La UE y EE UU libran un forcejeo final para un pacto sobre inversiones en Cuba

Con la «positiva conversación» de ayer entre los presidentes francés, Jacques Chirac, y norteamericano, Bill Clinton, la Unión Europea (UE) y Estados Unidos encararon ayer el forcejeo final sobre su más amarga manzana de la discordia. Pretenden lograr de la cumbre transatlántica, que se celebrará el lunes próximo entre la UE y EE UU, un acuerdo definitivo sobre las inversiones en Cuba, Irán y Libia, dificultadas por las leyes extraterritoriales norteamericanas conocidas como Helms- Burton y Kennedy-D"Amato.(La mayor inversión en la historia del petróleo y el gas español, protagonizada por la e...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Con la «positiva conversación» de ayer entre los presidentes francés, Jacques Chirac, y norteamericano, Bill Clinton, la Unión Europea (UE) y Estados Unidos encararon ayer el forcejeo final sobre su más amarga manzana de la discordia. Pretenden lograr de la cumbre transatlántica, que se celebrará el lunes próximo entre la UE y EE UU, un acuerdo definitivo sobre las inversiones en Cuba, Irán y Libia, dificultadas por las leyes extraterritoriales norteamericanas conocidas como Helms- Burton y Kennedy-D"Amato.(La mayor inversión en la historia del petróleo y el gas español, protagonizada por la empresa Repsol, está pendiente de una solución satisfactoria, informa Efe.Fuentes diplomáticas recordaron que el grupo español Repsol «tiene una inversión de miles de millones de dólares en Libia», que se ve afectada por la ley D"Amato. Repsol, según la fuente, «no puede arriesgarse a figurar en una lista negra» y sufrir represalias tecnológicas o financieras, si la ley estadounidense se le terminara aplicando.)

Las discusiones son a contrarreloj y a triple nivel: jefes de Estado, altos cargos y expertos. Clinton y Chirac -el europeo más reticente a un acuerdo- abordaron ayer el litigio en Birmingham con ocasión de la reunión del G-8 (los siete países más industrializados del mundo y Rusia), en una «positiva conversación», según la Comisión. El negociador norteamericano, Stuart Eizenstat, mantendrá una tercera ronda con el comisario europeo Leon Brittan en un lugar próximo a York. Y los técnicos de ambas partes están movilizados 24 horas al día perfilando fórmulas de compromiso.

El propósito es alcanzar el pacto antes de las 20 horas del domingo. En ese momento, se reunirán en Bruselas los embajadores de los Quince para aprobarlo o vetarlo. Si hay fumata bianca , será solemnizada el lunes en Londres al final de la cumbre transatlántica EE UU-UE.

Pese a que las posiciones están aún muy distantes, ambos socios consideran ésta como una «ocasión única» para concretar el protocolo de intenciones de abril y cerrar así su principal litigio político-comercial. La gran baza es que apenas discuten de principios y mucho de intereses. Washington busca salvar la cara frente a los recelos del Congreso, fabricante de las polémicas leyes extraterritoriales. Los Quince ya no pretenden su abolición, sino, pragmatismo puro, garantías «seguras y permanentes» de que no afectarán a las empresas europeas. Francia, la más dura defendiendo principios, gira al pragmatismo.

El elemento clave y más polémico de la negociación son las derogaciones de las leyes o «autorizaciones especiales» para Europa. «Si no son seguras y permanentes no habrá pacto», sostienen los Quince. Está acordada la derogación del título cuarto de la Helms-Burton (que prevé la retirada de visados a empresarios que negocien con activos expropiados por Fidel Castro a ciudadanos de EE UU). Pero hay graves diferencias en el título tercero (que autoriza a los expropiados a litigar en los tribunales de EE UU), porque el compromiso de Washington de renovar su suspensión cada seis meses no compromete al sucesor de Clinton. La posible salida es que todo el paquete (incluye un acuerdo de acción conjunta sobre represalias económicas a países terceros peligrosos y el compromiso de EE UU de abstenerse de nuevas leyes extraterritoriales) se vaya renovando también, en «simetría perfecta», cada semestre.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Archivado En