerra quedó patente durante su reciente visita a Varsovia, donde se suprimió una ofrenda floral ante la tumba del soldado desconocido. El canciller, no obstante, estuvo el lunes en la sinagoga de Berlín para conmemorar el 60 aniversario de la noche del 9 de noviembre, inicio de la persecución masiva de los judíos en el III Reich. Frente a Schröder, el presidente federal, Roman Herzog, abordó un asunto polémico: la dosificación del recuerdo para éste permanezca vivo y no origine un embotamiento de la sensibilidad.

Schröder, que nació en 1944 y no llegó a conocer a su padre, caído en el frente de Rumania, indicó cuál es su relación con la historia durante su discurso programático el martes. Con el nuevo Gobierno llega al poder en Alemania una generación que no ha vivido directamente la II Guerra Mundial, dijo Schröder, que se refirió al "orgullo de ser alemán" ante el Parlamento. La conciencia de sí mismos de los alemanes es "la de una nación adulta, que no se siente ni superior ni inferior a nadie". Se trata de una nación "que asume la historia y su responsabilidad pero que con ello mira hacia adelante", señaló el canciller, según el cual los vecinos de Alemania saben que "pueden confiar tanto mejor en nosotros cuanto más confiemos nosotros mismos en nuestras fuerzas". Refiriéndose al aniversario de la IGuerra Mundial, Schröder manifestó que ambos pueblos están irreversiblemente unidos en la conciencia de que algo así no debe repetirse jamás.

En París, la conmemoración del armisticio que puso fin a la Gran Guerra se convirtió en un jornada de fraternidad franco-británica, de reconocimiento y exaltación de los 1.430.000 soldados franceses y 900.000 británicos muertos. En el arco del Triunfo y en los Campos Elíseos, las tradicionales flores azules francesas, cedieron parte del protagonismo a las amapolas, emblema del soldado británico, mientras Jacques Chirac compartía la jornada con la reina de Inglaterra, Isabel II.

El presidente francés invitó a los países europeos a construir una "auténtica defensa" continental como condición necesaria para que Europa pueda "afirmar su autoridad política". Más que en la conmemoración en sí, que ciertamente no aporta un soporte histórico muy claro, Chirac inspiró su palabras en la presencia de la reina inglesa y en la novedosa disposición británica a trabajar en la construcción de la defensa europea, mostrada recientemente por el primer ministro Tony Blair.

La ceremonia conmemorativa del 80 aniversario del fin de la I Guerra Mundial transcurrió, por lo demás, envuelto en la polémica interna sobre el reconocimiento a los soldados franceses que fueron fusilados por haberse negado a secundar las órdenes del muy polémico general Robert-Georges Nivelle. El gesto del primer ministro Lionel Jospin de "reintegrar a estos soldados en la memoria colectiva", ha sido rechazado por Jacques Chirac.

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