El tráfico de mujeres ha crecido un 80% desde la caída del muro de Berlín

Una reunión analiza el problema en Europa

La criminalización de las víctimas es el mayor obstáculo en la lucha contra el tráfico de mujeres. En la Unión Europea (UE), alrededor de medio millón de mujeres están sometidas a este fenómeno de esclavitud, que ha aumentado en un 80% desde la caída del telón de acero en 1989, según datos de Bruselas. Para hacer frente al problema se celebra en Viena este fin de semana una conferencia internacional, en la que participan organismos internacionales y más de 20 organizaciones no gubernamentales, y a la que asiste la comisaria europea de Interior y Justicia, Anita Gradin. La coordinación, coincid...

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La criminalización de las víctimas es el mayor obstáculo en la lucha contra el tráfico de mujeres. En la Unión Europea (UE), alrededor de medio millón de mujeres están sometidas a este fenómeno de esclavitud, que ha aumentado en un 80% desde la caída del telón de acero en 1989, según datos de Bruselas. Para hacer frente al problema se celebra en Viena este fin de semana una conferencia internacional, en la que participan organismos internacionales y más de 20 organizaciones no gubernamentales, y a la que asiste la comisaria europea de Interior y Justicia, Anita Gradin. La coordinación, coincidieron los participantes, es esencial para frenar este tráfico.No fue la única conclusión de la conferencia. Los participantes también estuvieron de acuerdo en que la batalla contra el tráfico de mujeres no es sinónimo de lucha contra la prostitución, sino al contrario: la legalización de los servicios sexuales disminuiría el tráfico clandestino.

"El tráfico es un problema de migración", afirmó María Cristina Boidi, coordinadora de una asociación austriaca. "Colisionan la complejidad del derecho penal con la simplicidad de las leyes de extranjería: si una mujer se decide a declarar, debe conocer al traficante -muchas veces no es así- y tiene que ser aceptada su denuncia. Si se llega a juicio, falta detener al culpable, y tras el proceso, condenarlo. Pero a una mujer sin permiso de residencia la expulsan de un día para otro", explicó. Es decir, se convierten en perseguidas. La ministra austriaca de Asuntos de la Mujer, Barbara Prammer, aprovechó para pedir la cooperación de la UE (Austria preside este semestre) con los países del Este -donde ya existen algunas campañas de prevención- y lanzar programas de protección a las víctimas. Ya lo están haciendo Austria, Bélgica y Holanda.

Austria concede un permiso de estancia de tres meses a las víctimas de este tráfico clandestino. Si éstas además declaran contra sus presuntos secuestradores, el visado se prolonga mientras dura el juicio. La ley prevé también indemnizaciones para ellas, pero todavía no se ha cobrado ninguna. Después del proceso, la inmigrante debe, sin embargo, regresar a su país. Pero Austria da este trato sólo a mujeres explotadas sexualmente. Bélgica lo extiende a las víctimas de explotación laboral, a las que se facilita una residencia permanente.

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